El canto de cisne de Rene Clair
Cuando Las maniobras del amor se estren¨® en Mosc¨², un periodista ruso le pregunt¨® a Ren¨¦ Clair por qu¨¦ ¨¦l, un hombre universalmente conocido como autor de comedias, se hab¨ªa tomado tan en serio un tema amoroso. Ren¨¦ Clair contest¨®, con cierto enojo, que precisamente porque el amor es, para un franc¨¦s, un asunto demasiado serio para dejarlo en comedia".Era el a?o 1956 cuando Clair rod¨® este filme, y el viejo cineasta, tras haber realizado El silencio es oro, La belleza del diablo y Mujeres so?adas, se encontraba otra vez en la cima.
Clair se hab¨ªa eclipsado relativamente, despu¨¦s de la excesiva fama que le dieron sus filmes de anteguerra, como El mill¨®n, ?Viva la libertad!, 14 de julio y Bajo los techos de Par¨ªs, y su fracaso en Inglaterra y Hollywood en los a?os cuarenta con El fantasma va al Oeste, Grandes noticias, La llama de Nueva Orleans, Sucedi¨® ma?ana y Me cas¨¦ con una bruja. Pero con aquellos tres filmes, el considerado por Leon Moussinac como "m¨¢s franc¨¦s de todos los cineastas franceses", se sent¨® de nuevo en la picota.
Despu¨¦s, tras Puerta de las lilas, y convertido en una especie de instituci¨®n francesa viviente, refrendada por su ingreso en la Academia Francesa -Clair es el primero, y, por ahora, ¨²nico cineasta al que han dado cabida en una academia de la lengua-, las sutilezas y calidades tradicionales de su cine se fueron desmoronando poco a poco hasta hacerle desembocar en un pobre refrito de s¨ª mismo en Todo el oro del mundo, Fiestas galantes y dos sketchs para La francesa y el amor y Las cuatro verdades. Y a partir de 1965 Clair enmudeci¨®.
Las maniobras del amor es un filme que comienza en tono de comedia y poco a poco va derrotando hacia el melodrama. El habitualmente ligero lenguaje de Clair se hace solemne, pero sin llegar al engolamiento, como le ocurri¨® en La belleza del diablo. Su c¨¢mara sigue componiendo, con transparencia, im¨¢genes a la altura de los ojos de los actores, y, ciertamente, Clair sab¨ªa c¨®mo sacar partido de ¨¦stos.
Por otra parte, contaba con una Michele Morgan en plenitud, y sobre todo, con un actor prodigioso, uno de los m¨¢s grandes del cine y la escena europea de todos los tiempos, G¨¦rard Philipe.
El d¨²o de ambos en Las maniobras del amor merece verse por s¨ª mismo, y es una delicia descubrir la perfecci¨®n con que Philipe consigue expresar la mutaci¨®n del c¨ªnico y chulo militar del comienzo hasta el desarmado y amargo hombre enamorado del final.
Expresar una mutaci¨®n -supremo test del actor- de esta especie, gradualmente, con un exquisito sentido de la transfiguraci¨®n, el tiempo y la mesura, es coto cerrado, al que s¨®lo tienen acceso los actores de genio, y G¨¦rard Philipe lo era.
Las maniobras del amor se emite hoy, a las 21.40 horas, por la primera cadena.
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