La cat¨¢strofe de M¨¢laga y la compa?¨ªa Spantax
LA CATASTROFE ocurrida ayer en M¨¢laga, cuando un avi¨®n DC- 10 de la compa?¨ªa Spantax se desplom¨® sobre la carretera general a C¨¢diz nada m¨¢s despegar del aeropuerto, es uno de los m¨¢s graves accidentes registrados por la aviaci¨®n espa?ola. Aunque todav¨ªa no se dispone del balance exacto de v¨ªctimas, las impresiones iniciales son que un elevado porcentaje de los 380 pasajeros y los trece tripulantes de la aeronave han perdido la vida o han quedado gravemente heridos. Seguramente ser¨¢n necesarias largas y rigurosas investigaciones para establecer las causas del terrible suceso, que ha ensombrecido el final de un verano hasta ahora tranquilo y sin acontecimientos para la cr¨®nica negra. En espera de los resultados de la futura encuesta, parece obligado,. en cualquier caso, recordar las peculiares caracter¨ªsticas de la empresa de transportes charter responsable de la organizaci¨®n de ese tr¨¢gico vuelo, acusada en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos desde hace tiempo de irregularidades relacionadas con la seguridad de la navegaci¨®n a¨¦rea.Los comienzos de Spantax, fundada en 1959 por Rodolfo Bay Wright, estuvieron rodeados de cierto aura de misterio, y sus actividades iniciales, de carga y de transporte, tuvieron como escenario el continente africano. Las fabulosas oportunidades creadas en Espa?a por el arrollador aumento del turismo durante la d¨¦cada de los sesenta permitieron a la empresa un r¨¢pido crecimiento, y Spantax pronto se dedic¨® fundamentalmente al transporte de viajeros como compaf¨ª¨ªa de vuelos charter. Ni que decir tiene que, como en otros campos de la actividad econ¨®mica durante el anterior r¨¦gimen, la iniciativa privada, de la que se enorgullece el fundador de Spantax, era compatible con apoyos y econom¨ªas extemas procedentes del sector p¨²blico. Todav¨ªa hoy los hangares de Spantax est¨¢n situados, dentro del aeropuerto de Son San Juan, en suelo te¨®ricamente adscrito a usos militares. Pero aunqu¨¦ la compa?¨ªa goz¨® de una gran prosperidad en la boyante ¨¦poca de las vacas gordas, Spantax prosigui¨® una pol¨ªtica que le condujo, cuando comenzaron las vacas flacas, a una anormal situaci¨®n de descapitaaaci¨®n. Resulta, as¨ª, que la empresa, con un capital nominal de unos 170 millones de pesetas, se enfrenta actualmente con deudas del orden de 4.000 millones, de los que la mayor¨ªa de ellos corresponden al Estado, y dispone en su activo de un material de vuelo obsoleto o muy fatigado.
Para hacer frente a la crisis, la compa?¨ªa recurri¨® a expedientes de regulaci¨®n de empleo y consigui¨® tambi¨¦n que la empresa estatal Iberia, pese a su pl¨¦tora de plantilla, recibiera en traspaso a un grupo de antiguos trabajadores de Spantax, que cuenta entre sus asesores a funcionarios p¨²blicos a los que incluso un r¨¦gimen no demasiado estricto de incompatibilidades impedir¨ªa tan ins¨®lito doblete. Para aliviar su situaci¨®n y realizar una parte de su activo, esta empresa privada ha tratado, hasta ahora in¨²tilmente, de endosar a las Fuerzas A¨¦reas su flotilla de Coronado, aviones que han cumplido sobradamente su papel en la historia de la navegaci¨®n a¨¦rea, al menos en los pa¨ªses desarrollados. La dr¨¢stica pol¨ªtica de reducci¨®n de gastos -que afecta tanto a la plantilla como a los trabajos de mantenimiento- y la falta de reposici¨®n, mediante nuevas inversiones, del material amortizado han permitido seguramente a Spantax mejorar sus cuentas de resultados, pero han perjudicado gravemente la seguridad de sus servicios. El personal de la empresa padece horarios de trabajo superiores a la media establecida por las l¨ªneas a¨¦reas normales, y su material de vuelo est¨¢ sometido a ritmos de utilizaci¨®n anormalmente intensos.
De creer a los apologistas del neoliberalismo a la moda, los procedimientos que una empresa privada puede poner en pr¨¢ctica para mejorar su rentabilidad no deben tener m¨¢s limitaciones que las establecidas por las leyes penales. Las prolongadas jornadas de los pilotos y de los auxiliares de vuelo, las revisiones insuficientes de los aparatos y la falta de renovaci¨®n de la flota de vuelo aumentan enormemente las probabilidades de accidentes y cat¨¢strofes. Es cierto que los pilotos de Spantax son profesionales probados, y que ese mismo DC-10 siniestrado ayer en M¨¢laga bati¨® un r¨¦cord de velocidad en vuelo regular de Madrid a Nueva York. Ahora bien, las haza?as del Bar¨®n Rojo o las aventuras de Bill Barnes pueden ser emuladas por pilotos de monoplazas, pero deben ser olvidadas cuando est¨¢ en juego la vida de los pasajeros de un vuelo regular. El ministro de Transportes y Comunicaciones est¨¢ obligado, aunque las Cortes hayan sido disueltas y la campa?a electoral haya comenzado, a intervenir de manera r¨¢pida y convincente en este asunto, a fin de esclarecer la situaci¨®n de funcionamiento de la compa?¨ªa Spantax y tomar las medidas oportunas para impedir la posibilidad de nuevas cat¨¢strofes. Una informaci¨®n p¨²blica y concreta sobre la situaci¨®n financiera y de equipamiento de la compa?¨ªa en relaci¨®n lo mismo a ayudas en tierra que a material de vuelo o combustible -suministrado por una empresa p¨²blica- estaba siendo urgente en el caso de Spantax. Para desgracia de todos, las v¨ªctimas del avi¨®n estrellado reclaman hoy dram¨¢ticamente que esto se haga.
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