"En Washington ya no se habla de la transici¨®n espa?ola", afirma Jos¨¦ Llad¨®
Cuando, en julio de 1978, el presidente de Estados Unidos, James Carter, recibi¨® al nuevo embajador de Espa?a en Estados Unidos, Jos¨¦ Llad¨®, mostr¨® la satisfacci¨®n por la "suave y r¨¢pida transici¨®n vivida en Espa?a". "Hoy, en Washington, ya no se habla de transici¨®n", comenta Llad¨®, mientras se llenan cajas y se descuelgan cuadros en la residencia, para dejar paso al nuevo embajador, Nu?o Aguirre de C¨¢rcer.
"Espa?a se considera actualmente en Estados Unidos, y no s¨®lo en los c¨ªrculos pol¨ªticos, como un pa¨ªs estable y con potencial de estabilidad", contin¨²a Llad¨®, al t¨¦rmino de cuatro a?os al frente de una de las representaciones diplom¨¢ticas m¨¢s importantes, si no la m¨¢s, que Espa?a tiene en el mundo. Cuatro a?os que han conocido altos y bajos en las relaciones bilaterales, desde la acentuaci¨®n de las tensiones comerciales hasta la reciente firma -pendiente de ratificaci¨®n parlamentaria- del nuevo convenio de defensa, sin olvidar la inicial y lamentable reacci¨®n al 23-F de Alexander Haig, con su asunto interno, que situ¨® las relaciones bilaterales al m¨¢s bajo nivel de los ¨²ltimos a?os.Llad¨® recuerda que "estamos en buen camino para solucionar el litigio comercial sobre ¨ªmportaciones sider¨²rgicas". No quiere entrar en consideraciones particulares sobre un asunto "que no se decidi¨® en Madrid,", como es la pol¨¦mica compra de los aviones de combate F-18-A.
Excluye para su futuro entrar en liza electoral, porque considera que su experiencia puede ser eventualmente m¨¢s ¨²til en otras tareas. Tampoco quiere comentar la posibilidad de ver o no, en funci¨®n del resultado electoral, a un socialista sentado en el sill¨®n del despacho del embajador de Espa?a en Estados Unidos. "Aguirre de C¨¢rcer es un profesional muy competente", a?ade Jos¨¦ Llad¨®.
En el despacho del embajador, en una embajada que inicialmente fue destinada como residencia del vice presidente de Estados Unidos, antes de que el Gobierno espa?ol la adquiriera en 1928, se encuentran las cartas originales enviadas en 1786 a Georges Washington por Diego de Gardoqu¨ª, primer embajador de Espaf¨ªa en Estados Unidos.
Jos¨¦ Llad¨®, que s¨®lo practicaba paseos matutinos con su perro por el parque de Rock Creek, cercano a la embajada, junto con la caza mayor en compa?¨ªa de potentados de la pol¨ªtica y la econom¨ªa norteamericana, dice no recordar ninguna an¨¦cdota importante ocurrida durante sus cuatro a?os de gesti¨®n. ?Ni durante la visitade los reyes, hace ahora casi un a?o?. "Bueno, s¨ª hay una, pero que no la puedo contar". Cita, sin embargo, la de Henry Kissinger, que cuando desayunaba en la embajada necesitaba siempre cuatro huevos fritos. "Hasta comiendo huevos quiere ser el primero", sonr¨ªe el embajador, a quien une una estrecha relaci¨®n con el ex secretario de Estado norteamericano.
Por ¨²ltimo, Jos¨¦ Llad¨® concluy¨® sus actividades oficiales en Estados Unidos con un discurso ante la C¨¢mara de Comercio en Nueva York, y con la entrega, en nombre del Rey Juan Carlos, de la Gran Cruz de Isabel la Cat¨®lica a Nancy McDonald, que presidi¨® la comisi¨®n de ayuda a los refugiados espa?oles tras la guerra civil. Fue un acto que ilustr¨® perfectamente, al menos en Estados Unidos, la "transici¨®n pol¨ªtica espa?ola ha terminado.
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