Diario de un preso polaco
Un militante de Solidaridad recluido en la prisi¨®n de Bialoleka, cuyo nombre se oculta por razones de seguridad, reflexiona sobre la vida cotidiana de un 'internado'
17-1-82, domingo
Despu¨¦s de la misa, el padre S. nos dio las noticias del mundo. Acerca de la nueva moda en los tel¨¦fonos, en lo que resuena una voz femenina grabada que dice "roznowa kontrolowana (conversaci¨®n controlada)", sobre la costumbre de apagar las luces en las casas a las nueve de la noche durante un cuarto de hora como muestra de solidaridad con los presos, ya que en los campos apagan las luces a las nueve de la noche.
Sobre las mujeres internadas en el campo de Olszynka Grochowska (Varsovia) que fueron trasladas a Goldap (noreste de Polonia)... Esta ¨²ltima noticia nos preocupa bastante, porque si se mantiene esta tendencia, a nosotros nos pueden trasladar igualmente. Est¨¢ claro lo que significa todo esto, lejos, sin visitas, en peores condiciones que aqu¨ª, con peor servicio m¨¦dico.
Esperamos, sin embargo, que nos tengan aqu¨ª por lo menos hasta la primavera. Pero ya que existe esta posibilidad, quiero que en la visita el 6 de febrero est¨¦s t¨² y Rofflek -hay un par de cosas que quiero arreglar con vosotros personalmente, por si acaso-. Empec¨¦ el entrenamiento fisico; durante los ¨²ltimos paseos hice tres o cuatro kil¨®metros en media hora. Me duelen un poco las piernas, pero es necesario, no puedes estar fofo ni perder la inmunidad.
Despu¨¦s de la huelga de hambre me encuentro estupendamente, se me pas¨¦ incluso el constipado. Creo que si no fuera por el fr¨ªo (el radiador est¨¢ roto) y por la poca cantidad de l¨ªquidos que tomo, incluso durante la huelga hubiese estado bien.
Total, despu¨¦s de todo, no era tan malo el diablo. Ahora podr¨ªa aguantar m¨¢s, porque s¨¦ c¨®mo hay que hacerlo (resulta que incluso eso hay que aprender).
19-1-82, martes
Han cambiado las cosas. Sobre todo, cambiaron para el comandante del campo, creo que en los primeros d¨ªas de enero. Como consecuencia (la escoba nueva barre mejor), los funcionarios de los rangos m¨¢s bajos (hasta sargento) han sido amonestados y ahora, sorprendentemente, se han vuelto m¨¢s simp¨¢ticos con nosotros.
La situaci¨®n es bastante c¨®mica, porque, por ejemplo, cuando durante el paseo los chicos de otro barrac¨®n nos leen las noticias del mundo que escucharon en la radio, los guardianes, en vez de impedirlo, como sol¨ªan hacer antes, no solamente hacen la vista gorda, sino que incluso ponen las orejas con curiosidad. Pero, sin embargo, cuando ayer dictaban desde un barrac¨®n a otro un llamamiento de los intelectuales se pusieron un poco nerviosos y mandaron a un guarda, lo que impidi¨® que tuvieramos el texto completo.
20-1-82, mi¨¦rcoles
Durante el desayuno comenz¨® un debate sobre lo que recibimos de la propaganda oficial. Janek dice que, a trav¨¦s de estos fragmentos, se trazan dos corrientes e ideas contradictorias de organizar el Estado. Los representantes de cada una de ellas son Jaruzelski, Rakowski y las fuerzas relacionadas con ellos: es la idea de crear algunas instituciones de car¨¢cter social, dando las apariencias de la democratizaci¨®n de la vida, del restablecimiento del movimiento sindical, etc¨¦tera.
Claro est¨¢, no hay que tener ilusiones de que estos entes sean algo m¨¢s que un teatro de t¨ªteres movido por el partido y las autoridades. Otra corriente, cuyo representante es Olszowski, significa la organizaci¨®n de la vida seg¨²n los modelos de los aflos cincuenta. (...) Luego la discusi¨®n se desvi¨® hacia las bases sociales de estas cornentes: hemos llegado a la conclusi¨®n de que tales bases no existen. Luego, hablamos sobre el m¨¦todo de la organizaci¨®n de la conspiraci¨®n. (...) La conversaci¨®n ha sido muy interesante, pero demasiado larga para presentarla aqu¨ª.
Hoy nos dejaron ir a la sala de estar. Pod¨ªamos jugar al pingpong, al billar o ver la televisi¨®n. La televisi¨®n, vaya una porquer¨ªa.
24-1-82, domingo
Escuchamos por la radio la homil¨ªa del primado. Magn¨ªfica. Los curas nos dijeron que el primado estar¨ªa hoy con nosotros en Bialoleka. (...)
El primado acaba de estar en nuestra celda. Nos dej¨® estampas y el libro de Hiob traducido por Czeslaw Milosz. El campo estaba lleno de curas, creo que, adem¨¢s del primado, han estado otros cinco. Es agradable ver a los guardianes rindi¨¦ndoles honores. Y, como los curas est¨¢n bien educados, les saludan igualmente. Resulta divertido. Janek est¨¢ pasando a limpio una carta para el primado. Dentro de un momento le daremos esta carta. Se la entregar¨¦ durante la misa.
8-2-82, lunes
Durante la visita me he enterado que mis anteriores apuntes gozan de cierta popularidad y que le sirvieron a alguien. Decid¨ª volver a hacerlos, escondi¨¦ndolos mejor, para no perderlos tan f¨¢cilmente durante el registro. El domingo, antes, de salir a la misa un nuevo registro. Los guardias se portaron bien y avisaron antes, adem¨¢s lo han hecho con muy poca dedicaci¨®n. Los curas ten¨ªan que comprometerse a que no nos traer¨ªan nada, excepto objetos religiosos: la Biblia, textos de las homil¨ªas, etc¨¦tera. Un cura dijo, sin embargo: "Despu¨¦s de una declaraci¨®n as¨ª me encuentro en estado de choque y en este choque puedo entregar alguna que otra cosa", pero pidi¨® que limit¨¢semos la cantidad de informaciones que pasamos por esta v¨ªa al m¨ªnimo imprescindible.
As¨ª pues, pr¨¢cticamente, podremos comunicarnos las noticias s¨®lo durante las visitas. Despu¨¦s de las visitas estamos agotados ps¨ªquicamente: son agobiantes. Ya lo hemos contado, las proporciones son las siguientes: una hora de visita por 720 horas de separaci¨®n. Durante esta hora es imposible decir todo lo que uno quisiera decir, muchas veces se habla de tonter¨ªas, olvid¨¢ndose de cosas importantes. Las familias que vienen, a veces, se ponen a llorar; ese, tampoco es f¨¢cil.
10-2-82, mi¨¦rcoles
Ahora tenemos tiempo libre. Janek, est¨¢ aprendiendo ingl¨¦s, Tomek est¨¢ leyendo unos ensayos hist¨®ricos de Cialowicz y yo hago estos apuntes. Diesiek y Slawek est¨¢n escribiendo cartas a los agentes, es decir, las cartas que ser¨¢n enviadas por el conducto oficial y pasar¨¢n por la,censura. Sabiendo que los agentes van a leerlo, se meten ah¨ª distintas quejas como, por ejemplo, que la administraci¨®n de la c¨¢rcel no cumple con sus deberes o que uno de los oficiales cometi¨® alguna tonter¨ªa y cosas por el estilo.
11-2-82, jueves
Comentamos los comunicados de ayer. Primero de qu¨¦ se trata: el comandante anunci¨® que hubo casos de intoxicaci¨®n con unas conservas de salm¨®n facilitadas por el episcopado, y aconsej¨® devolver las latas: "En el caso, contrario, el responsable de la enfermedad ser¨¢ ¨²nicamente el internado". Hemos hecho una encuesta. En nuestro barrac¨®n nadie ha visto s¨ªquiera una conserva de salm¨®n. En cambio, hemos visto a un guarda con el rostro verde y descompuesto por el dolor conducido al m¨¦dico. La moraleja: lo robado no engorda.
Hoy, le¨ªmos en Zycie Warszawy una informaci¨®n sobre este salm¨®n. Hay que preguntar tambi¨¦n en otros barracones. Si el resultado es el mismo que aqu¨ª, ser¨ªa interesante saber qui¨¦n m¨¢s qued¨® intoxicado con estas latas.
Diario de un preso polaco
14-2-82, domingo
Ayer hubo mucho jaleo: las visitas para personas con los apellidos desde la G hasta la Z, adem¨¢s del "aniversario del estallido de la guerra". Los apuntes que pas¨¦ para Marian espero que hayan llegado sin problemas. Han llevado a algunos al m¨¦dico; estuvo Wiesiek y mantuvo con ¨¦l una conversaci¨®n que quiero contar aqu¨ª. (...) Participaron: Wiesiek, el guarda que llamo R. y otro paciente.
-"R.: ?Cu¨¢ndo os detuvieron?.
-W.: A casi todos, el 13 de diciembre.
-R.: ?Qu¨¦ tal os trataron? ?Pegaban?.
-W.: A m¨ª, bien; pero a algunos les derribaban las puertas de sus pisos, cuando la persona buscada viv¨ªa sola dejaban la casa con la puerta rota. A uno se lo llevaron junto con su mujer. Ten¨ªan un hijo de cinco meses.
-R.: ?Qu¨¦ ha pasado con este hijo?.
-W.: Fue llevado a un orfanato. No les dejaron llevar al muchacho a casa de la suegra. Conozco a uno que lleg¨® aqu¨ª en albornoz, sin calzoncillos siquiera. Su mujer estaba embarazada. Por la ma?ana dio a luz. Pero a m¨ª y a mis compa?eros de la celda nos trataron bien.
-R.: ?Qu¨¦ van a hacer con vosotros?.
-W.: Nada; simplemente nos soltar¨¢n un d¨ªa.
-R.: ?Y c¨®mo han detenido a los que est¨¢n en el pabell¨®n?
-W.: Hubo reuni¨®n de la comisi¨®n nacional (de Solidaridad), han rodeado el hotel y detuvieron a la mayor¨ªa.
-R.: ?Y a Walesa?
-W.: A ¨¦l y a otros que viv¨ªan en Gdansk, probablemente se los llevaron desde sus casas.
-R.: Pero dec¨ªan en la Prensa que el d¨ªa 17 (diciembre) os ibais a apoderar de todo.
-W.: ?Apoderar de qu¨¦? He sido jefe de Solidaridad entre los trabajadores de las tuber¨ªas del barrio norte de Varsovia. Los antiguos sindicatos no han hecho nada por la gente; simplemente no pod¨ªan. Por eso quer¨ªamos tener nuevo sindicato. Hemos hecho mucho por los trabajadores.
-R.: Si no hubierais hecho nada, no os habr¨ªan reprochado ninguna cosa y, sin embargo, os est¨¢n interrogando.
-W.: Nadie nos est¨¢ interrogando. Nos invitan para unas conversaciones; pero casi nadie acude a ellas.
-R.: ?C¨®mo no vais a los interrogatorios?
-W.: Si fueran interrogatorios, ir¨ªamos. Pero, oficialmente, no nos acusan de nada. En la decisi¨®n sobre internamiento pone: 'Por las actividades contrarias a la ley'. Pero esto no es una acusaci¨®n.
-R.: Entonces, ?no os van a hacer nada?
-W.: Claro que no. Ya ve usted cu¨¢l es la actitud de la gente hacia los internados. Y, adem¨¢s, el jaleo en el mundo entero. A causa de la imposici¨®n del estado de guerra, Polonia perdi¨® los cr¨¦ditos, toda la ayuda del Occidente".
19-2-82, viernes
He recibido un documento: "Varsovia, el 10-2-82. Con la presente informo que el ministro de Asuntos Interiores, despu¨¦s de haber deliberado sobre su queja, basada sobre la decisi¨®n n¨²mero 45/ B /8 1, del 13-12-81 del comandante de la milicia de Varsovia sobre su internamiento, va a mantener v¨¢lida la decisi¨®n anterior, creyendo el internamiento como medida justa en su caso, porque no han cesado las causas del internamiento".
Total, una maravilla: me han metido aqu¨ª porque me dedicaba, como dicen, a "las actividades contrarias a la ley". Y ahora permanezco aqu¨ª porque "no han cesado las causas del internamiento". La conclusi¨®n, como lo entiendo yo, es ¨¦sta: estando aqu¨ª sigo llevando a cabo actividades contrarias a la ley. Nunca jam¨¢s me han dicho que estar en un campo fuese una actividad contraria a la ley y adem¨¢s subversiva.
21-2-82, domingo
Hoy, el desayuno era muy elegante: abrimos una conserva holandesa de jam¨®n, hubo tambi¨¦n chocolate y mermelada. Qu¨¦ ir¨®nico es que para poder comer el jam¨®n haya que encontrarse en la c¨¢rcel. Es duro e injusto para la gente que permanece fuera, para los no internados, es decir, en las ciudades, en la llarnada libertad.
Los cr¨ªos le trajeron a Wiesiek las placas clandestinas de Solidaridad (las resistencias de LMV).
22-2-82, lunes
Estamos estudiando ingl¨¦s, discutimos entre nosotros algunos problemas gramaticales. A Wiesiek, su familia le trajo algunos cuentos de Agata Christie. Pensamos hacer una traducci¨®n colectiva; empezaremos por el cuento m¨¢s corto. Marek le dio a Wiesiek su traducci¨®n de una de estas novelas cortas. Naturalmente, los guardias se lo llevaron durante el primer registro. Ahora, seguramente, los especialistas de claves del cuartel general de la milicia est¨¢n sudando con este texto, pero por lo menos disfrutar¨¢n leyendo un cuento de Agata.
27-2-82, s¨¢bado
Tenemos una hip¨®tesis, sin confirmar a¨²n: que en el barrac¨®n segundo, el m¨ªo, hay gente que le tocara estar aqu¨ª bastante tiempo; los que pueden ser puestos en libertad pronto se encuentran en el barrac¨®n primero. Lo parece confirmar el hecho de que del nuestro trasladaban a la gente solamente a otros campos, Jaaworze o Darlowek, sin que nadie haya sido puesto en libertad, mientras que dicen que del primero dejaron salir a varios. Pero nada es seguro.
Ya me siento bien en la nueva celda. Esta en la que estoy ahora est¨¢ en el peor lado del campo. La ventanilla da al Oeste; frente a ella hay un terreno cubierto con arena, rastrillado de vez en cuando, donde por las noches corre un perro de la milicia, llamado por los internos Jaruzel o, m¨¢s cari?osamente, Wojtek. Despu¨¦s hay una valla con alambre de p¨²as encima y un rnuro de hormig¨®n, de unos cuatro metros de altura, que separa la prisi¨®n del campo de trabajo; detr¨¢s se ven unas gr¨²as. Ni una pizca de vegetaci¨®n. En la ventanilla, rejas y, adem¨¢s, una red de alambre. Cuando hay nubes es necesario tener la luz encendida durante todo el d¨ªa.
12-3-82, viernes
Ayer hubo un par de cosas interesantes. Primero, la polic¨ªa secreta est¨¢ en plan mendicante. Fue as¨ª: se abre la puerta y entra un guarda. "Se?or Ch.". "D¨ªgame". "?Quiere hablar con el empleado?". "?Qu¨¦ empleado?". "Pues... empleado". "No". Dentro de un rato, en la puerta, aparece un hombre de paisano, parece que se trata del empleado. Delgadito, m¨¢s joven que yo, unos veintitr¨¦s a veinticinco a?os, t¨ªmido. Le pregunta a Slawek: "?Le gustar¨ªa hablar conmigo?" "?Sobre qu¨¦?". Sobre su visi¨®n del mundo". "De eso no vamos a hablar", dice Slawek. El hombre se retira de la celda y as¨ª termina la conversaci¨®n.
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