No hasta con horrorizarse
Semanas despu¨¦s de que los guerrilleros palestinos se vieran obligados a abandonar tierras libanesas, y apenas transcurridos cuatro d¨ªas desde el asesinato del presidente Bechir Gemayel, m¨¢s de mil palestinos civiles han sido literalmente masacrados, de manera tan ferozmente sanguinaria que se nos antoja dif¨ªcil de superar.No ha sido una acci¨®n m¨¢s de guerra. No. Ha sido un exterminio de ancianos, mujeres y ni?os, cuyo ¨²nico delito no es otro que el de no tener una - tierra propia. Ha sido una borrachera de crueldad que no pod¨ªa pasar inadvertida. La acci¨®n ha provocado la respuesta de las grandes potencias, que, sin duda, tienen mala conciencia en el tema palestino.
El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ha manifestado que se siente horrorizado( ... )
A estas horas -ya la condena es un¨¢nime. Todos estamos horrorizados. Pero consideramos que no basta sentir el horror. Especialmente no basta el horror que pueda sentir el presidente Reagan, porque si los ciudadanos de a pie sabemos de nuestra impotencia, tambi¨¦n sabemos de la superpotencia del m¨¢ximo responsable de la pol¨ªtica de m¨¢s de medio mundo.
Ya es tremendo que la causa palestina s¨®lo sea apoyada expl¨ªcitamente cuando sus hombres mueren a millares. As¨ª podr¨ªamos negar a la paradoja de asistir a la desaparici¨®n de un pueblo al mismo tiempo que se 'reclama la justa identidad para ese pueblo.
?Tan grande es la fuerza israel¨ª como para impedir una soluci¨®n definitiva? Los aliados de Israel no podr¨¢n nunca salvar la cara ante la opini¨®n p¨²blica que conoce -porque hay cosas que a estas alturas no pueden esconderse- que alguien dio la orden de entrar a saco en los campos de refugiados de Chatila y Sabra, al sur de Beirut oeste. Y que los asesinos mataron ante la vigilancia impasible de los soldados israel¨ªes que controlan la ciudad.
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