El Intruso del palacio de Buckingham', absuelto por un tribunal de Londres
Allanar la morada de la reina Isabel II de Inglaterra y beber el vino de su hijo, el pr¨ªncipe de Gales, no son razones suficientes para condenar a nadie. Michael Fagan, el intruso en la alcoba de la reina, fue declarado ayer no culpable, por un juzgado del Old Bailey de Londres, del supuesto delito de haber robado media botella de vino en el palacio de Buckingham en la noche del lunes 8 de junio. Fue en una excursi¨®n posterior por palacio, el 9 de julio, cuando Fagan tuvo su breve conversaci¨®n con la reina, pero esto no es objeto de delito.
Poco antes de la medianoche del 8 de junio, Michael Fagan salt¨® la verja del jard¨ªn del palacio de Buckingham, la residencia oficial en Londres de la soberana brit¨¢nica y despu¨¦s trep¨® por una tuber¨ªa hasta el tercer piso del edificio.Ante el jurado del Old Bailey -el tribunal central para asuntos criminales- figuraban una botella de vino blanco californiano Vache, Johannesburgo Riesling, vac¨ªa; un plano de palacio y quince fotograf¨ªas.Miss Carter, criada de palacio, estaba leyendo tranquilamente en su cama cuando vio una mano en la ventana. Con un susto may¨²sculo y creyendo (lo que era verdad) que hab¨ªan entrado en su alcoba, sali¨® a buscar a dos compa?eras.
Inmediatamente dieron la alarma a la polic¨ªa de palacio, pero ¨¦sta no logr¨® localizar al intruso.
Fagan estuvo media hora en palacio "mirando las obras de arte", seg¨²n explic¨®. En sus paseos por los pasillos lleg¨® a la habitaci¨®n 108, donde los pr¨ªncipes de Gales guardaban los regalos que estaban llegando con ocasi¨®n del entonces inminente nacimiento del pr¨ªncipe Guillermo. Fagan revolvi¨® algunos papeles, abri¨® un armario, y all¨ª vio la botella de vino. Con ayuda de unas tijeras, empuj¨® el corcho y bebi¨®. Despu¨¦s, volvi¨® a salir de palacio.
Fagan se declar¨® no culpable d este supuesto robo, si bien admiti¨® el allanamiento de morada y el haber bebido esa botella sin permiso de su propietario. Jur¨ªdicamente, seg¨²n la fiscal Barbara Mills, se trataba de saber si Fagan "actu¨® deshonestamente e intent¨® privar del vino a su propietario".
Desde el banquillo, Fagan declar¨¢ que hab¨ªa estado esperando a ser arrestado en palacio, asegurando que no hab¨ªa intentado esconder su presencia. "Le hice un favor a la reina demostrando la debilidad de su seguridad", afirm¨® el acusado. Para esto no necesitaba beberse el vino, replic¨® la fiscal, a lo que Fagan contest¨®: "Pens¨¦: "Felipe (de Edimburgo, consorte de la reina) va a llegar en cualquier momento y yo voy a estar aqu¨ª bebiendo el vino'. Ten¨ªa sed y no pude encontrar un grifo... Ese d¨ªa hab¨ªa trabajado duro por la reina. Nadie me hab¨ªa visto e incluso me sent¨¦ en el trono".
En la abarrotada sala n¨²mero uno del Old Bailey -donde fuera condenado el destripador de Yorkshire-, el juez hab¨ªa explicado al jurado la publicidad de que hab¨ªa sido objeto este caso, "que no es muy grave". Jersey rojo, camisa blanca y pantalones azules, Fagan interrumpi¨® en alguna ocasi¨®n la vista con extra?os ruidos. No quiso jurar ante una biblia, pues "no soy refigioso". Cuando se le present¨® una hoja con instrucciones en las que se dec¨ªa "diga su nombre en voz alta", Fagan dijo: "Digo en voz alta mi nombre, Michael Fagan", para gran enojo del juez.
De treinta a?os de edad, casado, con cuatro hijos y sin empleo, Fagan no parec¨ªa preocupado. Su mujer no estaba presente. Entre el p¨²blico se hallaban sus padres y sus dos hermanas, Marjorie y Betty. En algunas ocasiones, su madre no pudo aguantar el soltar algunos sollozos. Tras la vista, se marcharon sin hacer declaraciones. No culpable -aqu¨ª se trata de esto y no de inocencias-, hab¨ªa dictaminado el jurado.
Fagan no fue puesto en libertad. A¨²n tiene que comparecer ante este tribunal por dos supuestos delitos: el de tomar un coche en Londres el 16 de junio sin permiso de su propietario y el de pegar a su hijastro, Dean Martin, el 26 del mismo mes. Fagan se declar¨® culpable en el primer caso, pero rechaz¨® esta postura en el segundo. La vista se celebrar¨¢ el 4 de octubre.
La intrusi¨®n en la madrugada del 9 de julio en la alcoba de Isabel II, con la que convers¨® durante diez minutos, no ha sido objeto de juicio, ya que el caso hubiera presentado problemas de pruebas y de testimonios, pues el m¨¢s directo hubiera sido el de la reina, que tendr¨ªa que ir a declarar.
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