Espl¨¢ se encara con el presidente

Descompuesto y arrebatado por los nervios, tras la impotencia para sujetar al segundo toro al principio de la faena de muleta, Espl¨¢ corri¨® hasta el pie del palco presidencial y se encar¨® con el presidente. Visiblemente alterado, hizo gestos para indicar que el toro estaba toreado y arroj¨® los trastos retir¨¢ndose al estribo, con evidente intenci¨®n de no matar a su enemigo. Aconsejado por la cuadrilla, tom¨® la muleta de nuevo y tras intentar un trasteo por bajo, en el que el toro lo acos¨® y lo desarm¨®, entr¨® a matar tres veces feamente y acab¨® con descabello.Este toro, desde su salida hab¨ªa evidenciado su peligrosidad. Hizo correr al torero, tras arrebatarle el capote y se col¨® repetidas veces al intentar colocarlo en la suerte de varas. Renunci¨® el espada a banderillear y durante el tercio hizo hilo con los peones, que s¨®lo pudieron clavar un palo cada uno. Lleg¨® a la muleta embistiendo a oleadas y buscando insistente mente al torero. Cuando un diestro de los conocimientos y la experiencia del alicantino afirma que estaba toreado, sus razones tendr¨¢.

En el quinto toro, m¨¢s manejable, se sac¨® la espina con una faena dedicada a la galer¨ªa en la que lleg¨® a dar tres circulares seguidos. Mat¨® recibiendo.

Jos¨¦ Luis Palomar estuvo toda la tarde muy torero. Le correspondi¨® el mejor toro, que fue el tercero, y lo tore¨® con su sobrio estilo, con mucho mando. Se pele¨® valerosamente con el dif¨ªcil sexto, entre gritos de torero, torero. En ambos remat¨® su labor con sendas estocadas entreg¨¢ndose.

Ruiz Miguel no tuvo suerte con su lote. El primero era muy flojo de remos y el gaditano se limit¨® a bailar con ¨¦l, deshaci¨¦ndose r¨¢pidamente del cuarto.