El programa electoral del PCE
EL PROGRAMA electoral del Partido Comunista se instala en el terreno que le dejan libre su decisi¨®n de no disparar las ofertas hacia alturas inalcanzables por la realidad y su deseo de desbordar por la izquierda las propuestas del PSOE en lo que respecta a la lucha contra el desempleo y la protecci¨®n a los parados. El resultado es una plataforma de perfiles mas bien moderados, si se la compara con los tradicionales esterotipos comunistas de nacionalizaciones y reforma agraria, pero tambi¨¦n un cat¨¢logo de medidas de pol¨ªtica econ¨®mica con un fort¨ªsimo componente inflacionista. Del viejo estatalismo del PCE s¨®lo queda la sugerencia de abandonar el principio de subsidiariedad del sector p¨²blico en la econom¨ªa, inclu¨ªda la creaci¨®n de una Banca Comercial del Estado. Y de su escaso aprecio por la libertad de expresi¨®n el rechazo de la Televisi¨®n privada, la defensa de la antigua prensa del Movimiento como propiedad estatal y la propuesta de "medidas legislativas y administrativas tendentes a impedir las concentraciones salvajes de capital en los medios privados de comunicaci¨®n", pese a la evidente descapitalizaci¨®n de la prensa espa?ola. En cualquier caso, la instrumentaci¨®n del programa comunista implicar¨ªa un crecimiento notable del gasto p¨²blico que se manifestar¨ªa en un aumento del d¨¦ficit y en una intensificaci¨®n de la presi¨®n fiscal.El PCE propone "un Plan de Solidaridad contra el paro y la crisis" que luche para conseguir el pleno empleo, la plena protecci¨®n -mientras tanto- de los parados, la mejora de los ciudadanos mas desfavorecidos, la reforma de la Seguridad Social y la protecci¨®n al consumidor. Los comunistas proponen la creaci¨®n de un mill¨®n de nuevos puestos de trabajo en cuatro a?os mediante el aumento de la inversi¨®n p¨²blica en 300.000 millones de pesetas anuales y un inventario de disposiciones (cr¨¦ditos mas baratos, contenci¨®n salarial, reducci¨®n de costos en la Seguridad Social, etc.) para relanzar la inversi¨®n privada. Los procesos inflacionistas ser¨ªan contrarrestados por el aumento de la productividad de la econom¨ªa espa?ola en un 3% o 4% anual acumulativo. Sin embargo, el prop¨®sito de mantener la capacidad adquisitiva de los trabajadores, las trabas a la contrataci¨®n temporal y a tiempo parcial, las primas de 500.000 pesetas a las pymes por nuevo puesto de trabajo y algunas de las mejoras sociales inclu¨ªdas en el programa comunista -reducci¨®n de la jornada laboral a 35 horas en 1986, ampliaci¨®n de las vacaciones pagadas a cinco semanas, jubilaci¨®n voluntaria a los 60 a?os en 1986- no parecen especialmente indicadas para conseguir ese incremento de la productividad.
En cualquier caso, las medidas en favor de un mayor bienestar de los asalariados no llevan en si mismas la capacidad de promover empleos. No hay argumentos s¨®lidos para suponer que los beneficios sociales, propugnados con toda l¨®gica por partidos de base electoral obrera, desempe?en, a la vez y en paralelo, el papel de inductores de la creaci¨®n de nuevos puestos de trabajo. En la mayor parte de los pa¨ªses industriales la rebaja de la edad de jubilaci¨®n no es considerada un est¨ªmulo directo para la contrataci¨®n inmediata de trabajadores, que ocupar¨ªan inmediatamente el puesto dejado te¨®ricamente libre por los retirados. El rejuvenecimiento de la masa laboral s¨®lo puede operar como mecanismo de creaci¨®n de empleos a medio o largo plazo. La reducci¨®n del n¨²mero de horas trabajadas y la ampliaci¨®n del per¨ªodo de vacaciones, que benefician las condiciones de vida de los trabajadores, tampoco son consideradas, salvo en B¨¦lgica y Francia, instrumentos adecuados para estimular la ocupaci¨®n.
A las dudosas repercusiones sobre el empleo de esas medidas hay que a?adir el aumento de los costes para el gasto p¨²blico, en los presupuestos generales del Estado y en la Seguridad Social, de la jubilaci¨®n anticipada, la mejora en las prestaciones de desempleo, la ampliaci¨®n del per¨ªodo para su percepci¨®n hasta 24 meses y hasta la jubilaci¨®n a partir de los 55 a?os, el amplio abanico de otros beneficios sociales para pensionistas, minusv¨¢lidos, emigrantes que retornan, etc. La suposici¨®n de que la lucha contra el fraude fiscal, tras el aumento de los impuestos, o el reembolso de las cuotas de seguridad social adeudadas por las empresas puede combatir el d¨¦ficit es peligrosa. Nadie puede saber a ciencia cierta la cuant¨ªa real de las imposiciones ocultas y las deudas con la Seguridad Social suelen provenir en su mayor parte de empresas en suspensi¨®n de pagos real o al borde de la quiebra. La reducci¨®n de los gastos en la Administraci¨®n P¨²blica tampoco ser¨ªa un objetivo f¨¢cil de lograr, sobre todo si los criterios de ahorro se ejemplifican con la propuesta de crear nuevas Secretar¨ªas de Estado para la Emigraci¨®n, la Investigaci¨®n y el Medio Ambiente o con la sugerencia de elevar el presupuesto de Educaci¨®n desde el 14% de los Presupuestos Generales al 25% en cuatro a?os y de asignar el 1,5% del PIB a la investigaci¨®n.
El ¨²nico aspecto en el que el programa del PCE se descuelga totalmente de la oferta socialista, no compitiendo en cantidades sino en orientaciones, es el rechazo frontal de la LOAPA. Dejando a un lado el factor diferencial que pudiera significar el peso del PSUC dentro del comunismo espa?ol, la historia, la ideolog¨ªa y la pr¨¢ctica pol¨ªtica del PCE dan fundamento para sospechar que ese enfoque de la cuesti¨®n auton¨®mica tiene motivaciones m¨¢s pragm¨¢ticas que ideol¨®gicas. Respecto a la OTAN, los comunistas se?alan un plazo de seis meses para la celebraci¨®n del referendum consultivo, ofrecido por el PSOE sin fijaci¨®n de fechas. Frente al aborto terape¨²tico propugnado por los socialistas, el PCE defiende el proyecto de ley, mas amplio, propuesto a las Cortes Generales durante la anterior legislatura.
El programa del PCE se instala en un punto intermedio, ni tan pr¨®ximo a la oferta socialista como para confundirse con ella, ni tan alejado como para resultar irreconciliable. Esta localizaci¨®n es un reflejo de la estrategia pol¨ªtica de los comunistas, que han renunciado a la f¨®rmula del gobierno de unidad de la izquierda pero no descartan la posibilidad de un acuerdo de legislatura con el PSOE. El Frente Democr¨¢tico es un nombre nuevo para una idea antigua, anteriormente denominada Pacto para la Libertad o Gobierno de Concentraci¨®n, que se resume en el prop¨®sito de los comunistas de ser invitados a formar parte de una coalici¨®n, en pie de igualdad o de manera subalterna, con los socialistas y con las llamadas "fuerzas del progreso", r¨®tulo bajo el que cabe adivinar el rostro de Adolfo Su¨¢rez e incluso la efigie de Landelino Lavilla. Para lograr ese objetivo, los comunistas recurren alternativamente al argumento y a la amenaza: "cuando los socialistas afirman que no quieren saber nada con los comunistas est¨¢n dividiendo a la clase trabajadora".
La experiencia de las relaciones del PCF con los socialistas franceses ha mostrado, sin embargo, que ambas estrategias, la del palo y la de la zanahoria, rivalizan entre s¨ª a la hora de cosechar fracasos. Si mal le anduvieron las cosas electoralmente a Marchais en la ¨¦poca del programa com¨²n de la izquierda, peor todav¨ªa le fue en los comicios tras su viraje hacia un feroz antisocialismo. Tampoco a los comunistas espa?oles, que alternan la mano tendida hacia el PSOE con las cr¨ªticas descalificadoras, les resultar¨¢ f¨¢cil encontrar una postura c¨®moda en sus relaciones con los socialistas. Las presiones del Juntos podemos de la campa?a andaluza terminaron en un descalabro electoral pero la casi identificaci¨®n del programa comunista con la oferta socialista tambi¨¦n puede restarles sufragios a trav¨¦s del argumento del voto ¨²til. El PCE considera que un gobierno monocolor le obligar¨ªa a Felipe Gonz¨¢lez a hacer concesiones a la derecha econ¨®mica y social. "Del gobierno de un solo partido no, vendr¨ªan los cambios profundos, progresistas, que el pa¨ªs necesita". No le falta raz¨®n. Pero tampoco a quienes piensan que un gobierno del PSOE dependiente de los votos comunistas tendr¨ªa que desplegar sus cautelas y su conformismo mucho m¨¢s acentuadamente que si pudiera prescindir de su ayuda.
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