Ante las elecciones

Carl N. Warren, en su libro G¨¦neros period¨ªsticos, editado por ATE, dice: "Debemos establecer una distinci¨®n significativa entre el h¨¢bito de editorializar y la pol¨ªtica editorial. Lo primero consiste en colorear la informaci¨®n. con arreglo al punto de vista personal del redactor, y esto est¨¢ prohibido cuando su opini¨®n no coincide con la de la publicaci¨®n. Lo segundo consiste en orientar las noticias seg¨²n el punto de vista del director, y todos los peri¨®dicos lo aprueban en mayor o menor grado".Es indudable que EL PAIS ha seguido en estos a?os una l¨ªnea editorial coherente, y que ha lanzado al mercado un producto que vende: los 353 millones de beneficios en 1981 as¨ª lo atestiguan. El objeto de estas l¨ªneas es doble. Primero, afirmar la verdad de lo que escribe Warren, tambi¨¦n para EL PAIS, que, seg¨²n Aranguren (7 de junio de 1981), "contin¨²a el modelo de la empresa cultural orteguiana". Y segundo, que conforme se va acercando la fecha de la pr¨®xima confrontaci¨®n electoral, esa pretendida independencia -cercenada ya por ese esp¨ªritu de la Revista de Occidente y de El Sol (en otros diarios por otras ideolog¨ªas)- se ha visto presionada por la simpat¨ªa, no disimulada, hacia el partido socialista.

Basta fijarse en los titulares y espacios de estos d¨ªas: "La campa?a electoral de Felipe Gonz¨¢lez dio comienzo en la Rep¨²blica Federal de Alemania", "Los pr¨®ximos comicios, proyecci¨®n de las elecciones andaluzas", la reciente serie "La respuesta socialista a la crisis econ¨®mica", etc¨¦tera.

Con esta postura, ?ser¨¢ EL PAIS un "testigo controvertido y leal, del tiempo de las libertades y los desencantos", como afirmaba Juan Luis Cebri¨¢n en el suplemento Estos cinco a?os, del 5 de mayo de 1981? ?O ser¨¢ juez y parte, inclin¨¢ndose ya hacia los presuntos ganadores, como nos tienen acostumbrados a ver algunos pol¨ªticos de este pa¨ªs? /