La desconfianza y la irritaci¨®n hacia los israel¨ªes cunden entre los cristianos libaneses
Desde hace casi dos semanas, a ra¨ªz del asesinato, el martes 14 de septiembre, del presidente electo liban¨¦s Bechir Gemayel, la desconfianza y la irritaci¨®n son los sentimientos predominantes entre los cristianos de L¨ªbano hacia el Ej¨¦rcito israel¨ª al que acogieron, sin embargo, el domingo 13 de junio, como a un ej¨¦rcito libertador.
En todos los caf¨¦s de Achrafieh, el barrio c¨¦ntrico del sector cristiano de Beirut Este, en los autobuses, en las colas de los supermercados, una misteriosa frase se repite en todas las conversaciones, a¨²n 48 horas despu¨¦s de la toma de posesi¨®n del nuevo presidente, Amin Gemayel: "Ellos nos lo han matado".Cuando el extranjero de paso se atreve a preguntar qui¨¦nes son ellos" se le contesta sistem¨¢ticamente: "Los jud¨ªos, evidentemente". Porque mientras los palestinos y los musulmanes de L¨ªbano hablan casi siempre de los israel¨ªes o, en casos extremos, de los sionistas, los cristianos maronitas, cuyos sentimientos antisemitas se hab¨ªan atenuado desde que en 1975 recibieron ayuda de Israel para luchar contra la guerrilla palestina y libanesa, se refieren ahora al ocupante en t¨¦rminos que bordean el racismo.
Nadie, ni los cristianos de a pie ni los responsables de las fuerzas libanesas o del Frente Liban¨¦s, est¨¢ dispuesto a dejarse citar por la Prensa con nombre y apellido, pero todos se muestran convencidos en privado de que la responsabilidad del atentado que cost¨® la vida a Bechir Gemayel incumbe a los servicios secretos israel¨ªes.
Nada, sin embargo, en la investigaci¨®n llevada a cabo por la seguridad del partido Cristiano Falangista (Kataeb), que dirig¨ªa Bechir Gemayel, permite por ahora acusar a los israel¨ªes antes que a los palestinos, a los sirios o a los hombres del ex presidente Camille Chamun, cuya milicia fue incorporada a la fuerza en 1980 a las tropas libanesas controladas por los kataeb.
Lo ¨²nico que ha trascendido hasta ahora sobre la investigaci¨®n en curso es que la carga explosiva que mat¨® al presidente electo y a varios de sus colaboradores no pesaba m¨¢s de 20 kilogramos y fue introducida en la sede del partido Kataeb de Achrafieh veinticuatro horas antes de que se celebrase la reuni¨®n a la que asisti¨® Bechir Gemayel por alguien que sab¨ªa cu¨¢ndo se iba a desarrollar, ya que la explosi¨®n no fue provocada a distancia, sino accionada por un mecanismo de relojer¨ªa.
Ese alguien, que transport¨® la carga en una peque?a maleta, inspir¨®, sin duda, la suficiente confianza a los guardianes del edificio para que no le registrasen y supo tambi¨¦n colocar el explosivo de forma que estallase causando el mayor da?o posible.
Adem¨¢s del atentado contra Bechir Gemayel, la matanza, entre el 16 y 18 de este mes de m¨¢s de mil palestinos, achacada por el Gobierno de Tel Aviv a los kataeb, contribuye a¨²n m¨¢s a deteriorar las relaciones entre los cristianos y el Ej¨¦rcito israel¨ª.
Milicianos proisrael¨ªes
En privado, tambi¨¦n los responsables de las fuerzas libanesas reconocen que en sus propias filas pueden existir milicianos que act¨²en por cuenta de una potencia extranjera, es decir, Israel, y hayan podido participar en la matanza desobedeciendo a sus superiores jer¨¢rquicos.
Por Achrafieh circulan incluso rumores sobre la detenci¨®n de algunos mandos intermedios kataeb y sobre la especial vigilancia a la que parecen estar sometidos todos los responsables de la milicia cuyo entrenamiento militar en el Estado hebreo haya superado el a?o, as¨ª como los que se sospecha "pueden hacer pesar m¨¢s los intereses de nuestro vecino del sur que los del Estado liban¨¦s", seg¨²n afirmaci¨®n de un dirigente de las fuerzas libanesas en el edificio de su consejo militar.
Amin Gemayel, que nunca protagoniz¨® ninguna de las haza?as b¨¦licas de los kataeb, parece tener bastantes dificultades para hacerse con las riendas de la milicia que capitane¨® su hermano, y, concretamente, el viernes 17 de septiembre, cuando se enter¨® de lo que estaba sucediendo en los campamentos de Sabra y Chatila, corri¨® hasta la localidad de Bickfaya para ver a su padre, Pierre Gemayel, fundador de la Falange, y pedirle que le ayudase a controlar la situaci¨®n. Numerosos cristianos de a pie parecen considerar que la matanza fue un intento israel¨ª de torpedear el acceso de Amin Gemayel a la presidencia, suscitando una reacci¨®n indignada de la comunidad musulmana de L¨ªbano, cuyos diputados se hubiesen negado a acudir al Parlamento, impidiendo con su ausencia la celebraci¨®n de la elecci¨®n.
Penetraci¨®n comercial
Por ¨²ltimo, aquel Israel, hasta hace poco considerado por muchos cristianos maronitas que no se consideran ¨¢rabes como un "pedazo de Occidente en Oriente Pr¨®ximo y la ¨²nica fuerza susceptible de protegernos del entorno musulm¨¢n y sobre todo de Siria", irrita a la burgues¨ªa cristiana por su penetraci¨®n comercial en el mercado liban¨¦s en detrimento de los productos locales.
Los comerciantes cristianos se oponen ahora ferozmente a la eventual firma de un tratado de paz bilateral con Israel -como lo pide Tel Aviv-, no ya por motivos pol¨ªticos, sino por miedo a perder sus negocios con el mundo ¨¢rabe, que reaccionar¨ªa boicoteando a L¨ªbano, como lo viene haciendo con Egipto desde 1979.
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