Santiago Carrillo inicia su campa?a con la visita a la f¨¢brica Pegaso, un feudo de Comisiones Obreras
Santiago Carrillo lleg¨® ayer a las 10.30 horas a la f¨¢brica Pegaso, vestido con un impecable traje azul, corbata del mismo tono y mocasines negros, m¨¢s delgado que de costumbre y sin su habitual pitillo, que alterna entre la mano izquierda, al encenderlo, y la comisura del labio, cuando est¨¢ mediado. Era una visita preelectoral f¨¢cil, a una f¨¢brica de la que siempre han salido, voluntarios, los miembros de su servicio de seguridad, desde la ¨¦poca de la clandestinidad y la peluca, y en la que de 5.400 trabajadores, 2.200 est¨¢n afiliados a Comisiones Obreras (CCOO), sindicato mayoritario en el comit¨¦ de empresa, y 250 al PCE.
Ten¨ªa que haber visitado la Talbot el d¨ªa anterior, pero una ruptura de las negociaciones del convenio colectivo hizo a sus asesores considerarlo inoportuno. Por eso estuvo en la Empresa Nacional de Autocamiones, Sociedad An¨®nima (ENASA), que fabrica los camiones Pegaso y acaba de "sacar un poco la cabeza de debajo del agua", seg¨²n explica a Carrillo su presidente, Federico Sotomayor, gracias al contrato con los egipcios, firmado a -¨²ltimos de agosto, la operaci¨®n exportadora m¨¢s importante que Espa?a ha realizado.Cuando Carrillo, flanqueado en todo momento por el secretario de CCOO de la f¨¢brica, escolta, alg¨²n miembro de seguridad y varios militantes de su partido, entra en la rebarba de fundici¨®n ya ha encendido el pitillo. Ha pasado por montaje casi inadvertido - "Aqu¨ª deben ser de UGT, pero en la secci¨®n siguiente tenemos por lo menos mil votos", comenta alguien del s¨¦quito -, y para cuando llega al almac¨¦n de piezas terminadas ya le han pedido que se acuerde de la colza y que "ponga verde esta noche a Fraga", en su intervenci¨®n televisiva. "A Fraga le puse verde antes de ayer por la radio", dice el secretario general del PCE, "pero lo de televisi¨®n ya est¨¢ grabado, porque lo hicimos todos el mismo d¨ªa".
Le?a a Fraga
No hay secci¨®n por la que pase en la que no le hablen, antes que del paro o del trabajo, de la televisi¨®n: "que le d¨¦ le?a a Fraga", "que le d¨¦ donde le duela". El explica una y mil veces que eso ya est¨¢ grabado, pero que el viernes van todos al programa La Clave y ah¨ª se va a enterar. Y hace gestos con las manos reiter¨¢ndolo, mientras les dice a los obreros en voz no muy alta, como si no quisiera que lo oyeran m¨¢s que ellos, que "Fraga se va a los mercados a ver a las se?oritas, pero yo vengo a las f¨¢bricas a ver a mis compa?eros".
Luego comenta que han buscado con intenci¨®n las entrevistas televisadas de cada l¨ªder pol¨ªtico: "Su¨¢rez sali¨® despu¨¦s de un programa de magia; Fraga, despu¨¦s de 300 millones; yo, despu¨¦s de una pel¨ªcula de miedo; cuando la gente est¨¦ asustada, entonces salgo yo; Felipe saldr¨¢ despu¨¦s de Cosmos y Landelino, cuando termine Un, dos, tres".
A media ma?ana Santiago Carrillo fuma ya imparablemente, mientras estrecha manos tiznadas y da peque?os consejos en tono paternal: "Vosotros, mientras m¨¢s dificultades, m¨¢s fuertes"; Ia vida es luchar". Saca entonces un encendedor Dupont de oro en el que confluyen varios pares de ojos. El secretario general del PCE se encoge de hombros en un gesto asi exculpatorio y explica r¨¢pidamente que "la Televisi¨®n nos ha regalado a todos un mechero, para que prendamos fuego al pa¨ªs".
Los compa?eros de Comisiones quieren que el secretario del PCE diga unas palabras, en las cadenas de montaje. "Cuando est¨¢ claro que los compa?eros del PSOE van a ser el partido m¨¢s fuerte, "hay que asegurar el voto ¨²til al PCE para que lleve la lucha en la calle a la izquierda del PSOE y exigir que se cumplan las promesas".
El gran gesto de la ma?ana lo tiene Carrillo en la nave de prueba del motor, a la que los trabajadores llaman celda. Alguien le presenta a un obrero, como si ense?¨¢ndole a un ni?o que ha hecho algo malo, pero que puede obtener el perd¨®n si entona el mea culpa. El trabajador le sonr¨ªe y grita ?Viva Santiago! :"Santiago, a ver si arreglamos este pa¨ªs ahora y a ver c¨®mo te portas en las Cortes, que voy pall¨¢ y me cago en la leche puta. Acu¨¦rdate de mi sueldo o ...". Mientras termina su retahila, un miembro de la comitiva explica que "¨¦ste es uno de los que eran renovadores y se fue del partido, tuvo un bache ah¨ª... Pero est¨¢ integrado, sigue trabajando y, ya ves, ha gritado ?Viva Santiago!". Quiz¨¢ por lo intenso del momento, Carrillo no se da cuenta de que, en una m¨¢quina enroscadora, un hombre se lava la mano sin que llegue a tener la oportunidad de estrechar la del l¨ªder comunista.
Antes de ver al comit¨¦ de empresa y charlar con los miembros de UGT, el presidente de ENASA ,le invita a caf¨¦, "solo, porque soy al¨¦rgico a la leche. Es una de mii man¨ªas". Est¨¢ ya muy avanzada la ma?ana y Santiago Carrillo se queda discutiendo la conveniencia de que la empresa venda los camiones Pegaso a pa¨ªses como Irak "o a otros en los que nosotros podr¨ªamos influir".
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