Confusas pasiones
Bastantes espectadores suelen confundir la mala calidad visual y sonora de un cierto cine joven espa?ol con sus planteamientos ideol¨®gicos. La pobreza econ¨®mica se relaciona con frecuencia con una supuesta novedad moral. Esa mec¨¢nica identificaci¨®n es, naturalmente, falsa.La mayor¨ªa de las primeras pel¨ªculas rodadas en los ¨²ltimos a?os por nuevos cineastas han sido, en ¨²ltima instancia, m¨¢s conservadoras que aqu¨¦llas a las que pretend¨ªan discutir. Siguen siendo Carlos Saura y Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n los autores m¨¢s modernos de nuestro cine.
Entre otras posibles excepciones, la de Pedro Almod¨®var result¨® obvia desde que estrenara su primer largometraje industrial Pepi, Luci, Bom y otras chicas del mont¨®n. Su mala calidad de imagen y sonido era com¨²n a otros t¨ªtulos realizados por miembros de su generaci¨®n, incluso superior a la mayor¨ªa. A cambio ofrec¨ªa el primer punto de vista aut¨¦nticamente corrosivo: aquella masoquista casada con un polic¨ªa en la esperanza de ser maltratada o la modern¨ªsima agente de publicidad que anunciaba bragas de mil usos eran personajes de una amoralidad sorprendente de la que nac¨ªa la propia est¨¦tica de la pel¨ªcula.
Laberinto de pasiones
Gui¨®n y direcci¨®n: Pedro Almod¨®var. Fotograf¨ªa: Angel Luis Fern¨¢ndez. Sonido: Mart¨ªn M¨¹ller. Int¨¦rpretes: Cecilia Roth, Imanol Arias, Helga Lin¨¦, Marta Fern¨¢ndez-Muro, Fernando Vivanco, Ofelia Ang¨¦lica, Luis Ciges, Antonio Banderas y muchos m¨¢s. Comedia. Espa?ola 1982. Local de estreno: Alphaville.
El humor del cine de Pedro Almod¨®var se inspiraba en viejos tebeos, en conceptos de melodrama, pero d¨¢ndoles la vuelta hasta convertir su caricatura en corrosi¨®n.
Su segunda pel¨ªcula profesional, Laberinto de pasiones, quiere incidir en los mismos planteamientos. Un buen n¨²mero de personajes se entrecruzan enloquecidamente buscando respuestas posibles a sus necesidades amorosas.
El heredero de un lejano emperador ¨¢rabe contrata chulos en las calles madrile?as mientras, a su lado, una joven traumatizada por recuerdos de infancia compite con ¨¦l en la b¨²squeda de hombres; al tiempo, la hija de un tintorero es violada cada d¨ªa por su padre; el rebelde isl¨¢mico se enamora de su enemigo; una obesa psiquiatra quiere seducir al padre de su enferma; una joven ataviada con sombreros imposibles trata de adelgazar sus muslos, y una madre odia a la hija que engendr¨® en una probeta...
Todo es loco y disparatado
Todo es loco, excesivo, disparatado. Almod¨®var ha mezclado tantas ocurrencias que corre el riesgo de quedarse sin la idea que pueda unificar tan divertido desvar¨ªo. Laberinto de pasiones interesa m¨¢s de forma espor¨¢dica que por su conjunto, sujet¨¢ndose la atenci¨®n a la originalidad de cada momento, al chiste imprevisto, a la locura sorprendente.Queda el planteamiento base. Aquella amoralidad de su primera pel¨ªcula se prolonga en la nueva entrega, aunque Almod¨®var pretenda ser m¨¢s ambicioso. Pero la diversi¨®n del texto escrito no corresponde siempre a la gracia de la imagen, tan torpe como en su primera pel¨ªcula, pero m¨¢s debilitada por la ambici¨®n del proyecto. De cualquier manera, el cine de Almod¨®var tiene una frescura y una originalidad admirables que no deben pasar inadvertidas.
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