El Orfe¨®n Donostiarra inaugura la temporada
El nuevo curso musical madrile?o ha comenzado de manera inesperada con la actuaci¨®n en el teatro de la Zarzuela del Orfe¨®n Donostiarra, la Orquesta Arb¨®s y el pianista Francisco Corostola, todos ellos bajo la direcci¨®n de Jorge Rubio.Ya es sabido que el gran coro de San Sebasti¨¢n, con casi un siglo de historia superbrillante, es recibido en Madrid con el entusiasmo que merecen sus renovados e infatigables cantores y su director, Antxon Ayestar¨¢n.
El programa, por otra parte, resultaba sumamente atractivo al combinar tres grandes compositores vascos (Juan Cris¨®stomo Arriaga, Jos¨¦ Mar¨ªa Usandizaga y Jes¨²s Guridi) con Beethoven y su Fantas¨ªa para piano, coro y orquesta en do mayor, antecedente, como bien es sabido, del tiempo final de la Novena sinfon¨ªa.
Beethoven y tres maestros vascos
Orfe¨®n Donostiarra, director: A. Ayestar¨¢n. Orquesta Sinf¨®nica, director: J. Rubio. Pianista: F. Corostola. Obras de Guridi, Usandizaga, Arriaga y Beethoven. Teatro de la Zarzuela. 2 y 3 de octubre.
Tanto el pianista de Renter¨ªa, Francisco Corostola, como el Orfe¨®n Donostiarra, se hicieron aplaudir largamente, en uni¨®n de la Orquesta Sinf¨®nica y su maestro titular.
Antes, hubo ocasi¨®n de aplaudir una p¨¢gina de Jos¨¦ Mar¨ªa Usandizaga poco programada: la romer¨ªa de la ¨®pera Mendi-Mendiyan, en la que el autor de Las golondrinas, con gran talento, explota de modo. muy directo un manojo de temas del cancionero vasco, dando ocasi¨®n al coro y a la orquesta para lucir sus posibilidades m¨¢s brillantes.
M¨²sica eminentemente teatral (?por qu¨¦ no se representa Mendi-Mendiyan con mayor frecuencia?) la elecci¨®n de este fragmento raps¨®dico se acomoda bien al programa de concierto.
De la obertura de la obra Los esclavos felices, de Juan Cris¨®stomo Arriaga y de las excelentes Diez melod¨ªas vascas, de Jes¨²s Guridi, nada nuevo hay que decir, sino rese?ar las m¨¢s discretas estimables versiones que nos fueron dadas por el director Jorge Rubio y los s¨ªnf¨®nicos.
Lleno el teatro de la calle de Jovellanos, el p¨²blico aplaudi¨® incesantemente a todos los int¨¦rpretes, pero sin duda, el protagonista de la sesi¨®n fue el Orfe¨®n Donostiarra, cuyas cualidades de timbre poderoso, cohesi¨®n y buena l¨ªnea musical mantiene su director Antxon Ayestar¨¢n en todos sus valores.
Con todo, podr¨ªa ponerse un reparo al programa: no haber incluido un autor vasco vivo, habi¨¦ndolos, como los hay, de m¨¦ritos reconocidos internacionalmente, dentro de tendencias tan dispares como las que van de un tradicionalismo evolucionado a una modernidad en l¨ªnea con las ¨²ltimas corrientes europeas.
Pensamos, por citar unos pocos nombres, en un Escudero, un Luis de Pablo, un Carmelo Bernaola, un Larrauri. Con ello se habr¨ªa seguido la misma pol¨ªtica felizmente habitual a la hora de exponer pintura o escultura vasca.
Babelia
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