Guerra de acusaciones entre militares argentinos
Mientras los sectores pol¨ªticos democr¨¢ticos y las huelgas obreras acrecientan sus embates contra el r¨¦gimen militar argentino, comenzaron las detonaciones de bombas de trapos sucios entre distintos sectores castrenses, entre ellas la acusaci¨®n de pertenencia de algunos a la logia Propaganda 2 (P-2) creada por el italiano Licio Gelli. Al mismo tiempo, los resquebrajamientos de las pir¨¢mides de mando se agravaron en el Ej¨¦rcito y la Marina con los airados pronunciamientos del contralmirante Zaratiegui y del general de brigada Am¨¦rico Daber. Ambos exigieron que las investigaciones sobre responsabilidades en la aventura de las Malvinas", alcance a Ias m¨¢s altas conducciones y no conviertan al tercer escal¨®n de mando en el "chivo expiatorio".
Paralelamente, trascendi¨® el informe del general de divisi¨®n Edgardo Calvi sobre la guerra austral. "El personal superior y subalterno", afirma uno de sus p¨¢rrafos, "recibi¨® la informaci¨®n de que todo era pr¨¢cticamente simb¨®lico, que no existir¨ªa reacci¨®n del oponente (Reino Unido) y que, virtualmente, se estaba ante un desfile militar". Desfile que cost¨® a Argentina otros 2.000 o 3.000 muertos y desaparecidos, la consolidaci¨®n de la presencia militar anglonorteamericana en el Atl¨¢ntico sur y la agravaci¨®n de su desmantelamiento econ¨®mico. A la vez, una secuela de dramas sociales por los j¨®venes soldados prisioneros violados o emasculados por congelamiento de sus ¨®rganos, suicidios de mutilados y de familiares.Para dirigentes pol¨ªticos democr¨¢ticos, las acusaciones cruzadas entre el ex, ministro de Hacienda del general Jorge Videla, el empresario Juan Alemann, y el ex comandante de la Armada almirante Emilio Massera, son la "primera andanada de un bombardeo rec¨ªproco entre el Ej¨¦rcito y la Marina, que se arrojan los tr¨¢gicos paquetes de cr¨ªmenes y negocios il¨ªcitos".
Alemann -vinculado al ex ministro de Econom¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez de Hoz- acus¨® a Massera, entre otras cosas, de "manejo irresponsable" de los fondos del Mundial-78 de f¨²tbol y de pertenecer a la logia P-2, dirigida por Licio, Gelli, un antiguo fascista pr¨®fugo de la justicia italiana y ahora detenido en Suiza. Fuentes responsables y expertos diplom¨¢ticos -tanto de Europa como de Latinoamerica- indicaron que si se hiciera p¨²blica la n¨®mina completa del millar de relevantes miembros de P-2 estallar¨ªa un super Watergate en Occidente". Altos militares y pol¨ªticos derechistas del "amplio Cono Sur latinoamericano", un par de relevantes instituciones crediticias,estadounidenses creadas con fondos de la Mafia y ciertos c¨ªrculos f¨¢cticos y confesionales influyentes en Italia y Europa "quedar¨ªan con cieno hasta el cabello", dijeron las fuentes.
Lo cierto es que, hasta el momento, no se public¨® esa n¨®mina completa, lista que le sirvi¨® al propio Gelli para cubrir "sus c¨®modos desplazamientos de fugitivo en Argentina, Uruguay y hasta en la propia Europa occidental", agregan los informantes. En Italia -es sabido-, el esc¨¢ndalo alcanz¨® a tres ex jefes de Gobierno de la Democracia Cristiana, altos mandos militares y grandes empresarios, mientras las finanzas del Vaticano quedaron malheridas por el a¨²n no esclarecido asunto "Banco Ambrosiano-arzobispo Marcinkus", Y una corriente seglar escalaba influencia en el entorno pontificio, recordaron las fuentes.
Gelli, diplom¨¢tico argentino
La respuesta de Massera, a los cargos es elocuente: "Es cierto que conozco a Licio Gelli. Era funcionario de nuestra Embajada en Roma designado por el presidente Per¨®n en 1974 (... ). Trat¨¦ a, Gelli como igualmente lo trataron otros, hasta el presidente general Roberto Viola. "Gelli" dijo Massera, colabora activamente en difundir en Europa la verdad de nuestra guerra", que cost¨® al pa¨ªs 10.000 muertos y 30.000 detenidos-desaparecidos desde el golpe deEstado de 1976 .El art¨ªfice visible de P-2 "facilit¨® las gestiones oficiales de los Miembros del Gobierno y de las fuerzas armadas argentinas, ,que viajaban (a Europa) por misiones espec¨ªficas", agrega Massera.
Seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, la conexi¨®n de Gelli con los poderes f¨¢cticos que en Argentina se aprestaban a dominar todo el poder no se realiz¨® por intermedio del presidente general Juan Per¨®n -muerto el 1 de julio de 1974-, sino de su secretario privado, Jos¨¦ L¨®pez Rega. Enfermo, el entonces jefe del Estado tem¨ªa, seg¨²n dirigentes peronistas, precisamente que la c¨¦lebre Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), un escuadr¨®n de la muerte paramilitar, no fuera m¨¢s que un puente de guerra sucia para que los militares golpistas transitaran hacia el po der.
Observadores en Buenos Aires afirman que m¨¢s de un alto jefe militar de 1976 est¨¢ ligado a Gelli. Algunos pol¨ªticos democr¨¢ticos estiman que ser¨ªa muy saludable que el Gobierno italiano revele de una vez por todas las n¨®minas detalladas de miembros y amigos de la P-2, caiga quien caiga. El mi¨¦rcoles 22 de septiembre Rocco Palamara, miembro del Tribunal de Justicia de Italia, llegaba a la capital argentina "para pasar", declar¨®, "unos d¨ªas de vacaciones". Fuentes diplom¨¢ticas indicaron a este observador, con una sonrisa sugestiva, que el magistrado tiene "una misi¨®n muy delicada y reservada".
Los analistas aguardan que el bombardeo rec¨ªproco entre los llamados mados clanes de Mart¨ªnez de Hoz -de notoria inserci¨®n en el Ej¨¦rcito- y Massera provoque nuevos cap¨ªtulos con revelaciones de distintos negocios turbios: autopistas, naftas adulteradas, Malvinas, desaparecidos y otros. Uno de los ases que se atribuyen los allegados a Massera es la cesi¨®n, por parte de Mart¨ªnez de Hoz, al monopolio petrol¨ªfero multinacional Shell, de una franja de 13.500 kil¨®metros cuadrado en el extremo austral, en sociedad con una empresa "formada en el ¨²ltimo momento por el ex ministro de Videla".
Lo cierto es que esta guerra intercastrense se inici¨® ya en 1977. La ambici¨®n pol¨ªtica de Massera se reflej¨® en un intento ostensible de blanquear -sin ¨¦xito- su imagen. Empero, una buena parte de los detenidos-desaparecidos, -unos 4.000 s¨®lo en la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada- acusaban su nombre ante los organismos internacionales, junto a los de los generales Videla, Viola, Harguindegui, Luciano Men¨¦ndez, Guillermo Su¨¢rez Mas¨®n y muchos otros. Es cierto que la funcionaria de la Embajada argentina en Par¨ªs Elena Holmberg apareci¨® muerta a fines de 1979, curiosamente en aguas del delta bonaerense, jurisdicci¨®n de la Prefectura Naval.
La ambici¨®n de Massera
Los pasos de Massera se encaminaron en varias direcciones intemas y exteriores. En 1977 difund¨ªa, por conductos escogidos, que "quer¨ªa hablar con todos" los sectores pol¨ªticos que le interesaban, sin desdefiar siquiera "a los terroristas" . Los analistas enterados no dudaron que el ante miembro de la Junta Militar lanzaba su carrera hacia la Presidencia.
Sus planes irritaban visiblemente a otros prohombres del Ej¨¦rcito, entre ellos los generales L¨²ciano Men¨¦ndez y Antonio Bussi. A este ¨²ltimo se le imputan, incluso en el presente, ambiciones similares a las de Massera. "Jam¨¢s un marino ser¨¢ presidente, que no insistan si no quieren que les pintemos los barcos de verde", dec¨ªan los generales. En abril de 1976, Mart¨ªnez de Hoz, para asumir la cartera econ¨®mica, debi¨® dejar la presidencia de un monopolio sider¨²rgico ligado a la multinacional norte americana United Stell. Para cubrirla, fue designado el general, ex perto en tanques de guerra, Alcides L¨®pez Aufranc.
Las desapariciones
Massera logr¨® formar el Partido Dem¨®crata Social, con el concur so de unos pocos pol¨ªticos peronistas de segunda fila sumamente moderados. Pero en cada una de las presentaciones p¨²blicas como candidato presidencial le aguardan las Madres de Plaza de Mayo, que le exigen informaci¨®n sobre los desaparecidos, a empujones con su escolta. Ya en 1975, recuer dan los observadores, intent¨® des prenderse -al menos p¨²blicamente de sus rumoreadas conexiones con L¨®pez Rega. La guerra de opereta entre almirantes y ge nerales por los espacios de poder comenzaba a interesar a las agen cias de noticias internacionales, que recib¨ªan desde ambos bandos acusaciones rec¨ªprocas, elabora das por sus servicios, imput¨¢ndose las muertes y desapariciones m¨¢s resonantes.
En Par¨ªs, 1978, intent¨® contactar con la organizaci¨®n Montoneros, a trav¨¦s de agentes dobles, aseguran fuentes fidedignas, dejando en claro que ¨¦l "era el vencedor y que dictaba las condiciones". A la par, poco antes hizo construir en el Reino Unido la fragata misil¨ªstica H¨¦rcules, y en Argentina, con patente de la misma empresa, su gemela Sant¨ªsima Trinidad.
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