Thatcher intenta capitalizar el ¨¦xito militar obtenido en la guerra de las Malvinas
"Cambiar ser¨ªa una traici¨®n..., le diremos al pueblo la verdad y el pueblo ser¨¢ nuestro juez". Con esa frase, Margaret Hilda Thatcher, primera ministra brit¨¢nica, de 57 a?os, clausur¨® ayer el 992 congreso de su Partido Conservador en Brighton. Los delegados se marcharon satisfechos, despu¨¦s de cantar, como es tradicional, el himno nacional. Y el nacionalismo ha resucitado. "El esp¨ªritu del Atl¨¢ntico sur fue el esp¨ªritu brit¨¢nico en su mejor momento", hab¨ªa comenzado diciendo la primera ministra en un nada disimulado intento de capitalizar el ¨¦xito militar de la campa?a de las Malvinas.
Este no fue ni un gran ni un vibrante discurso. Pero s¨ª, seguramente, uno de los m¨¢s aplaudidos de la extra?a carrera pol¨ªtica de la que la gusta que la llamen dama de hierro. Fue el primer discurso de cara a las elecciones, lleno de Malvinas, patriotismo y menciones a las fuerzas armadas. El mensaje fue bien claro: el Gobierno Thatcher no cambiar¨¢ de rumbo pol¨ªtico. Har¨¢ gala de firmeza y decisi¨®n.Tres temas principales: el anticomunismo y el desarme, la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) y la econom¨ªa. Tres temas sobre los que los laboristas han conseguido centrar el debate nacional y que Thatcher ha hecho suyos, luchando sobre el propio terreno laborista.
En el terreno del desarme y de las armas nucleares, Margaret Thatcher fue determinante: no habr¨¢ desarme nuclear unilateral brit¨¢nico. La primera ministra reafirm¨® su fe en el valor de la CEE, pero volvi¨® a quejarse de lo que considera una excesiva contribuci¨®n brit¨¢nica al presupues to comunitario: "Tendremos que luchar, cort¨¦smente por supuesto".
Douglas Hurd, ministro adjunto en el Foreign Office, hab¨ªa mencionado por la ma?ana la necesidad de completar las nego ciaciones para el acceso de Espafla y de Porgugal a la Comunidad, "pues los argumentos pol¨ªticos son abrumadores".
En el terreno econ¨®mico Thatcher se mostr¨® segura de que la pol¨ªtica de su Gobierno era la ¨²nica adecuada. Volvi¨® a insistir sobre los valores de la econom¨ªa de mercado y de la competencia, y sigui¨® fijando como objetivo prioritario la lucha -con ¨¦xitos certeros- contra la inflaci¨®n.
Grandes aplausos
Thatcher cree que est¨¢ regenerando la econom¨ªa brit¨¢nica. Ahora, el Reino Unido acude al Fondo Monetario Internacional, no ya a pedir dinero, sino a darlo. "De socialista suplicante a contribuyente conservador" (grandes aplausos).La desnacionalizaci¨®n de la econom¨ªa, la privatizaci¨®n; parece ser ahora el caballo de batalla, tanto en las industrias nacionales como en los servicios municipales y p¨²blicos o en la vivienda. "La prosperidad privada de la vivienda, no hay expresi¨®n m¨¢s orgullosa en ?uestra, historia", afirm¨® Thatcher.
Y mayores pasos en la privatizaci¨®n de los servicios nacionales de salud p¨²blica "que est¨¢n a salvo con nosotros", garantiz¨®.
Si algo se ha conseguido en este aburrido congreso -aburrido significa que ha sido un ¨¦xito para el Gobierno- es que el debate sobre el estado de bienestar ha sido ya definitivamente lanzaIdo en el Reino Unido. "El bienestar del pueblo es m¨¢s que el estado del bienestar", se?al¨® la primera ministra, "es tanto autosuficiencia y ayuda familiar y voluntaria como contribuci¨®n del Estado".
"?Y el paro? Es un problema q0e tardar¨¢ mucho tiempo en resolverse de un modo satisfactorio. ?La verdadera culpa de ello? La pol¨ªtica inflacionista de gobiernos anteriores y las pr¨¢cticas restrictivas de los sindicatos," explic¨® la primera ministra, a la que sus enemigos acusan de haber inducido la recesi¨®n en el Reino Unido.
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