La pel¨ªcula 'La colmena' se ha convertido en el proyecto m¨¢s ambicioso del cine espa?ol
Los problemas legales surgidos en torno a La colmena, y de los cuales inform¨® ampliamente EL PAIS el pasado 6 de octubre, pueden obrar a la manera de ¨¢rboles difusorios del verdadero bosque que constituye la pel¨ªcula: y es que se trata seguramente del proyecto m¨¢s ambicioso que ha abordado el cine espa?ol hasta la fecha. Un productor empecinado, Jos¨¦ Luis Dibildos, ha hecho coincidir en 112 minutos de proyecci¨®n no s¨®lo el triste mundo de la posguerra madrile?a que refleja la obra de Camilo Jos¨¦ Cela, sino tambi¨¦n algo as¨ª como una historia de nuestro cine a trav¨¦s de sus int¨¦rpretes. Alrededor de sesenta actores intervienen en la pel¨ªcula, dirigida por Mario Camus, que hoy se estrena en Madrid, tras su presentaci¨®n en Zaragoza y Bilbao.
Parad¨®jicamente, es el propio Camus quien reh¨²sa hablar de la pel¨ªcula desde su domicilio provisional de Sig¨¹enza, en donde rueda ahora para TVE Los desastres de la guerra: "Que no, que yo no opino, yo s¨®lo hago pel¨ªculas. Y adem¨¢s, quiero dormir, dormir, dormir". Y cuelga, tras despedirse cort¨¦smente"."Qu¨¦ cruz, qu¨¦ cruz tengo", se queja Dibildos, autor, adem¨¢s, de la adaptaci¨®n, gui¨®n y di¨¢logos. "Lo malo de Mario es que despu¨¦s de hacer las pel¨ªculas se desentiende de ellas, no va a los estrenos, no quiere ver a los periodistas. Me deja solo, y yo me siento desamparado, y parece como si me quisiera reservar el papel de estrella. Pero alguien tiene que dedicarse a la promoci¨®n".
Por suerte, Dibildos s¨ª habla, y lo hace con verdadera pasi¨®n, porque seguramente La colmena es la pel¨ªcula ole su vida: "Esta era una adaptaci¨®n muy dif¨ªcil, que s¨®lo pod¨ªa hacerse desde la humildad y la admiraci¨®n. Me apasionaba hacerla, porque estaba contando la obra y, al mismo tiempo, mis recuerdos personales. Yo viv¨ª ese Madrid. Y soy, adem¨¢s, un admirador de Cela. Durante a?os estuve tomando caf¨¦ cerca de ¨¦l, en el Gij¨®n, sin atreverme a dirigirle la palabra". Ojeroso, cansado, en v¨ªsperas de la prueba final del estreno, Dibildos responde a mi pregunta acerca del porqu¨¦ de tanto monstruo sagrado junto, de si se trata de una opci¨®n comercial:
"No, es que era preceptivo hacer La colmena con actores que reunieran la doble condici¨®n de ser famosos y poseer una calidad excepcional. En esta pel¨ªcula hay que hacer vivir durante 112 minutos a sesenta personajes, y de haberme decidido por contratar a sesenta genios desconocidos, el p¨²blico se hubiera perdido, no hubiera podido seguir el hilo. Era absolutamente necesario que gran parte de los actores fueran reconocibles por su cara, porque el espect¨¢culo est¨¢ en ellos, en el paisaje humano. Y ten¨ªan que ser muy buenos para que dieran una adecuaci¨®n perfecta a los personajes".
"No, no me crearon problemas", prosigue, "y eso lo sab¨ªa yo desde el principio, porque aquellos actores a los que m¨¢s admiro -y debo decir que son todos los de la pel¨ªcula, excepto algunos que no pudieron trabajar por tener otros compromisos- suelen unir cualidades humanas a sus virtudes profesionales. Y estaban contentos de participar en un proyecto tan ambicioso, aunque fuera en peque?os papeles. Porque alguien tiene que decir de una vez por todas que si en este pa¨ªs la gente de cine trabaja en malas pel¨ªculas es porque tiene que comer y pagar el colegio de los ni?os, no porque les guste".
Es Jos¨¦ Sacrist¨¢n quien, tras un nuevo e infructuoso intento por mi parte de hablar con Mario Camus -"Mmmmmmm, por favor, d¨¦jame dormir"-, renueva los entusiasmos por la pel¨ªcula: "Ya quisiera uno que todas las ma?anas sonara el tel¨¦fono para ir a rodar algo como La colmena. Y que el cine espa?ol pudiera demostrar constantemente que posee una infraestructura capaz de dar este tipo de filmes. La colmena corr¨ªa el peligro de que cada uno de nosotros, los actores, por esa cosa del nombre, tendi¨¦ramos a enfatizar... La gran inteligencia de Mario Camus a esta o en tener siempre muy clara la visi¨®n general de la pel¨ªcula, evitando el enunciado previo de los personajes y manteniendo una corriente subterr¨¢nea de fluidez para que cada uno de nosotros estuviera al servicio de la historia en general".
Y a?ade, un poco sentencioso, como suele ser ¨¦l, por otra parte: "Un rodaje es como un barco, y s¨®lo navega bien si tiene un buen capit¨¢n".
Pero el capit¨¢n duerme, o al menos eso deduzco en cuanto escucho al otro lado del tel¨¦fono su voz que rebota como un bal¨®n sobre moqueta: "Pues mira, no, sigo sin querer hablar de la pel¨ªcula, sigo queriendo dormir, y adem¨¢s ya lo estaba consiguiendo, y adem¨¢s ten¨ªa un sue?o divertid¨ªsimo. Si quieres te lo cuento, pero de la pel¨ªcula no... Y es que yo iba en un Rolls que era un taxi y el conductor era una mujer, y yo le dec¨ªa, por favor, ll¨¦veme a un hotel a dormir...". Cuelgo, desesperada, y marco el n¨²mero de Cela.
"Me gusta mucho, me parece una pel¨ªcula magn¨ªfica, y creo que tendr¨¢ ¨¦xito, aunque, la verdad, eso no me preocupa especialmente. Lo importante es que est¨¢ muy bien". Y dice que no le caus¨® el menor recelo, el m¨¢s m¨ªnimo pavor, que se propusieran hacer un filme con su novela: "Yo ten¨ªa mucha confianza en Jos¨¦ Luis Dibildos, que es un hombre muy inteligente y que sabe mucho de cine". No es la primera vez que una obra suya pasa al cine: "No, la otra fue con Pascual Duarte, y tambi¨¦n result¨® muy bien. He tenido mucha suerte".
Concha Velasco -desisto por el momento de volver a desatar las iras de Mario Camus- no ha visto la pel¨ªcula: "Es que la proyecci¨®n privada coincidi¨® con mi operaci¨®n por desprendimiento de retina. Pero s¨ª he visto montadas las escenas del caf¨¦, y me parecen maravillosas de todo: interpretaci¨®n fotograf¨ªa, ambientaci¨®n. Tambi¨¦n he visto las secuencias en que intervengo, y me parecen m bien. Yo estaba un poco reacia principio, porque cre¨ªa que mi personaje, Purita, era m¨¢s joven, pero Mario y Dibildos me convencieron de que tambi¨¦n pod¨ªa ser mayor. Por otra parte, soy una actriz que se pone muy nerviosa durante los primeros d¨ªas de rodaje pero Mario me imbuy¨® tal tranquilidad, tal confianza... Me gustar¨ªa volver trabajar con ¨¦l".
Y a la definici¨®n de capit¨¢n barco que Sacrist¨¢n atribuye a Camus, a?ade ¨¦sta: "En el rodaje no acordaba yo de un profesor de baile que tuve que dec¨ªa que la chica que levantara m¨¢s la pierna en El lago de los cisnes ten¨ªa que irse porque nadie puede destacar en un coro. Eso es lo que hizo Mario con nosotros".
Quiz¨¢ el m¨¢s peque?o de los papeles importantes es el de Nati Robles, que corre a cargo de Charo L¨®pez, una actriz a la que Mario Camus es adicto: "Para m¨ª la experiencia m¨¢s positiva de La colmena ha sido comprobar, una vez m¨¢ que cuando est¨¢s a gusto con la atm¨®sfera de rodaje, que en ese caso hab¨ªa todo lo necesario para ello, te olvidas de si tu papel es largo o corto"
Francisco Rabal, que incorpo a uno de los bohemios de caf¨¦, est tambi¨¦n en Sig¨¹enza rodando co Camus Los desastres de la guerra. "La verdad es que yo, en la ¨¦poca que refleja la pel¨ªcula, estaba muy lejos de ese mundo intelectual. Pero s¨ª conoc¨ªa a personajes de ese tipo. F¨ªjate t¨² que, sin ir m¨¢s lejos, me acuerdo que recog¨ªa colillas para d¨¢rselas a los hijos de Nicol¨¢s Salmer¨®n, que eran vecinos m¨ªos".
"Quierooooo.... empieza Mario Camus al o¨ªr por en¨¦sima vez mi voz. "Est¨¢ bien", se rinde. "Te voy a decir lo que pienso de La colmena. "?Est¨¢s ah¨ª?". "S¨ª, s¨ª", reacciono, "era la emoci¨®n". "Pues pienso que es una adaptaci¨®n m¨¢s de la muchas que he hecho -ya sabe Gald¨®s, Aldecoa...-., y que ello han cumplido con su trabajo y y con el m¨ªo". "?Nada m¨¢s?". "Bueno", concede, Ia pel¨ªcula se puede ver bien. ?Est¨¢s contenta?".
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