Desaf¨ªos, debates y otras cosas
LOS DESAFIOS cruzados entre l¨ªderes pol¨ªticos para sostener debates mano a mano en televisi¨®n o en radio han proliferado en los ¨²ltimos d¨ªas hasta el punto de sumir en el desconcierto a los ciudadanos. A la anomal¨ªa de que el Presidente del Gobierno no encabece las listas de su partido para las pr¨®ximas elecciones se une la circunstancia, igualmente excepcional, de que sea el secretario general del PSOE el principal recipendiario de los guantes arrojados en.este simb¨®lico campo del honor y de que el l¨ªder de un partido con escasos diputados en la anterior legislatura -como es Fraga- se proclame el ¨²nico rival serio de Felipe Gonz¨¢lez. Para que la confusi¨®n sea todav¨ªa mayor, el dirigente socialista se muestra unicamente dispuesto a debates p¨²blicos con el Presidente del Gobierno, que concurre a las elecciones como segundo de las listas de UCD, y con el Presidente de la Generalitat, que no se presenta a los comicios en las candidaturas de CiU.Esta enredada situaci¨®n puede servir para recordar que los ejercicios de simulaci¨®n en una campa?a electoral no s¨®lo, se plasman en el ofrecimiento de armoniosas soluciones para demandas contradictorias entre s¨ª, sino tambi¨¦n en el planteamiento y desarrollo de esos anhelados debates. El l¨ªder de Alianza Popular, por ejemplo, se gan¨® la admiraci¨®n de aquellos telespectadores que creyeron de buena fe la rotundidad de sus contestaciones a las preguntas que se le formularon en los programas de Televisi¨®n previos a la campa?a. Los selectos -y seleccionados- periodistas que interrogaron con pies de plomo y guantes de terciopelo a Fraga en el espacio emitido hace dos semanas y los contertulios que discutieron con ¨¦l en La Clave perdieron, sin embargo, una excelente ocasi¨®n para poner de relieve no s¨®lo la flaca memoria del ex-ministro de Informaci¨®n y de Gobernaci¨®n acerca de su autoritaria gesti¨®n gubernamental, sino tambi¨¦n sus lagunas como aficionado ala teor¨ªa econ¨®mica.
En La clave Fraga ignor¨® algo tan elemental como el procedimiento para establecer la tasa de paro. El l¨ªder de AP, meti¨¦ndose en camisa de once varas para defender una pol ¨ªtica que Reagan- ya ha abandonado, rest¨® importancia a los once millones de parados en Estados Unidos con el argumento de que, al comparar esa cifra con la poblaci¨®n total de "m¨¢s de doscientos millones" de norteamericanos, el porcentaje de paro se situar¨ªa entre el 4% y el 5%, en tanto que la tasa espa?ola de desempleo se situar¨ªa, en cambio, en torno al 16%. M¨¢s de un alumno habr¨ªa sido dejado para septiembre por semejante pifia aunque no la presenciaran quince millones de televidentes y el examihando no fuera catedr¨¢tico, embajador y ex-ministro. Porque el paro no se mide con relaci¨®n a la poblaci¨®n total, sino a la poblaci¨®n activa, es decir, la que se encuentra en edad y disposici¨®n de trabajar. En Estados Unidos 11,3 millones de parados respecto a una poblaci¨®n activa de 111,9 millones significa un porcentaje de paro del 10,1%. Ya un comunicante de EL PAIS lo puso de relieve hace unos d¨ªas en la secci¨®n de Cartas al Director, pero bien vale insistir en el asunto porque la demagogia, como se ver¨¢, es como la ignorancia: nunca viene sola.
Uno de los puntos claves del programa econ¨®mico de AP para estimular la actividad consiste, seg¨²n se ha hartado de decir su l¨ªder, en reducir los impuestos. La idea fue reinventada hace poco por los economistas norteamericanos de la teor¨ªa de la oferta y hecha suya por el presidente Reagan. Pero la mayor parte de los defensores de esta estrategia han desaparecido de sus puestos, y hace s¨®lo unos d¨ªas el profesor Martin Feldstein, presidente del Consejo de Asesores Econ¨®micos de la Casa Blanca, afirmaba: "La idea de que una reducci¨®n de los impuestos desencadenar¨¢ una actividad econ¨®mica capaz de reducir la inflaci¨®n, el d¨¦ficit del sector p¨²blico y el paro, todo a la vez, ha demostrado ser completamente falsa". Reagan ya se hab¨ªa dado cuenta el verano pasado, cuando a mediados de agosto imprimi¨® un giro fundamental a esta pol¨ªtica, reconociendo as¨ª su error.
Las consecuencias curadoras de la p¨®cima de bajar los impuestos tambi¨¦n son elogiadas por sus efectos para reducir los tipos de inter¨¦s. En efecto, desde mediados de a?o los tipos de inter¨¦s en Estados Unidos est¨¢n reduci¨¦ndose, pero esta evoluci¨®n tiene su propia explicaci¨®n. La interpretaci¨®n de la Banca Morgan, en su publicaci¨®n World Financial Market, se articula en base a los siguientes factores: el estancamiento de la econom¨ªa, que ha reducido la demanda de cr¨¦dito; la preocupaci¨®n por la crisis interna y la situaci¨®n internacional de falta de liquidez, que ha impulsado al Banco de la Reserva Federal a adoptar una actitud menos rigurosa en el control de la cantidad de dinero; y finalmente, la aprobaci¨®n por el Congreso de un aumento de los impuestos de 98.000 millones de d¨®lares en el plazo de tres a?os. La realidad norteamericana es muy distinta de las fantas¨ªas divulgadas en los m¨ªtines de Fraga, teor¨ªas en las que el an¨¢lisis econ¨®mico brilla por su ausencia. Los periodistas que entrevistaron a Don Manuel en Televisi¨®n dejaron pasar por alto sus atropelladas respuestas destinadas a explicar las incongruencias en que incurre el programa de Alianza Popular al prometer simult¨¢neamente la reducci¨®n de los impuestos, la disminuci¨®n del d¨¦ficit presupuestario, el aumento de las prestaciones sociales y el lanzamiento de ambiciosos planes de inversiones p¨²blicas.
Se comprende no obstante, a la vista de las pasadas experiencias, las grandes esperanzas puestas por Manuel Fraga en los debates televisivos. Pero si lo dicho no bastara para explicar en qu¨¦ consiste el juego de la antigua farsa, conviene recordar que no existe un solo dato objetivo que le permita presentarse como alternativa del socialismo eneste pa¨ªs. Antes bien los socialistas son la alternativa del actual gobierno, fruto de unos votos depositados para el centro. Landelino Lavilla y Adolfo Su¨¢rez constituyen as¨ª el genuino polo de alternancia respecto a las oportunidades socialistas. La pertinacia de Fraga en presentarse como el nucleador de la derecha y en hacer ver, contra toda raz¨®n y verdad, que estas elecciones se dirimen entre Felipe Gonz¨¢lez y ¨¦l, obliga a recordarle que no toda la derecha de este pa¨ªs es reaccionaria. Por eso si sus recientes declaraciones sobre el golpismo atraer¨¢n sin duda en su apoyo a no pocos antiguos votantes de Blas Pi?ar, servir¨¢n por lo mismo para esclarecer su part¨ªcipacion en la manifestaci¨®n popular del 27 de febrero del a?o pasado contra el golpismo criminal que hoy parece querer "entender". A la postre, el principal bagaje con que Fraga llega a las urnas lo componen dos sonadas derrotas en ocasiones anteriores. A partirdel 29 de octubre entonces, si los electores le perdonan las cosas que comentamos, quiz¨¢ pueda expresarse como alternativa de poder. O quiz¨¢s no.
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