Guerra santa

Est¨¢n llamando a la guerra santa y dentro de nada habr¨¢ que ir a los campos de f¨²tbol con chichonera. El mi¨¦rcoles, en el Bernab¨¦u, le dieron con un bote de cerveza a un redactor gr¨¢fico. Hace unas semanas le pusieron las manos encima, en Barcelona, a un cronista radiof¨®nico. Se han perdido los nervios apenas iniciada la Liga y esta vez parece que el ambiente hostil ir¨¢ in crescendo. El f¨²tbol lo est¨¢n convirtiendo en un deporte antip¨¢tico. El comit¨¦ de competici¨®n va a tener que trabajar a destajo para sancionar a clubes, jugadores y entrenadores. A la guerra de las notas y las contranotas va a seguir la de la violencia. Estamos a un paso de los campos brit¨¢nicos. Una final de Copa, Real Madrid-Barcelona, ganada por los azuligrana, determin¨® la prohibici¨®n de la venta de los envases de vidrio. La primera ronda de la Supercopa podr¨ªa producir la desaparici¨®n de los botes de cerveza. Incluso habr¨¢ que pensar en la supresi¨®n de las almohadillas pesadas.

El Madrid tiene sus :razones para estar frente a la Federaci¨®n. El Barcelona tiene razones para estar molesto con el Madrid. Todos comienzan a tener argumentos contundentes que echarse en cara. No hay m¨¢s salida que la firma de una tregua para que en el pr¨®ximo congreso futbol¨ªstico cada cual haga sus planteamientos y sus votos de censura. La resoluci¨®n de los grandes problemas est¨¢ en manos de unos pocos. Hasta entonces, ser¨ªa conveniente que tuvi¨¦ramos la fiesta en paz.