Bernard Benson: "Gracias al premio Nobel la palabra pacifismo no es ya un insulto"
Bernard Benson cuenta en El Libro de la paz la historia de un ni?o que consigui¨® que el planeta Tierra se declarara a s¨ª mismo la paz. Esta historia, traducida en veinte idiomas, ha dado pie en los ¨²ltimos a?os a la creaci¨®n de asociaciones que funcionan ya en varios pa¨ªses -incluido el nuestro, desde esta semana-, cuyo fin es conseguir la paz del mundo mediante la presi¨®n popular para el desarme.
Sus actividades son un reflejo de las m¨²ltiples ideas que tiene su pionero, como la de escribir millones de cartas a los presidentes norteamericano y sovi¨¦tico reclam¨¢ndoles la cincomillon¨¦sima parte de lo que se han gastado en armas. Los miembros de la asociaci¨®n construyeron en Escocia, donde este a?o se van a instalar misiles Trident, una balanza. En uno de sus lados pusieron la reproducci¨®n de un misil, respetando su peso, y en el otro est¨¢n colocando las cartas que los escoceses enviar¨¢n despu¨¦s a la primera ministra brit¨¢nica contra los misiles. La balanza empez¨® a inclinarse hace d¨ªas del lado de las cartas. Pero su proyecto m¨¢s ambicioso es "avisar a los 4.000 millones de personas que desean la paz", dice Benson, "a que un d¨ªa, a una hora determinada, salgan a la calle con una vela encendida para, a trav¨¦s de un sat¨¦lite con rayos infrarrojos, demostrar a los dirigentes del mundo los millones y millones de personas que quieren vivir en la paz".Pero ?qui¨¦n es este hombre capaz de entusiasmar a cientos de j¨®venes en proyectos de esta ¨ªndole? Benson tiene 58 a?os y la aureola de un misionero. Es ingl¨¦s, casado, padre de diez hijos y hasta el a?o 1959 se dedic¨® a inventar armas. "En la segunda guerra mundial fui piloto de la RAF y, entonces, de la guerra yo s¨®lo sab¨ªa que hab¨ªa que ganarla, lo que supongo no era demasiado inteligente por mi parte. A partir de 1946 trabaj¨¦ en lo que entonces parec¨ªa un juego, los ordenadores, e invent¨¦ el torpedo de cabeza buscadora y lo que fue el origen de lo que ahora son los misiles. Tambi¨¦n invent¨¦, el ala delta de los aviones de combate y el Gobierno brit¨¢nico puso mi nombra otra serie de patentes relacionadas con la inform¨¢tica b¨¦lica".
Pero algo le pas¨® en 1959. "Me di cuenta de que todo el avance tecnol¨®gico s¨®lo serv¨ªa al campo militar y que era un contrasentido que dijeran, adem¨¢s, que eso serv¨ªa para la paz; as¨ª es que abandon¨¦ la ciencia. y me puse a estudiar filosof¨ªa con grandes maestros tibetanos, y mi vida cambi¨® radicalmente". Piensa que la paz comienza sobre todo controlando el ego y afirma que en su propio hogar reina "una gran armon¨ªa, donde se reparten las tareas sin violencia; creo que somos una especie de mafia por la paz". Todos sus hijos conocen de tres a cinco idiomas, y si un d¨ªa fueran a la ONU como traductores no har¨ªan nada nuevo, puesto que su padre fue traductor de nueve lenguas en la Liga de las Naciones.
Para financiar las asociaciones se sirven de dos fuentes: los donativos y el trabajo, y no cree que sus ideas sean las ¨²nicas v¨¢lidas para llegar a la paz; pero mantiene este nombre registrado, "porque cuando los grupos obtienen peso en la opini¨®n p¨²blica son susceptibles de ser usados por cualquier ismo, incluido el fascismo, y as¨ª podemos impedir que lo usen quienes se desv¨ªen". Sobre el escepticismo de los que creen que el pueblo poco puede hacer para vencer los grandes intereses creados en el mercado de las armas dice: "No hay que tener miedo; lo que m¨¢s desean los pol¨ªticos es seguir en el poder y desde hace a?os saben que la opini¨®n p¨²blica es importante. Quien a¨²n no se ha dado cuenta es la opini¨®n p¨²blica".
El ¨²ltimo Premio Nobel de la Paz, concedido a dos miembros de la Conferencia de Desarme, le parece que "ha hecho respetable oficialmente ser pacifista. Es incre¨ªble que esta palabra se utilizara antes como un insulto".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.