La solvencia exterior
EL RIO revuelto de las maniobras desestabilizadoras del golpismo y el dato cierto de la suspensi¨®n de pagos de algunas importantes empresas han dado base a la sospecha de que Espa?a ha dejado de ser un pa¨ªs financieramente seguro en el mercado internacional. Los datos al respecto ser¨ªan el encarecimiento del precio del dinero en los Cr¨¦ditos internacionales tomados por compa?¨ªas o instituciones espa?olas, una mayor dificultad para encontrar fuentes exteriores de financiaci¨®n y el serio peligro -coincidiendo con el ¨²ltimo rebrote alcista del d¨®lar- de una depreciaci¨®n de la peseta.Pese a los s¨ªntomas que pueden apuntar en esa direcci¨®n, y que han sido alimentados por la incertidumbre pol¨ªtica que el golpismo ha desatado, es preciso no obstante reconocer que el comportamiento de nuestro sector exterior no ha empeorado con relaci¨®n al a?o 1981, puesto que el saldo de los ingresos y pagos por mercanc¨ªas y Servicios que se refleja en la balanza por cuenta corriente ha mejorado en m¨¢s de mil millones de d¨®lares durante los ocho primeros meses de 1982. El crecimiento de las exportaciones de bienes y, en especial, de servicios tur¨ªsticos y el descenso de las importaciones, en especial el petr¨®leo, explican esa tendencia. Si las reservas han perdido, a la altura del mes de agosto, 1.429 millones de d¨®lares, la raz¨®n es que el d¨¦ficit se ha saldado con cargo a esos dep¨®sitos en vez de recurrir al endeudamiento exterior.
Aunque el dato realmente significativo (y la ¨²nica mejora real de nuestro sector exterior) es el menor saldo deudor de la cuenta corriente, nada impedir¨ªa, sin embargo, que el sector p¨²blico utilizara el endeudamiento exterior, en vez de acudir al Banco de Espa?a, en el caso de que las autoridades consideraran conveniente parar la ca¨ªda de reservas. La f¨®rmula es viable porque la posici¨®n internacional de Espa?a, pese a los signos de preocupaci¨®n antes evidenciados, es relativamente saneada. Nuestras reservas totales -en divisas y en oro- representan aproximadamente el 50% de la deuda exterior bruta, cuyo vencimiento medio tiene una duraci¨®n de cinco a?os. Nuestros pagos anuales por el principal y los intereses de esa deuda es una cantidad ya importante pero s¨®lo representa el 20% de nuestras exportaciones totales de mercanc¨ªas y servicios. En cambio, para pa¨ªses fuertemente endeudados como M¨¦xico, Brasil o Argentina, la carga del servicio de la deuda supera el valor total de sus exportaciones, es decir, les obliga a endeudarse de manera adicional para financiar los pagos por intereses y vencimiento del principal. Las reservas de divisas espa?olas se sit¨²an, por otro lado, entre las m¨¢s altas del mundo, equivalentes a las de Holanda y superiores en m¨¢s del doble a las de B¨¦lgica, Canad¨¢, Australia o Suecia.
Las dificultades surgidas en los mercados financieros internacionales se han puesto de relieve con el incidente de Aluminio-Al¨²mina, pero es preciso se?alar que otra empresa relacionada directamente con el INI, como es SEAT, ha podido colocar un empr¨¦stito de 15.000 millones de pesetas e incluso ha tenido que ampliar la demanda del cr¨¦dito hasta 11.000 millones por la afluencia de financiadores.
La suspensi¨®n de pagos de Aluminio Espa?ol-Al¨²mina Espa?ola es el reflejo de una grave crisis industrial pero no es consecuencia de una situaci¨®n de insolvencia del INI o de Pechiney. El complejo tiene dificultades econ¨®micas como resultado, por un lado, de la situaci¨®n del mercado mundial (el precio de la tonelada de aluminio ha bajado bruscamente de 2.000 a 900 d¨®lares) y, por otro, de la escasa capitalizaci¨®n de la sociedad, que le obliga a un endeudamiento exterior muy elevado. La f¨®rmula defendida por el INI para afrontar esa delicada situaci¨®n no es pagar ahora los intereses y esperar el pr¨®ximo pago en las mismas condiciones de debilidad sino sanear la sociedad con una ampliaci¨®n de capital que permitiera reducir las cargas financieras, pagar los intereses y el principal y estar en condiciones de valerse mejor con sus propios medios. Lamentablemente, esa razonable postura del INI puede quedar derrotada por las interesadas presiones de unos y de otros, favorecidas por la inminencia de las elecciones y los rumores de conspiraciones golpistas.
En resumidas cuentas, la econom¨ªa espa?ola tiene hoy solvencia y salud suficientes para hacer frente a una deduda externa a¨²n mayor de la que posee y solo intereses particulares o provocaciones pol¨ªticas pueden hacer palidecer ese cr¨¦dito. El mantenimiento de una solvencia real en el mercado internacional de capitales es sin embargo cuesti¨®n prioritaria en los planes de inversi¨®n del sector p¨²blico cara a la creaci¨®n, de puestos de trabajo. La necesidad de amparar y hacer s¨®lida esa solvencia compete por eso no s¨®lo al gobierno sino a las empresas privadas hoy implicadas en dicho mercado internacional.
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