Sharon afirma que el Gobierno israel¨ª, con la excepci¨®n de Beguin, autoriz¨® la 'limpieza' de Sabra y Chatila
Ariel Sharon, ministro israel¨ª de Defensa, ha aceptado su responsabilidad, extensiva a todo el Gobierno, con la excepci¨®n del primer ministro, Men¨¢jem Beguin, que se encontraba ausente, en la autorizaci¨®n concedida e las falanges libanesas para penetrar en los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila, en el sur de Beirut, para limpiarlos de terroristas. -Sharon declar¨® ayer ante la comisi¨®n del Estado que investiga las posibles responsabilidades israel¨ªes en la matanza de palestinos entre el 16 y 18 de septiembre.
"?Cu¨¢ndo el viceprimer ministro, David Levy, expres¨® su temor de una posible matanza, esto no le alert¨®, no encendi¨® en su esp¨ªritu una luz roja?" pregunt¨® el juez Aaron Barak.
Ariel Sharon se queda pensativo y responde lentamente: "No, realmente".
El juez Barak insiste: "?Incluso cuando el viceprimer ministro, Levy, a?adi¨® que el mundo entero har¨ªa responsable a Israel de cualquier metedura de pata?".
Ariel Sharon intercambia una mirada con su esposa, Lily, y repite con tono seguro: "No. Por otra parte. David Levy no pidi¨® un voto sobre si hac¨ªa falta autorizar o no la entrada de las fuerzas libanesas (falangistas) en los campos de Sabra y Chatila. No se opuso. Incluso no expres¨® reservas. Est¨¢ todo ah¨ª, en las actas de la reuni¨®n del Gabinete"
Sharon hace un gesto de querer las actas, cuando el juez Kaane le interrumpe: "Las actas de las reuniones del Gobierno son confidenciales, no es cosa de leerlas en p¨²blico."
Este di¨¢logo de la atm¨®sfera que reina en la sesi¨®n p¨²blica del testimonio del ministro israel¨ª de Defensa, ayer por la ma?ana, en Jerusal¨¦n, en la sala de actos del edificio Popick, de la Universidad Hebrea, donde la comisi¨®n de investigaci¨®n del Estado tiene su sede.
Hasta ahora la comisi¨®n, compuesta por dos jueces del Tribunal Supremo —ltzak Kaane y Aaron Barak— y un general de la reserva —Yona Efrath—, ha realizado sus pesquisas con discreci¨®n. Ha examinado docenas de documentos confidenciales —actas de sesiones del Gobierno, reuniones del Estado Mayor, informes de las discusiones y decisiones del alto mando israel¨ª en L¨ªbano—, ha escuchado a generales, como el jefe del Estado Mayor, Rafael Eytan, que declar¨® el domingo a puerta cerrada.
Ariel Sharon, que se present¨® acompa?ado de su esposa, Lily, y de su consejero Ouri Dan, ten¨ªa intenci¨®n de leer una declaraci¨®n escrita para explicar brevemente los objetivos de la guerra en L¨ªbano y las circunstancias de la entrada de las tropas israel¨ªes en Beirut. El presidente de la comisi¨®n autoriz¨® la lectura del informe. Pero cuando el ministro de Defensa sugiri¨®, despu¨¦s de haber terminado la lectura del texto, operaci¨®n que dur¨® 25 minutos, de continuar la sesi¨®n a puerta cerrada, el juez Kaane ignor¨® su petici¨®n y comenz¨® el interrogatorio del testigo.
La sesi¨®n p¨²blica se prolong¨® durante tres horas, y en varias ocasiones Sharon, de nuevo, pidi¨® poder responder a las preguntas a puerta cerrada. En vano.
Ariel Sharon, con un gran autocontrol, acept¨® el deseo de los jueces. Apenas alg¨²n ligero temblor en la nariz o un leve rubor en la frente delataban cu¨¢nto le costaba conservar la calma y no contraatacar, como tiene por costumbre.
Pocas cosas verdaderamente nuevas surgieron en su testimonio. Sharon record¨® que el Gobierno hab¨ªa decidido el 15 de junio permitir a las fuerzas libanesas (falangistas) participar en los combates contra los palestinos. En consecuencia, la entrada de las milicias falangistas en Beirut y en los campos de Sabra y Chatila (los d¨ªas 15 y 16 de septiembre) "no deb¨ªa ser consultada al Gobierno".
Y sin embargo lo hizo. ?Para protegerse? Puede ser. Esto no queda claro en sus respuestas. Una revelaci¨®n, sin embargo: Men¨¢jem Beguin no sab¨ªa nada de la autorizaci¨®n concedida a las falanges libanesas para "limpiar de terroristas Sabra y Chatila".
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