Sociolog¨ªa de mi gata
A mi gata, la Punkita, la recog¨ª del jard¨ªn esta primavera, porque estaba enferma y hambrienta, porque era bella y cari?osa, porque hab¨ªa elegido precisamente mi casa para vivir/morir.Primera advertencia sociol¨®gica para profesionales de la patria: el hombre y los animales eligen, necesitan y acotan un territorio para vivir, siempre. Obviedad cient¨ªfica que invalida por tautol¨®gicos todos los programas/organigramas y golpes que se presentan como salvadores de la patria. Nadie quiere vivir sin una patria. A la Punkita, que tiene los ojos de Lauren Bacall, pero en enferma y en gata, primero le puse de nombre, llevado inevitablemente por la literatura, "Ada o el ardor", ya que parec¨ªa obsesivamente cari?osa. Ten¨ªa los ojos velados. El veterinario le sac¨® varios tumores y algunos gatitos calcificados. Para que no se le infectasen los puntos -estaba cosida de arriba abajo-, yo ten¨ªa que darle un spray azul y, claro, una gata azul quedaba muy punky, una cosa como de Almod¨®var, de modo que ya figura en la cl¨ªnica veterinaria Canis como Punkita. Segunda advertencia para pol¨ªticos ganadores/perdedores en las elecciones de hoy: mi gata es la privacidad que votan las inmensas mayor¨ªas/minor¨ªas del mundo, el ecologismo, la calidad de la vida cotidiana, que desde el marxismo propugna Lefebvre y desde el erotismo Brigitte Bardot con su campa?a por las focas. Dice el gran escritor alem¨¢n Hubert Fichte (Alfaguara) que el hombre de cuarenta a?os se entienda mejor con los perros y los gatos que con los otros hombres. Se equivoca en lo de los cuarenta a?os. Los movimientos greenpace son juveniles.
Le pregunto al veterinario qu¨¦ leche puedo darle a la Punkita:
-Ninguna. Todas las que hay en el mercado son nocivas.
Le pregunto qu¨¦ jam¨®n de York puede tomar mi gata enferma:
-Ninguno. Todos son de pl¨¢stico.
Eso es lo que tienen que arreglar los pol¨ªticos ganadores/perdedores. El inmenso fraude heredado del cuarenta?ismo, del que son derechohabientes, y que fabric¨® la tan nombrada prosperidad de los sesenta reciclando lo que tiraba en otros pa¨ªses la sociedad del desperdicio. Aqu¨ª hemos tenido aviones y tel¨¦fonos que eran el desecho de Estados Unidos. Eramos los mejores clientes de USA, porque no compr¨¢bamos producci¨®n, sino desperdicio. Y esto no es pol¨ªtica, sino cotidianidad, denuncia del ecosistema, lucha por la entidad de la existencia diaria. Hoy las masas se han desfanatizado respecto de la pol¨ªtica, la religi¨®n y otras exageraciones. S¨®lo quieren vivir ¨¦ticamente, tomar una leche ¨¦tica y un jam¨®n ¨¦tico, ciudar sus animales (que son el totem del vivir) ¨¦ticamente. Los grandes demagogos de la familia nunca dicen nada contra el crimen a sangre fr¨ªa (lo de Truman Capote s¨®lo fue una an¨¦cdota) que diariamente se tramita contra la familia, sus ni?os y sus bichos. Un m¨¦dico franc¨¦s denunci¨® la industria multinacional de las vacunas masivas infantiles, que matan miles de ni?os todos los a?os. No ha pasado nada. Algunas revistas me piden, ahora en octubre, las primeras cr¨®nicas navide?as. La gente huye hacia adelante y conf¨ªa en el rito y el ritmo, en el tiempo circular y primitivo que podr¨ªa salvarnos. La Punkita est¨¢ otra vez enferma porque hay en el mercado venenos plastificados para los hombres justos que acuden diariamente al limbo del h¨ªper.
Ultima advertencia para pol¨ªticos y votantes: por la vida enferma, humilde y entra?able de una gata de dos a?os puede conocerse la calidad de la vida espa?ola. Si ustedes no la mejoran, son ustedes unos baldados. Con perd¨®n.
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