Siouxsie and The Banshees, una m¨²sica llena de obsesiones
?Siouxsie en Madrid! Eso dicen al menos, ya que el Rock Ola se qued¨® tan canijo el viernes y el s¨¢bado que apenas era posible entrever al brit¨¢nico grupo entre las elevadas testas de unas gentes que adem¨¢s tuvieron a bien ocupar las primeras filas. Y es notable tanta incidencia ya que las novecientas pesetas que costaba el acto no eran lo que se conoce por precios populares.
De esta forma, la mayor¨ªa del p¨²blico apenas pudo entrever el aspecto visual de un grupo basado sobre las inconcebibles y largu¨ªsimas piernas de su cantante, en sus movimientos semiespasm¨®dicos, en sus breves saltitos sobre elevados tacones o esa gre?a a lo Cruella de Ville que se extend¨ªa sobre su cabeza. Por lo que se columbraba desde el sudor, el resto de los m¨²sicos, los Banshees, parec¨ªan querubes de tan rubios platino.Vaya por delante que Siouxsie and The Banshees es, con seis elep¨¦s a cuestas, uno de los grupos m¨ªticos y capitales del momento. Su m¨²sica, plagada de sue?os, pesadillas y obsesiones, colores y grises, ha marcado a cientos de otros m¨²sicos, de los que el ejemplo m¨¢s cercano entre nosotros es Alaska y Los Pegamoides, aunque su rastro puede seguirse en otros muchos de dentro y fuera de Espa?a. Su pen¨²ltimo ¨¢lbum es sin duda uno de los obligados del a?o.
S¨®lo que el grupo mismo no estaba en forma. Por mucho que admiradores encendid¨ªsimos afirmaran que aquello fue estupendo, lo cierto es que otros nos quedamos con la miel en los labios. S¨ª, porque el bajo de Severin acab¨® adquiriendo un volumen que her¨ªa, Budgie no parec¨ªa demasiado variado en la bater¨ªa y, aunque John McGeoch hac¨ªa cosas tremendas y preciosas con la guitarra, lo cierto es que se equivocaba, y aquello parec¨ªa poco ensayado.
Desconozco si empezaron aqu¨ª la actual gira, pero daba toda la impresi¨®n. Tal vez debido a ello, lo que se presentaba casi como una revelaci¨®n en la penumbra se qued¨® en una demostraci¨®n de potencialidades ya conocidas. Por otro lado, basaron la actuaci¨®n en su ¨²ltimo ¨¢lbum, Dreamhouse, que todav¨ªa no ha aparecido en Espa?a.
En cierta forma aquello parec¨ªa una sola canci¨®n de corte intenso y mon¨®tono que Siouxsie cantaba con m¨¢s estilo que voz. Esa canci¨®n era fant¨¢stica, no hay duda, pero no lo suficiente como para hacer olvidar la multiplicidad de visiones que a lo largo de esos elep¨¦s nos han ido ofreciendo ellos mismos. La m¨²sica de Siouxsie and The Banshees ha sido dura en Join Hands, alucinada en Kaleidoscope, irritante en The Scream y m¨¢gica y alegre en Juju (aunque a cualquiera le puedan parecer otras cosas, lo que pretendo significar es que existe esa variaci¨®n).
Babelia
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