Un premio y muchos prejuicios
Hay quien confunde pureza con paranoia, equidad con equivocaci¨®n, punto de vista ¨¦tico con ceguera et¨¦rea e inminencia con chapuza. Hay quien enarbola lo juvenil para anegarse en el vicio m¨¢s senil: los prejuicios. Hay travestidos de la democracia que piensan que todo quisque aguard¨® a las primeras del cambio para trocar en carne propia la vileza por la honradez. Hay, en fin, en gran parte de los que temen, m¨¢s temor de su escaso valor que del mucho que le asignan al temido.Y hay un llamado Colectivo de J¨®venes Poetas y Artistas que parece ignorar que, en materia de faltas ajenas, mal argumento es aquel que no concluye. Con el ¨¢nimo de que superen dicha ignorancia y alcancen el sosiego venturoso, dispuesto estoy a concluir, de entrada, con ciertas precisiones elementales a su carta a EL PAIS del d¨ªa 2 del actual. Fui designado miembro del jurado del Premio Nacional de Poes¨ªa 1982 bastantes meses antes de que yo asumiese la responsabilidad de dirigir la colecci¨®n Poes¨ªa /C¨¢tedra. Una vez aparecidos los primeros vol¨²menes, y dado que la editorial decid¨ªa presentar al premio la obra Mandorla, de Jos¨¦ Angel Valente, tuve que perfilar una actitud precisa ante el fallo venidero, puntualmente comunicada a los interesados. Desde luego jam¨¢s votar¨ªa a favor o en contra de ese t¨ªtulo. Pero si los restantes miembros del jurado mostraran su predilecci¨®n por el mismo, nada m¨¢s l¨®gico que la abstenci¨®n o la dimisi¨®n. La permanencia s¨®lo quedar¨ªa fundada si mi opini¨®n cr¨ªtica se ci?ese a los otros libros presentados.
Espero, en justa consecuencia, que los componentes del Colectivo de J¨®venes Poetas y Artistas, involuntarios herederos de un talante muy grato al antiguo r¨¦gimen -"En principio, toda persona es digna de sospecha"- concluyan su argumento con estos datos, refrenen su pasi¨®n prejuzgadora y abandonen el reba?o de esos medrosos que siguen temiendo al rayo incluso despu¨¦s de haber o¨ªdo el trueno. / .
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