Los norteamericanos no quieren m¨¢s armas nucleares
La amplia proporci¨®n del voto -tres a uno de promedio- con que los electores marcaron su preferencia por una congelaci¨®n de armas nucleares demuestra que los norteamericanos no quieren m¨¢s armas nucleares. Hay ya suficientes para una guerra at¨®mica de incalculables consecuencias para la humanidad.El refer¨¦ndum sobre las armas nucleares se celebr¨® en nueve Estados de la Uni¨®n y en varias grandes ciudades. El voto a favor de la congelaci¨®n gan¨® en casi todas partes, con excepci¨®n de Arizona. En el Estado de California, donde los partidarios de la moratoria nuclear superaron por escaso margen a los defensores de la actual carrera de armamentos. Las poblaciones de los Estados de Rhode Island, Montana, Oreg¨®n, Nueva Jersey, Massachusetts, Dakota del Norte y Michigan enviaron, con estos resultados, un claro mensaje a la Casa Blanca, y revela la-inquietud de los estadounidenses ante el riesgo de una confrontaci¨®n nuclear.
Excepto Ronald Reagan y Caspar Weinberger, secretario de Defensa, pr¨¢cticamente nadie hizo campa?a en contra del movimiento pacifista norteamericano.
Aunque es dif¨ªcil prever cu¨¢l ser¨¢ el impacto pol¨ªtico de los resultados de estos referendos, es probable que la nueva C¨¢mara de Representantes, con amplia mayor¨ªa dem¨®crata y predominancia liberal, adopte una resoluci¨®n ¨¢ favor de las tesis destinadas a parar la carrera de armamento nuclear entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
"En el anterior Congreso", dicen los l¨ªderes del movimiento antinuclear, "perdimos por tan s¨®lo dos votos de diferencia" * Efectivamente, por 204 contra 202 fue rechazada una iniciativa partidaria de solicitar al presidente Ronald Reagan una congelaci¨®n de armas nucleares, seguida de negociaciones para un con trol eficaz del armamento at¨®mico existente y su posible reducci¨®n.
Esta es una de las principales tareas del nuevo Congreso para determinar la aprobaci¨®n definitiva de la nueva generaci¨®n de misiles intercontinentales MX. Defendida a ultranza por el Pent¨¢gono como imprescindibles para la defensa de EE UU, los MX fueron objeto de serias pol¨¦micas en cuanto al coste y a su instalaci¨®n en silos fijos en las zonas des¨¦rticas de los Estados de Nevada, Utah y Arizona.
Si contin¨²a en EE UU la progresi¨®n popular en contra de la escalada de armas nucleares -hasta hace un a?o, in¨¦dita en esas tierras- es posible que condicione la campa?a electoral para las elecciones presidenciales de 1984. Pero la principal preocupaci¨®n para la Administraci¨®n Reagan es que el movimiento pacifista no tenga implicaciones pol¨ªticas que debiliten la posici¨®n de Washington a la hora de negociar con Mosc¨², cuyos dirigentes no tienen la presi¨®n ciudadana por el temor de un holocausto at¨®mico.
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