Karol Wojtyla pide un movimiento social cristiano que impregne el tejido social

En Toledo, sede del cardenal arzobispo Marcelo Gonz¨¢lez, primado de Espa?a, Juan Pablo II ha vuelto a recordar, esta vez ante representantes del apostolado seglar, el Siglo de Oro espa?ol, empapado de una cultura cristiana que hoy "no basta acoger pasivamente". A los seglares de Espa?a el Papa invita, m¨¢s que "a seguir una f¨®rmula pol¨ªtica, un¨ªvoca o partidista", a impregnar el tejido de la sociedad con el Evangelio.Este ha sido el discurso wojtyliano dedicado a las realidades terrestres que el creyente tiene que transformar. "No se trata de amoldar el Evangelio a la sabidur¨ªa del mundo", dec¨ªa el Papa, porque nunca los an¨¢lisis de la realidad podr¨¢n determninar los contenidos del Evangelio. "Y mucho menos ser¨¢ la connivencia con ideolog¨ªas seculares la que abra los corazones al anuncio de la salvaci¨®n", apostillaba el Papa.

El movimiento correcto no es del mundo a la fe, sino de la fe al mundo: "El Concilio Vaticano subray¨® justamente que la tarea primordial de los seglares cat¨®licos es la de impregnar y transformar todo el tejido de la convivencia humana con los valores del Evangelio". Estos principios que tuvieron lugar de honor en el siglo pasado, cuando la Iglesia puso en marcha la Acci¨®n Cat¨®lica, los partidos populares y la Doctrina Social de la Iglesia con el fin de lograr un lugar en la sociedad, que le hab¨ªa arrebatado la Revoluci¨®n Francesa. El "no teng¨¢is miedo" que el Papa repite en sus alocuciones tiene su complemento en esta "acogida activa de las riquezas de la fe".

Luego enumera los cometidos de un apostolado seglar: a las famil¨ªas les recuerda la indisolubilidad del matrimonio y la obligaci¨®n de cultivar "diversas vocaciones cristianas". Al mundo del trabajo, el compromiso por la fratemidad y solidaridad.

Sociedad m¨¢s digna

El campo de la pol¨ªtica no puede estar ajeno a los desvelos de los seglares; pero el Papa les recuerda c¨®mo hay que entender esa preocupaci¨®n por "la econom¨ªa o los problemas de la vida". Dec¨ªa Karol Wojtyla: "El cristiano sabe que desde las ensefianzas luminosas de la Iglesia, y sin necesidad de seguir una f¨®rmula pol¨ªtica un¨ªvoca o partidista, debe contribuir a la formaci¨®n de una sociedad m¨¢s digna y respetuosa de los derechos humanos, asentada en los principios de justicia y de paz".

Este concepto, ya frecuentemente repetido, de que los nuevos cat¨®licos deben saber extraer de su tradici¨®n cristiana el impulso suficiente para transformar cristi¨¢namente la sociedad, sin necesidad de pasar por las organizaciones pol¨ªticas, s¨ªno creando algo parecido a un movimiento cristiano, lo volvi¨® a repetir, en referencia al Concilio de Trento: "As¨ª como florecieron magn¨ªficos testimonios de santidad en la Espada del Siglo de Oro por la reforma cat¨®lica y del Concilio de Trento, florezcan ahora, en la ¨¦poca de la renovaci¨®n eclesial del Vaticano II, nuevos testimonios de santidad, especialmente entre los seglares de Espa?a". La frase fue acogida con fervor por el hasta ahora instituto secular que se ha hecho portaestandarte del Totus tuus.