El mito de la tierra prometida
No hay espacio para describir la tortuosa carrera de, Elia Kazan en el cine norteamericano, que iluminar¨ªa algunos aspectos oscuros de El compromiso, pel¨ªcula no menos tortuosa que su autor. Digamos que, tras una compleja serie de recovecos existenciales, que le llevaron desde la militancia comunista hasta la traici¨®n a sus viejos compa?eros de partido, Kazan logr¨® deshacerse de lastres con una serie de filmes muy sinceros, personales, casi l¨ªricos, sobre su vida y la historia norteamericana vivida por ¨¦l.En ellos Kazan escarb¨® sin piedad, en un dur¨ªsimo ejercicio de introspecci¨®n, en sus propios or¨ªgenes y extrajo de ellos una de las visiones m¨¢s negras que el cine haya dado nunca de la vida norteamericana contempor¨¢nea. El ¨²ltimo de estos filmes es El compromiso (1969), continuaci¨®n casi lineal de Am¨¦rica, Am¨¦rica (1963) e indirecta de R¨ªo Salvaje (1960) y Esplendor en la yerba (1961). En todos estos filmes, Kazan se sumergi¨® en su obsesiva idea de que existen oscuras correlaciones entre la quiebra, iniciada en el crack de 1929 y reflejada en Esplendor en la yerba, de una sociedad atemorizada y la propia quiebra interior, diaria, sorda, cotidiana, de sus individuos m¨¢s comprometidos con ella, que son los ¨²ltimos emigrantes, buscadores fuera de ¨¦poca del mito de la tierra prometida.
Ese es el marco donde se despliega el amargo filme sobre el suicidio, y en cierta manera sobre el suicidio permanente, que es El compromiso. El filme arranca, con medio siglo de transcurso, del punto en donde Kazan dej¨®, en Am¨¦rica, Am¨¦rica, la miserable epopeya de sus antepasados emigrantes a los Estados Unidos, a principios de siglo. Aquellos emigrantes ya est¨¢n, en El compromiso, instalados en la sociedad de la opulencia, pero el temor profundo del origen sigue bajo ellos agazapado, como una herencia gen¨¦tica. El nexo entre ambas historias -ese mismo mundo separado por medio siglo de huida de la memoria hist¨®rica del origen- est¨¢ en el personaje que interpreta Richard Boone, en uno de los ejercicios m¨¢s rotundos y completos que se recuerdan de este gran actor recientemente desaparecido.
Las escenas entre Kirk Douglas y Richard Boone, que constituyen el tema de fondo de El compromiso, son de las mejores jam¨¢s rodadas por Elia Kazan, que tiene en su haber muchos momentos antol¨®gicos de la historia del cine posterior a la guerra mundial, sobre todo en lo relativo a la parte interpretativa de sus filmes. Kazan, que nunca dej¨® de ser hombre de teatro, es un consumado director de actores y de ¨¦l puede decirse que es el ¨²nico director de la llamada "escuela neoyorquina" que supo hacer del m¨¦todo del Actor's Studio, del que Kazan fue alma antes de su superficial vulgarizaci¨®n por Lee Strasberg, un aut¨¦ntico sistema, una est¨¦tica de la conducta ante la c¨¢mara.
Esa es la raz¨®n de la rara coherencia que, en El compromiso, ofrecen actores tan dispares como Douglas, Boone, Hume Cronyn, Deborah Kerr y Faye Dunnaway, siendo est¨¢ la ¨²nica, de entre todos ellos, directamente formada en las pr¨¢cticas del citado m¨¦todo. Un Douglas febril, voluntariamente pasado de gesto, se relaciona a las mil maravillas con un Boone que act¨²a en el mejor registro de la escuela tradicional de Hollywood, y con una Deborah Kerr ins¨®lita, que ofrece con su delicado bagaje de escuela brit¨¢nica un curso de dureza, que ya quisiera para s¨ª Faye Dunnaway, adiestrada ex profeso para estos menesteres. El cuadr¨¢ngulo interpretativo, orquestado por Kazan, es insuperable, cosa habitual en este director.
En la obra de Kazan, El compromiso cierra, a mi juicio, un ciclo de filmes que constituyen un arreglo de cuentas de este complejo e inteligente director consigo mismo y con su sociedad adoptiva. El t¨ªtulo del filme -The arrangement- puede, precisamente, traducirse como "el compromiso", pero tambi¨¦n, y con m¨¢s exactitud, como "el arreglo". El filme, en rigor; es la radiograf¨ªa de un arreglo -y un arreglo forzado, insatisfactorio, de pura supervivencia, para no volarse la tapa de los sesos- entre un mundo aparentemente arm¨®nico, pero secretamente homicida, y sus pobladores m¨¢s desgarrados por ¨¦l. Una dura radiograf¨ªa an¨ªmica de la acogedora Am¨¦rica-Am¨¦rica, mito de la tierra prometida.
El compromiso se emite hoy a las 19.30 por la segunda cadena.
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