El Oeste y la propiedad pivada
Fueron s¨®lo cinco los westems dirigidos por el recientemente fallecido King Vidor. Uno de ellos, Duelo al sol (de pr¨®xima reposici¨®n en las carteleras espa?olas) se convirti¨® en un cl¨¢sico cuya referencia es obligada al referir la historia del g¨¦nero; fue, adem¨¢s uno de sus mayores ¨¦xitos de taquilla.El pesimismo que lat¨ªa en Duelo al sol (1946) no depend¨ªa s¨®lo de la frustrada pasi¨®n amorosa que compon¨ªa su hilo argumental, sino de la poderosa historia paralela que transformaba la figura del cacique -Lionel Barrymore- en el todopoderoso implacable que gobierna la vida de los dem¨¢s. Ese clima tuvo una prolongaci¨®n, nueve a?os m¨¢s tarde, en La pradera sin ley.
Vidor vuelve aqu¨ª a la cr¨®nica que elimina del g¨¦nero del Oeste la leyenda id¨ªlica del viejo colono que se asienta en la tierra prometida; lejos est¨¢n ya, tambi¨¦n, las masacres de los indios, aunque, con justicia, contin¨²an defendiendo su territorio. A King Vidor le importaba insistir en las luchas internas de los antiguos colonos, empe?ados ya en definir su territorio, en impedir que otros. hombres penetren en ¨¦l Surge la cerca como medi¨® de persuasi¨®n, y, tras ella, los pistoleros a sueldo que olvidaron sus ambiciones para servir a un poderoso.
La pradera sin ley vuelve a con¨¦ctar con el pesimismo. Para Vidor, la antigua libertad de los m¨ªticos h¨¦roes de un Oeste ya olvidado es imposible. La cercas limita sus movimientos, y frente a ellas, es decir, frente al poder de quienes las colocan, s¨®lo cabe el conformismo o la rebeld¨ªa. Kirk Douglas, protagonista de la pel¨ªcula, es el hombre sin estrella que adjetiva el t¨ªtulo original: sus luchas carecen de la violencia sangrienta de otros vaqueros; su enfrentamiento a los malvados no surge por adhesi¨®n con los propietarios, sino por perdurar en ¨¦l ese viejo esp¨ªritu generoso que anidaba en los h¨¦roes de su generaci¨®n.
El personaje positivo de La pradera sin ley carece de motivaciones jur¨ªdicas o policiacas. Reacciona de forma natural, y a esa fuente se remite King Vidor para transformarle en h¨¦roe. Conecta con otros perdedores de la mitolog¨ªa del Oeste, obligados a la violencia para sobrevivir.
Fue ¨¦sta una de las ¨²ltimas pel¨ªculas de Vidor. S¨®lo Guerra y paz y Salom¨®n y la reina de Saba, rodada en Espa?a, prolongaron su filmograf¨ªa. A principios de los a?os sesenta comenzaban a surgir otros directores m¨¢s j¨®venes que abundaron en la po¨¦tica crepuscular del western con una nueva sensibilidad. John Huston filmaba tambi¨¦n por esas fechas Vidas rebeldes, donde la tristeza por los para¨ªsos perdidos se jus tificaba con la imposibilidad de recuperarlos. Probablemente muchos de esos directores deban a Vidor y a La Pradera sin ley parte de su inspiraci¨®n.
La pradera sin ley se emite hoy a las 15.35, por la primera cadena.
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