Las pocas esperanzas de recuperaci¨®n no impiden alzas euf¨®ricas en la Bolsa neoyorquina
El mi¨¦rcoles de esta semana quedaban, en efecto, pulverizadas en la Bolsa de valores neoyorquina, y por muy amplio margen, todas las marcas hist¨®ricas de alza: a la hora de cierre, el Dow Jones se encontraba en el incre¨ªble nivel de 1.065,58 puntos, 13,88 por encima de los 1.051,70, que constitu¨ªan un r¨¦cord imbatido desde el 11 de enero de 1973. Tambi¨¦n quedaba establecida una nueva marca en el avance de un solo d¨ªa: 43,50 puntos, superando en 4,87 los 38,83 puntos del 17 de agosto de este a?o.Cuando precisamente a mediados de agosto iniciaba el Dow Jones su desatentado ascenso, se hallaba en el ¨¢rea de 780-790 puntos. Ello significa que, en dos meses y medio, los m¨¢s acreditados valores industriales de Estados Unidos han experimentado una revaluaci¨®n del 35%.
A partir del mi¨¦rcoles, y hasta el fin de semana, se han registrado altibajos en el Dow Jones, pero manteni¨¦ndolo en las alturas: entre los 1.070 puntos por arriba y los 1.040 por abajo.
No resulta f¨¢cil la b¨²squeda de una raz¨®n plausible para tal acentuada euforia: los ¨²ltimos indicativos econ¨®micos andan lejos de apuntar hacia una franca recuperaci¨®n econ¨®mica -basta se?alar que la tasa de desempleo en EE UU ha pasado del 10,1% al 10,4% en el mes de septiembre-, en tanto el rendimiento efectivo de los valores industriales se mantiene a ¨ªnfimos niveles. Ello significa que los inversores y la especulaci¨®n han dejado de basar sus t¨¢cticas operativas en el s¨®lido soporte de la realidad y actualmente se mueven en un nebuloso ¨¢mbito de esperanzas.
Estas palabras no significan el supuesto de que todo Wall Street se haya precipitado en el no ser de las vanas ilusiones. Porque un conjunto de esperanzas bien fundamentadas puede resultar, a la larga, m¨¢s efectivo que un andamiaje de realidades inseguras. Por otra parte, sobrados est¨¢n de asesores y de inform¨¢tica las instituciones inversoras para suponer que sus t¨¢cticas puedan adolecer de ligereza.
Se da, en cualquier caso, un hecho en el que esperanza y realidad quedan conjugadas: un somero examen de la historia nos hace ver que los presidentes suelen poner en ejecuci¨®n, durante los dos primeros a?os de su mandato, aquellas decisiones que implican impopularidad, y cargan el acento en las medidas populares en los dos a?os siguientes, cuando el momento de su eventual reelecci¨®n est¨¢ m¨¢s cercano.
No andan descaminados, por tanto, los habituales de Wall Street que barruntan la posibilidad de que, despu¨¦s de las severidades monetaristas de 1981-1982 haya de seguir un bienio de pol¨ªtica de rentas, de facil¨ªdades crediticias, de r¨¦gimen fiscal m¨¢s favorable a los menos pudientes, de inflaci¨®n tolerada. En resumen, de cambio decisivo en el signo de la claudicante marcha econ¨®mica de Estados Unidos o, cuando menos, de un serio intento para lograr tal cambio.
P¨¦rdidas de la peseta frente al d¨®lar
El d¨®lar ha continuado marcando r¨¦cords hist¨®ricos frente a la peseta a lo largo de toda la semana. El pasado viernes, en el mercado de divisas madrile?o, la moneda norteamericana se situaba en 118,20 pesetas. Sin embargo la p¨¦rdida media semanal no es demasiado elevada, seg¨²n el informe monetario del Banco de Vizcaya.
Frente al resto de las divisas la peseta apenas muestra una peque?la depreciaci¨®n, mientras el ¨ªndice de posici¨®n efectiva de la moneda espa?ola sigue cayendo lentamente frente a las de los paises de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) y frente al resto de las divisas que componen el Total Mundial. En el mercado de futuro incluso se han aminorado algo los altos valores de descuento, que se sit¨²an en tasas anuales del 12,3%, 8,9% y 7,2%, a uno, tres y seis meses respectivamente.
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