La matanza de Beirut erosiona cada vez m¨¢s la imagen del Gobierno israel¨ª
Lograr¨¢ Ariel Sharon, el ministro de Defensa israel¨ª, exculparse, tras los numerosos testimonios m¨¢s o menos abrumadores en su contra o¨ªdos por la comisi¨®n investigadora encargada de dilucidar las circunstancias de la matanza de refugiados palestinos en los campamentos de Sabra y Chatila?
Es siempre el viernes por la noche, tras la cena tradicional que marca el principio del Sabath, durante el cual los israel¨ªes acostumbran a reunirse entre amigos para diseccionar, con pasi¨®n, los grandes problemas del d¨ªa. En el curso de estas cenas, m¨¢s o menos fraternales, se acaba siempre por desembocar en la eterna encrucijada: ?durar¨¢ el Gobierno del primer ministro Menajem Beguin hasta las pr¨®ximas elecciones parlamentarias??C¨®mo se explica que Men¨¢jem Beguin, que alcanz¨® su popularidad en plena guerra de L¨ªbano cuando el Ej¨¦rcito israel¨ª llegaba a los arrabales de Beirut sea hoy puesto en tela de juicio?
Muchos observadores creen que este cambio encuentra su explicaci¨®n en la matanza de Beirut. Con certeza, la autoridad moral de su Gobierno fue seriamente da?ada y las negligencias culpables de Ariel Sharon y compa?¨ªa han permitido una movilizaci¨®n sin precedentes de la oposici¨®n al Gobierno de Men¨¢jem Beguin.
Es la guerra de L¨ªbano, en su conjunto, la que ha provocado un malestar creciente en la opini¨®n israel¨ª, malestar que ha terminado por afectar a la coalici¨®n gubernamental y amenaza con convertirse en crisis grave, que podr¨ªa incluso hacer caer al Gobierno de Beguin.
Los israel¨ªes se sienten confundidos por esta guerra, donde a pesar de las centenas de v¨ªctimas por el lado israel¨ª, el Gobierno Beguin no ha alcanzado los objetivos nacionales anunciados
En primer lugar, el objetivo principal de la guerra de Beguin-Sharon consist¨ªa en destruir la influencia pol¨ªtica de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) en Cisjordania ocupada y en el mundo por la destrucci¨®n de su potencia militar en L¨ªbano.
Ariel Sharon convenci¨® a Beguin de que su guerra en L¨ªbano transformar¨ªa radicalmente la situaci¨®n en Cisjordania ocupada y liberar¨ªa a los palestinos de los territorios ocupados de la empresa acometida por la OLP: una vez que la infraestructura militar de la resistencia palestina fuese aplastada por las bombas y sus l¨ªderes expulsados de Beirut, la poblaci¨®n palestina de Cisjordania y Gaza se volver¨ªa contra Arafat y aceptar¨ªa sin rechistar la autonom¨ªa made in Israel.
Sin embargo, no fue tal. Incluso se produjo lo contrario. El prestigio, el brillo pol¨ªtico de la OLP, est¨¢ hoy en su apogeo, tanto en el mundo como en los territorios ocupados. El profesor Men¨¢jem Milson, administrador civil designado por Sharon para controlar a los palestinos, ha presentado la dimisi¨®n, y Mustaf¨¢ Doudin, colaborador de aqu¨¦l y creador de las famosas Ligas de los Pueblos, se pronuncia a favor de un Estado palestino.
En segundo lugar, aniquilando a la OLP en L¨ªbano, el equipo Beguin-Sharon esperaba granjearse el reconocimiento eterno de los cristianos libaneses y de sus jefes, los falangistas.
No hay nada de esto. Israel tuvo que renunciar a la idea de que la retirada de sus tropas de L¨ªbano dependiese de la firma de un tratado de paz y ni siquiera est¨¢ seguro de, obtener alg¨²n tipo de acuerdo (t¨¢cito, pero no p¨²blico) sobre la seguridad en el sur de L¨ªbano.
Los libaneses y los norteamericanos parecen haber obtenido serios beneficios de la victoria israel¨ª, y en la opini¨®n israel¨ª crece la impresi¨®n de que sus hijos han dado la vida para favorecer a la familia libanesa Gemayel y al presidente Ronald Reagan, pero en ning¨²n caso para Men¨¢jem Beguin.
Otro acontecimiento desastroso: los sangrientos combates entre drusos y falangistas, en el Chuf, territorio liban¨¦s controlado por el Ej¨¦rcito israel¨ª. Los jefes de la comunidad drusa en Israel levantan su dedo acusador contra el Gobierno Beguin y exigen, en nombre del pacto de sangre concluido en 1948 con el joven Estado ¨ªsrael¨ª, que el Ej¨¦rcito de Israel intervenga al lado de los drusos libaneses contra los falangistas.
Malas relaciones con Egipto
En tercer lugar, las relaciones con Egipto se encuentran en su punto m¨¢s bajo. El embajador Murtada ha sido llamado a El Cairo. La normalizaci¨®n esta interrumpida; el turismo, en punto muerto, y los intercambios comerciales, detenidos. M¨¢s que nunca, la paz entre los dos pa¨ªses se reduce a una simple no beligerancia, y la desconfianza crece diariamente entre Egipto e Israel.En cuarto lugar, el brusco rechazo sin an¨¢lisis ni explicaciones por Men¨¢jem Beguin del plan de paz de Ronald Reagan (fruto de la guerra de L¨ªbano) afecta seriamente a las relaciones entre Washington y Tel Aviv.
Por todas estas razones, han aparecido las fisuras en la coalici¨®n gubernamental, alguno de cuyos miembros piensa ya en abandonar un nav¨ªo que hace agua por todas partes.
Los temores de Beguin de ver aliarse al Partido Nacional Religioso (seis diputados) m¨¢s otros parlamentarios liberales del Likud, incluido el ex ministro de Defensa Ezer Wizmann y tal vez el Tami (tres diputados), con los laboristas (cincuenta diputados) para derrocar su Gobierno, tienen fundamento.
Estos d¨ªas corre por Jerusal¨¦n una pregunta: "?Cu¨¢ndo caer¨¢ el Gabinete Beguin?". Las audiencias diarias, implacables, de la com¨ªsi¨®n de investigaci¨®n judicial sobre la matanza de Beirut suenan en el Likud como el tictac fat¨ªdico de una bomba de relojer¨ªa colocada bajo las asentaderas del Gobierno Beguin-Sharon. Cada cual sabe d¨®nde est¨¢ la bomba, pero ninguno sabe c¨®mo desactivarla.
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