Un reducido grupo de personalidades puede repartirse el poder y gobernar los pr¨®ximos a?os en la URSS
El tiempo no ha hecho m¨¢s transparentes los muros del Kremlin y hoy -al igual que cuando muri¨® Lenin, en 1924, o cuando Stalin pas¨® a mejor vida, en 1953- el tema de la sucesi¨®n sigue siendo un asunto misterioso. Lo m¨¢s probable es que, en una etapa transitoria, no sea designado un solo heredero, sino que el poder se repartir¨¢ entre un reducido grupo de personas, entre las que pueden figurar Yuri Andropov, Constantin Chernenko y Edvard Chevarnatse.
Curiosamente, ni la Constituci¨®n de la URSS ni los estatutos del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) prev¨¦n la muerte del jefe del Estado (presidente del Presidium del Soviet Supremo).Tampoco contemplan la muerte del secretario general del Comit¨¦ Central -cargos ambos ocupados por Breznev-, a pesar de que este tipo de contingencias son normales si se tiene en cuenta el car¨¢cter oficiosamente vitalicio de estas altas fuciones y la avanzada edad de las personas que habitualmente las ocupan. La inc¨®gnita sobre la sucesi¨®n pol¨ªtica en la URSS ha dado lugar a toda una semiciencia -la kremlinolog¨ªa-, que los m¨¢s esc¨¦pticos afirman que se distingue de otras materias porque siempre se equivoca en sus previsiones.
Ciertamente, en su momento nadie apost¨® por Breznev ni por Jruschov como posibles l¨ªderes sovi¨¦ticos.
?Qui¨¦n hubiera dicho en 1953 que Nikita Jruschov iba a imponerse sobre Molotov, Malenkov y Beria? ?Alguien habr¨ªa pronosticado la victoria de Le¨®nidas Breznev sobre Alexandr Chelepin, Alexei Kosiguin y Nicolai Podgorni, despu¨¦s de la cual terminar¨ªa convirti¨¦ndose en el l¨ªder sovi¨¦tico que ha acumulado m¨¢s poder y t¨ªtulos en sus manos?
Una de las escasas diferencias que, respecto a aquella ocasi¨®n, presenta hoy el panorama sucesorio sovi¨¦tico es el hecho de que esta vez los delfines cuyos nombres suenan con m¨¢s insistencia son casi tan viejos como el fallecido l¨ªder.
El fen¨®meno de estabilizaci¨®n del aparato del partido sovi¨¦tico -que ha llegado a solidificarse en la era Breznev, superando pasados per¨ªodos de purgas e intrigas casi constantes- ha hecho que la media de edad del Pohtbur¨® roce la cifra r¨¦cord de los setenta a?os.
El primitivo delf¨ªn de Breznev, Andrei Kirilenko, de 76 a?os, parece defenestrado pol¨ªticamente y se encuentra gravemente enfermo.
El retrato de Kir¨¹enko no apareci¨® la pasada semana junio a los de los dem¨¢s miembros del Politbur¨® durante las fiestas conmemorativas de la revoluci¨®n, y precisamente la mayor parte de los observadores occidentales en Mosc¨² pens¨® en su fallecimiento -y no en el de Breznev- cuando el mi¨¦rcoles la radio y la televisi¨®n de la URSS comenzaron a emitir m¨²sica primero cl¨¢sica y luego f¨²nebre.
Varios herederos
Puestos a hacer una quiniela con los posibles sucesores de Breznev, hay que apuntar tres hombres, si bien lo m¨¢s probable es que, siguiendo la tradici¨®n, no se designe un solo heredero, sino un reducido grupo de personas que se situar¨¢ en los puestos claves: secretariado general del PCUS, presidencia del Presidium del Soviet Supremo y presidencia del Consejo de Ministros. Luego, seg¨²n soplen los vientos, una de estas personas termina haci¨¦ndose con el poder.Habr¨ªa que recordar que hasta trece a?os despu¨¦s de acceder al poder junto a Kosiguin y Podgomi -es decir, en 1977-, Breznev no lleg¨® a ser oficialmente jefe del Estado, aunque era ¨¦l quien de hecho actuaba como tal durante los viajes al extranjero m¨¢s importantes y en las conversaciones con otros dirigentes del mundo.
Hechas todas estas salvedades, no queda m¨¢s remedio que citar los nombres de los m¨¢s probables sucesores de Breznev. Estos son Yuri Andropov, de 68 a?os; Konstantin Chemenko, de 71, y Edvard Chevarnatse, de 58.
Chernenko tiene en contra su avanzada edad, pero su influencia pesar¨¢ mucho, dado que era uno de los hombres m¨¢s cercanos a Breznev y, sobre todo, un magn¨ªfico conocedor de las interioridades y la mec¨¢nica del PCUS, con las que se ha familiarizado desde su puesto en el secretariado del Comit¨¦ Central.
Andropov y Chevarnatse tienen quiz¨¢ mayores posibilidades. El primero dirigi¨® durante m¨¢s de tres lustros el Comit¨¦ de Seguridad del Estado (KGB), puesto que abandon¨® la pasada primavera para sentar plaza como secretario del Comit¨¦ Central.
Meses antes de este nombramiento se ven¨ªa rumoreando insistentemente en Mosc¨² su abandono del KGB que troc¨® por las responsabilidades en el campo ideol¨®gico que Mijail Suslov hab¨ªa dejado vacantes con su muerte, el pasado mes de enero.
Su cese en la polic¨ªa pol¨ªtica sovi¨¦tica ten¨ªa como fin -seg¨²n aquellos rumores- un lavado de imagen con vistas al exterior, que facilitar¨ªa alg¨²n d¨ªa su acceso a las m¨¢s altas instancias de poder.
Por ¨²ltimo, queda el nombre de Edvard Chevarnatse, que desde hace cuatro a?os es el l¨ªder del Partido Comunista de Georgia. Al margen de las habilidades pol¨ªticas que se le reconocen, Edvard Chevarnatse tiene a su favor su relativa juventud.
Al contrario que Yuri Andropov y Constantin Chernenko, ¨¦l no es titular del Politbur¨®, sino s¨®lo miembro suplente; pero en Mosc¨² su nombre sonaba ya ¨²ltimamente como futuro titular.
Para su nombramiento se esperaba al pleno del Comit¨¦ Central previsto, en principio, para el pr¨®ximo d¨ªa 15. La muerte de Breznev lo aplazar¨¢ hasta el d¨ªa 22.
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