El nuevo Gobierno, ante la cooperaci¨®n internacional
El objetivo prioritario de la pol¨ªtica exterior de todo Estado es defender los intereses nacionales de la comunidad comunidades a que representa. Cierto es que pueden darse diversas interpretaciones del concepto inter¨¦s nacional y que un Gobierno de izquierdas podr¨¢ graduar o enfocar el concepto de forma diferente que un Gobierno de derechas. Pocos Gobiernos, sin embargo, :negar¨¢n su compromiso, al menos te¨®rico, con los prop¨®sitos de las Naciones Unidas. A saber, el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales, el fomento, entre las naciones de relaciones de amistad basadas en el respeto a la libre determinaci¨®n de los pueblos y la realizaci¨®n de la cooperaci¨®n internacional mediante la soluci¨®n de los problemas internacionales de car¨¢cter econ¨®mico, social, cultural o humanitario.Cosa distinta es d¨®nde poner el acento en la consecuci¨®n de la paz (no es lo mismo la paz y el orden que han pretendido imponer los invasores israeI¨ªes en L¨ªbano que una paz justa para todas las partes) o d¨®nde ponerlo en la realizaci¨®n de la cooperaci¨®n internacional (no es igual el establecimiento de una relaci¨®n neocolonial entre un Estado europeo y una antigua dependencia que la consolidaci¨®n de una situaci¨®n de verdadera cooperaci¨®n entre dos socios estatales soberanos que intenta un beneficio equilibrado para ambas partes, por ejemplo, mediante la aceptaci¨®n mutua de lo que el ministro franc¨¦s para la Cooperaci¨®n y su equipo entienden como contrato de codesarrollo).
En cualquier- caso, los objetivos-marco primordiales de un Gobierno progresista en las relaciones internacionales han de ser el mantenimiento de una paz justa (lo que lleva impl¨ªcito el respeto a la autodeterminaci¨®n) y la contribuci¨®n al establecimiento de un nuevo orden econ¨®mico internacional, lo que implicar¨¢ Ia mejora de los pueblos y de los individuos en los campos social y cultural. No cabe duda de que un Gobierno que act¨²e en congruencia con esos principios estar¨¢, por definici¨®n, defendiendo los intereses nacionales, pues no de otra, manera puede funcionarse en el mundo interdependiente de hoy en d¨ªa. Y si esos son los objetivo su arco, el principal instrumento para lograrlos es la cooperaci¨®n. Por eso sostengo que la pol¨ªtica exterior es esencialmente cooperaci¨®n.
Al presentar, a finales de 1979, al secretario general de la ONU el informe Un programa para la supervivencia (recomendaciones establecidas por la Comisi¨®n Norte-Sur, por ¨¦l presidida), Willy Brandt manifestaba: "Es indudable que el mundo, en el a?o 2000, estar¨¢ superurbanizado y quiz¨¢ superpoblado. Adem¨¢s, existe el peligro de que el 40% o m¨¢s de la poblaci¨®n mundial viva todav¨ªa en la pobreza y de que el hambre de amplios sectores de la poblaci¨®n y los peligros de la destrucci¨®n vayan en aumento, si es que antes otra guerra mundial no ha destruido los cimientos de la civilizaci¨®n".
Este sombr¨ªo panor¨¢ma no tiene por qu¨¦ ser necesariamente as¨ª, pero es muy probable que l¨® sea si los Estados no modifican a tiempo. el actual rumbo, si es que todav¨ªa est¨¢n a tiempo. Por eso, ante una situaci¨®n as¨ª, el pr¨®ximo Gobierno espar¨ªol no puede permanecer insensible. Ni por razones ideol¨®gicas ni por razones ¨¦ticas, pero, tampoco por razones pragm¨¢ticas.
O todos o ninguno
A los posibles sectores de la opini¨®n p¨²blica espa?ola reacios a aceptar con entusiasmo la labor de gobierno relacionada con la cooperaci¨®n internacional y la ayuda al desarrollo me permitir¨ªa decirles que lo que propongo es una cuesti¨®n de justicia y de ¨¦tica internacionales. Pero tambi¨¦n de sentido com¨²n.
Porque si hay millones de personas que se mueren de hambre en el mundo es porque algo no marcha y ese algo es, sin duda, el sistema socioecon¨®mico actual. Y no marcha nipara unos nipara otros. Hace d¨¦cada y media la opini¨®n ego¨ªsta. podr¨ªa haber objetado que el sistema no funciona para el Sur, para. los pa¨ªses que alguien ha deflominado proletarios, pero que los pa¨ªses ricos lo son porque el sistema -su sistema- les conviene a ellos. Sin embargo, desde la gran crisis de 1973, con su origen en el complejo tinglado del petr¨®leo, nada se desenvuelve a satisfacci¨®n de nadie. Como ya dec¨ªa Kurt Waldheim en 1975, "el sistema internacional de relaciones econ¨®micas y comerciales concebido hace-treinta a?os es hoy manifiestamente inadecuado para las necesidades de la comunidad mundial en su conjunto. En el pasado, la acusaci¨®n contra ese sistema era que funcionaba bien para los ricos y que iba dirigido contra los pobres. Hoy ni siquiera se puede decir que funcione bien para los ricos, lo que constituye un incentivo adicional para desarrollar un nuevo orden econ¨®mico".
Por eso, el mero sentido com¨²n sugiere que el pr¨®ximo Gobierno de Espa?a debe ser firme partidario, en los temas de cooperaci¨®n internacional y ayuda al desarrollo, de lo que podr¨ªamos denominar escuela del inter¨¦s mutuo, cuyo prin )al eslogan -podr¨ªa consistir en ayudemos al Sur (pa¨ªses subdesarrollados econ¨®micamente) para ayudarnos a nosotros mismos. Porque, a la postre, la conclusi¨®n es ¨¦sa. Quien no desee reaccionar por estricto imperativo de justicia distributiva, el imperativo categ¨®rico que impone la ineludible interdependencia econ¨®mica del mundo en que vivimos, le har¨¢ comprender que el Norte rico o semirrico industrializado se hundir¨ªa si no ayuda a auparse a un Sur sumido en el subdesarrollo.
De modo que si no es por ideolog¨ªa, por elemental sentido com¨²n y por simple decencia colectiva hemos de contribuir a hacer frente, entre todos, al subdesarollo. En caso Contrario, como ya indicaba en los a?os sesenta el entonces secretario general de la ONU, U Thant, "es casi seguro que nos exponemos a una cat¨¢strofe que aniquilar¨¢ hasta los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros y estables. Y no podemos permitir que la historia diga de nosotros que, cori nuestros conocimientos y t¨¦cnicas, nos hemos dejado aniquilar por una cat¨¢strofe previsible y prevista desde hace tanto tiempo".
Obviamente pretendo, y no creo exagerar, presentar la imagen dram¨¢tica pero- real de nuestro mundo de hoy. Como se recalca en el informe Brandt, existen en la actualidad dos frentes que desgarran el planeta. Por una parte, los pa¨ªses altamente industrializados se oponen en el conflicto Este-Oeste. Por la otra, en el enfrentamiento Norte-Sur se oponen los pa¨ªses altamente industrializados del Norte con los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo del Sur.
As¨ª las cosas, la mira b¨¢sica de la cooperaci¨®n debe ser, por un lado, el contribuir a los esfuerzos de los pa¨ªses subdesarrollados (receptores de ayuda) por elevar su nivel de vida, esto es, por salir del subdesarrollo. Por otro lado, la cooperaci¨®n debe fomentar las iniciativas tendentes al establecimiento de un nuevo orden econ¨®mico internacional. Entre otras cosas, ello implica la prestaci¨®n de asistencia a estos pa¨ªses en el m¨¢s amplio sentido del t¨¦rmino (desde aportaciones financieras para compras de bienes de equipo hasta prestaci¨®n por Espa?a de asesor¨ªa t¨¦cnica y entrenamiento).
Hay que decir que, en relaci¨®n con otros sistemas de cooperaci¨®n (Francia, Reino Unido) gozamos de ciertas ventajas no bien utilizadas hasta ahora. Por un lado, poseemos una tecnolog¨ªa no excesivamente sofisticada, pero de calidad m¨¢s que suficiente, que se adapta perfectamente a los pa¨ªses susceptibles de cooperaci¨®n. Por otro lado, en lo que se refiere a Africa y pa¨ªses ¨¢rabes tenemos la ventaja, en general, de poder exhibir la ausencia de un pasado colonial inmediato, a diferencia precisamente de Londres y Par¨ªs. Favor al que hay que unir (tanto"en relaci¨®n con Africa y mundo ¨¢rabe como con Latinoam¨¦rica) el que podamos presentarnos como pa¨ªs econ¨®micamente no temible. Nuestra potencia econ¨®mica es lo suficientemente considerable como para articular con ¨¦xito un programa de cooperaci¨®n proporcinal a nuestros recursos, y, no obstante, no es tan grande como para poder -en caso de que existiera voluntad pol¨ªtica para elloejercitar determinadas veleidades neocolonialistas.
F¨®rmulas para actuar
Para terminar, y de modo sint¨¦tico, me gustar¨ªa exponer un cat¨¢logo de conceptos, ideas y datos:
1. El pr¨®ximo Gobierno espa?ol har¨¢ lo posible por convencer a sus hom¨®nimos occidentales -en especial al norteamericanode que no todo conflicto que surge en el Sur est¨¢ motivado por la URSS. Muy a menudo, esos conflictos son expresines de la miseria, la explotaci¨®n, el racismo y la opresi¨®n de las libertades individuales y colectivas.
2. Los pueblos tienen derecho al desarrollo.
3. Estabilidad no es igual a in-. movilidad.
4. El desorden econ¨®mico mundial da?a a todos, al Norte y al Sur. Es preciso establecer, entre ambos, unas nuevas reglas del juego.
5. El Norte y el Sur han entrado juntos en la gran crisis econ¨®mica que nos agobia y no podr¨¢n salir por separado. La cooperaci¨®n es indispensable.
6. Conveniencia de estableceruna alianza- estrat¨¦gica entre ciert¨®s pa¨ªses del Norte y la mayor¨ªa de los del Sur.
7. Oportunidad de favorecer una pol¨ªtica de transferencia de recursos del Norte al Sur, pero arbitrando los procedimientos para evitar crear una nueva relaci¨®n de dependencia.
8. Los problemas Norte-Sur son los m¨¢s acuciantel que los Este-Oeste. Necesidad de desvincular los unos de los otros.
9. Ser¨¢ preciso, no obstante, combinar adecuadamente el realismo en los temas Este-Oeste con el idealismo de los temas NorteSur.
10. El desarrollo de los pa¨ªses econ¨®micamente subdesarrollados constituye la nueva frontera de los pa¨ªses industrializados y es, a la vez, la clave de su desarrollo econ¨®mico.
11. Una pol¨ªtica de cooperaci¨®n occidental contribuir¨¢ a convencer a los pa¨ªses del Tercer Mundo de que pueden llamar a otra puerta que no sea Mosc¨² y puede ofrecerles una interesante v¨ªa no alineada entre los dos grandes.
12. El ¨¦xito de una pol¨ªtica de cooperaci¨®n y ayuda al desarrollo internacional depender¨¢, en buena medida, de una pol¨ªtica exterior coherente, que sepa integrar simult¨¢neamente una visi¨®n ¨¦tica y realista del mundo, firmemente asentada en un consenso social y pol¨ªtico y en una econom¨ªa saneada en casa.
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