Maritain, a cien a?os de su nacimiento
De su abuelo, a trav¨¦s de su madre, hered¨® Maritain su profundo esp¨ªritu liberal, como ¨¦l mismo dir¨¢ en una "confesi¨®n de fe": "... Fui instruido durante mi infancia en el protestantismo liberal. Despu¨¦s conoc¨ª los diversos aspectos del pensamiento laico".En su adolescencia y en su juventud universitaria se convirti¨® al socialismo, emocion¨¢ndose con los art¨ªculos de Jean Jaur¨¨s y de G¨¦rault-Richard en la Petite r¨¦publique, seg¨²n confiesa en los recuerdos autobiogr¨¢ficos que publica en el Carnet de notas, en 1965: "Ser¨¦ socialista", dir¨¢, "'y vivir¨¦ para la revoluci¨®n... Ciertamente todo lo que piense y sepa lo consagrar¨¦ al proletariado y a la humanidad; lo emplear¨¦, ¨ªntegro, en preparar la revoluci¨®n; en ayudar, aunque sea poco, al bienestar y a la educaci¨®n de la humanidad...".
A¨²n con los profundos cambios que se operar¨¢n en ¨¦l, con su conversi¨®n al catolicismo, sigue sosteniendo que "separados de la existencia con el pueblo, el bien com¨²n de la unidad pol¨ªtica h¨¢cese artificial y fr¨¢gil..." y en el verano de 1972, en Kolbsheim, unos meses antes de su muerte, me dec¨ªa en una, para m¨ª, inolvidable entrevista, que no comprend¨ªa como Eduardo Frei se opon¨ªa a Salvador Allende m¨¢s de lo razonable, cuando el presidente chileno defend¨ªa y luchaba por los trabajadores. La ingenuidad y la limpieza moral que estas palabras expresan explican muchas de las actitudes que sostuvo Maritain a lo largo de su vida.
El obst¨¢culo son los cristianos
En la universidad, el escepticismo generalizado a principios de siglo le produjo una profunda crisis. Se defin¨ªa como "un joven hambriento de absoluto" que no encuentra su sitio ni sus ideales. All¨ª conocer¨¢ en 1901 a Raissa Ounansoff, que ser¨¢ su mujer el 26 de noviembre de 1904, y que fue tan importante a lo largo de su vida. El encuentro con Leon Bloy le llevar¨¢ al catolicismo y ser¨¢n bautizados el 11 de junio de 1906 en la iglesia de San Juan Evangelista de Montmartre. A¨²n unos meses antes manten¨ªan profundas dudas.
"... El gran obst¨¢culo para el cristianismo son los cristianos.
Esta es la espina que tengo clavada... Esta fe es rechazada y contrariada por el consentimiento de los cristianos a la injusticia y por el horror que su historia y su orientaci¨®n me inspira,... No rechazamos ninguna verdad, no separamos a Dios de su Igleisia, ni la caridad del culto, y conservamos todo en la fe. Pero, ?c¨®mo hice para no entrar al mismo tiempo en la familia de los satisfechos, que en nombre de su salvaci¨®n eterna han tomado partido contra la salvaci¨®n temporal del mundo?" Superadas, sin embargo, esas dudas, su incorporaci¨®n a la Iglesia se har¨¢ inicialmente en la perspectiva de un espiritualismo absentista que llevar¨¢ a Maritain, con su proverbial ingenuidad, a posiciones pol¨ªticas conservadoras e incluso a colaborar con La Revue Universelle, que era la revista de la Acci¨®n Francesa de Maurras. El mismo recordar¨¢ en su Carnet de notas aquellos tiempos con una severa autocr¨ªtica. "... En cuanto a los dem¨¢s, me importaban en aquella ¨¦poca mucho menos que las ideas. Obsesionado, y para quien no exist¨ªa sino el mundo de lo verdadero y de lo falso, tard¨¦ mucho tiempo en descubrir a los hombres...". Y en el mismo Carnet, en una nota al margen de sus anotaciones del 13 de febrero de 1981 dice: "... Releyendo a?os m¨¢s tarde las diatribas que dirig¨ªa en este carnet contra el apostolado moderno, los cat¨®licos modernos, sobre las consoladoras manifestaciones religiosas de la Semana Santa en Versalles, contra el envilecimiento del pensamiento cristiano, etc¨¦tera, escrib¨ª, cuanta fatuidad en mi celo...".
Ante la creciente orientaci¨®n fascistizante de la acci¨®n francesa y despu¨¦s de la condena del papa P¨ªo XI en su alocuci¨®n consistorial Misericordia Domini, Maritain interviene en la pol¨¦mica contra Maurras y ¨¦se ser¨¢ el principio del nuevo Maritain, el Maritain democr¨¢tico. "... Siempre me acusar¨¦", dir¨¢, "de una imperdonable ligereza por haber dado cr¨¦dito durante alg¨²n tiempo a un movimiento cuyos sofismas pol¨ªticos tienen en su base el desprecio al evangelio".
La nueva reflexi¨®n que lleva al Maritain democr¨¢tico se iniciar¨¢ en aquellos momentos. "... Entonces empez¨® para m¨ª un per¨ªodo de reflexi¨®n dedicado a la filosof¨ªa moral y pol¨ªtica, donde he intentado descubrir las caracter¨ªsticas de una pol¨ªtica cristiana aut¨¦ntica y de esclarecer, a la luz de una filosof¨ªa de la historia y de la cultura, la verdadera significaci¨®n de la inspiraci¨®n democr¨¢tica y la naturaleza de un nuevo humanismo que esperamos...". Tambi¨¦n recordar¨¢ que en torno a aquellos hombres se aglutin¨® el colaboracionismo con los nazis alemanes en la segunda guerra mundial. "... Desde hace por lo menos veinte a?os he combatido sin descanso a las ideas y a los hombres cuya mala actuaci¨®n hab¨ªa visto tan de cerca y que finalmente iban a agarrarse al poder, al socaire de la derrota de la patria, y a traicionar su alma...".
La deuda cat¨®lica
Desde ese momento y hasta su muerte, el 28 de abril de 1973, Maritain dedicar¨¢ su esfuerzo a la filosof¨ªa moral y pol¨ªtica en una perspectiva democr¨¢tica. Religion et culture (1930), Du r¨¦gime temporel et de la libert¨¦ (1933), Humanisme int¨¦gral (1936), fruto reelaborado de unas conferencias pronunciadas en la Universidad Internacional de Santander en 1943, Les droits de l'homme et la loi naturrelle (1942), Cristianisme et democratic (1943), Principes dune politique humaniste (1944), Raison et raisons (1948), The Man and the State (195 l), On the philosophy of history (1957), Le philosophe dans la cit¨¦ (1960), representan los hitos de esa obra que se extiende durante treinta a?os. Me parece lo m¨¢s relevante del hombre que hoy recordamos, sin perjuicio de que ha trabajado tambi¨¦n la filosof¨ªa, la ¨¦tica y la historia. En ese ¨¢mbito, su publicaci¨®n m¨¢s relevante me parece su Filosof¨ªa moral, publicada en 1960.
Su importancia para la evoluci¨®n del pensamiento cat¨®lico y de la Iglesia en el campo social y pol¨ªtico ser¨¢ indudable. Pacem in Terris y el propio concilio Vaticano II, le ser¨¢n muy deudores, y como s¨ªmbolo de esa importancia, el 8 de diciembre de 1965, en la sesi¨®n de clausura del concilio, el papa Pablo VI, traductor en su tiempo de una obra de Maritain al italiano, Tres reformadores, entrega a Maritain el mensaje destinado a los intelectuales.
Siempre ser¨¢ fiel a sus planteamientos democr¨¢ticos, a su enraizamiento con el pueblo, a su sentido moral y religioso. En los ¨²ltimos a?os de su vida no entender¨¢ algunas de las perspectivas de evoluci¨®n del posconcilio y plasmar¨¢ sus dudas en su obra Le Paysan de la Garonne (1966), que tendr¨¢, desde el punto de vista religioso, un sentido m¨¢s tradicional, pero que no se trasladar¨¢ al ¨¢mbito social y pol¨ªtico.
Su vida es un permanente compromiso y estar¨¢ en los or¨ªgenes de la revista Esprit, de Emmanuel Mounier, en la lucha contra el nazismo, en la batalla te¨®rica y pr¨¢ctica por los derechos humanos y tomar¨¢ posici¨®n antifranquista en la guerra de Espa?a. Serrano Su?er llegar¨¢ a declarar por la radio que Maritain es el enemigo pol¨ªtico n¨²mero uno de Espa?a.
A partir de entonces se desatar¨¢ en los c¨ªrculos tradicionales y conservadores de nuestro pa¨ªs y de Am¨¦rica Latina un continuo ataque contra Maritain, excelentemente descrito y denunciado en un libro ins¨®lito del profesor de instituto Antonio Ar¨®stegui, publicado en 1952, en pleno franquismo y que como dice el propio Maritain al agradecer su publicaci¨®n "no se trata de una defensa de Maritain, sino una defensa de la justicia intelectual y de la simple verdad en la lectura de los textos...". Ar¨®stegui identificar¨¢ a todos los conjurados por tres signos de identidad: la utilizaci¨®n del improperio y del insulto, la acusaci¨®n de heterodoxia a Maritain, y el falseamiento de la doctrina maritainiana. Desde Leopoldo Eulogio Palacios hasta el padre J. P. L¨®pez, vicario castrense, pasando por el padre D¨ªez Alegr¨ªa, hoy en otras posiciones, por Vicente Marrero y por P¨¦rez Embid, entre otros, se repartieron los papeles y los ataques al fil¨®sofo franc¨¦s.
Este a?o se conmemora el centenario del nacimiento de un hombre bueno, sencillo, ingenuo y de una inteligencia penetrante y profunda. En una anotaci¨®n de 1961 a su Carnet de notas dir¨¢: "Nunca se podr¨¢ saber a qu¨¦ tentaciones de negras tristezas y de desesperaci¨®n puede verse sometido un fil¨®sofo, a medida que profundiza en el conocimiento de s¨ª mismo y de la gran pena que hay en el mundo...". Y se definir¨¢ a s¨ª mismo como "... una especie de rom¨¢ntico de la justicia, siempre dispuesto a imaginar en cada combate que ella y la verdad ver¨¢n su d¨ªa entre los hombres. Y tambi¨¦n, quiz¨¢, una especie de mago que pega su o¨ªdo a la tierra para escuchar el ruido de las fuentes ocultas y de las germinaciones imposibles. Y tambi¨¦n quiz¨¢, como todo cristiano, a pesar y en medio de las miserias, de los fallos y de todas las gracias tradicionales de las que soy consciente en el fin de mi vida, un mendigo del cielo, disfrazado de hombre del siglo...".
La cultura moderna, la propia Iglesia cat¨®lica y tambi¨¦n todos los hombres de buena voluntad deben agradecimiento a Jacques Maritain, fil¨®sofo rom¨¢ntico de la justicia, profeta ut¨®pico y hombre bueno.
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