Las islas C¨ªes, una reserva de aves que se extingue ante la invasi¨®n tur¨ªstica

El guarda ha nacido en la isla, conoce todos sus secretos, lanza al mar su barco y del mar obtiene sus provisiones. S¨®lo ¨¦l, su familia y el farero. Pero en verano ya es otra cosa: le invaden su mundo, las guitarras rasgan el silencio de la noche, arden los ¨¢rboles, escasea el agua, se amontonan los detritus... Se intenta ahora recuperar para estas islas la identidad que con el tiempo se ha ido degradando, preservar sus riquezas naturales, devolverle la paz que ha perdido. Y para hacerlo le han dado un aire de patio grande de internado, sembrado de cartelones: "Se prohibe llevar perros", "se prohibe hacer fuego", "se prohibe...".Las dos islas, San Mart¨ªn y Monteagudo, distan siete millas -algo m¨¢s de doce kil¨®metros y medio- del puerto de Vigo. Las dos empresas que se disputan, a veces con procedimientos censurables, el tr¨¢fico de la r¨ªa, se pelean tambi¨¦n por llevar viajeros a las islas. Ofrecen los billetes desacreditando al competidor: "Si viaja con la otra compa?¨ªa y el barco se aver¨ªa, no tendr¨¢ qui¨¦n le recoja; nosotros tenemos m¨¢s barcos...". La distancia se cubre en poco tiempo y ya estamos ante las islas, que franquean el paso a la bah¨ªa viguesa.

5.000 personas al d¨ªa

En la de San Mart¨ªn no hay muelles ni servicios; ¨²nicamente recibe unas pocas familias que tienen all¨ª sus casas de veraneo. La gran infanter¨ªa que acude a disfrutar de un d¨ªa de playa y monte se concentra en la isla de Monteagudo. Hasta 5.000 personas llegaron a juntarse en un solo d¨ªa para disputarse unas playas insuficientes e intentar beber de un agua que no da para tanto.La riqueza forestal es escasa. La vegetaci¨®n se reduce al pino y la acacia, que va invadi¨¦ndolo todo y que ahora empieza a ser controlada. El azote de los vientos y el salitre, por otra parte, hacen dif¨ªciles nuevas plantaciones, y ha de aprovecharse la protecci¨®n de los ¨¢rboles existentes para ir plantando ¨¢rboles distintos, robles, casta?os y fresnos, en peque?os n¨²cleos, para eliminar m¨¢s tarde los ¨¢rboles que les han servido de pantalla una vez que aqu¨¦llos se fortalezcan y adapten al medio. Hay que destacar, en cambio, la presencia de camari?as, unos arbustos que son ya escasos en esta tierra.

Islas de las palomas

M¨¢s valor adquiere la fauna. Las C¨ªes se conocen tambi¨¦n por islas de las palomas, porque constituyen un hito en los movimientos migratorios de estas aves. Se sit¨²a aqu¨ª, adem¨¢s, la colonia de gaviotas m¨¢s importante de la zona. Con las Sisargas, las islas C¨ªes son los ¨²nicos lugares en que se avista el arao, ave en trance de desaparici¨®n, y tienen como hu¨¦spedes importantes especies insect¨ªvoras, como el herrerillo y el carbonero, o p¨¢jaros cantores, como el verder¨ªn.La conservaci¨®n de esta riqueza, como tambi¨¦n de unos restos arqueol¨®gicos a¨²n sin investigar, son las razones b¨¢sicas por las que recientemente las islas adquirieron la condici¨®n de parque natural. Una junta rectora en la que est¨¢n representados el Ayuntamiento de Vigo, Icona, Ministerio de Cultura, sociedades ecologistas y un representante de los aproximadamente cuarenta propietarios, se ocupa de su control y est¨¢ pendiente de que se d¨¦ aprobaci¨®n a unas normas de r¨¦gimen interno y de explotaci¨®n del parque.

Sobre todo se intenta limitar el n¨²mero de los visitantes a 3.000 diarios. Se han intensificado los controles para evitar ciertos desmanes que llegaron a convertir la isla en lugar peligroso, y se ha organizado un servicio de limpieza con una lancha que durante la temporada estival traslada diariamente los detritus a Vigo.

La primera playa nudista

La llamada playa de los Alemanes, en la isla de Monteagudo, fue la primera playa nudista de Galicia, hasta que un buen d¨ªa el gobernador civil prohibi¨® el desnudo, en las playas. A pesar de ello, la rigidez se va cambiando por una cierta tolerancia.Por otra parte, se han regulado las acampadas, que ahora son obligadas en el ¨²nico camping de la isla, con capacidad para mil personas. Antes, las tiendas eran plantadas en cualquier lugar de la isla, se improvisaban campamentos hippies, y se desat¨® la violencia, llegando a registrarse la muerte de un joven en el transcurso de una pelea. Cuatro n¨²meros de la Polic¨ªa Nacional se ocupan ahora de la vigilancia, y se cuenta, adem¨¢s, con un equipo de catorce personas de Icona y de otras treinta que acuden a campamentos del Ministerio de Cultura.

Desde que la Junta Gestora inici¨® sus trabajos, la inseguridad qued¨® superada, el aspecto de la isla se va mejorando y se consolidan las posibilidades de conservar su fauna. Desechado un proyecto que se acariciaba para construir un gran puerto deportivo, la nueva pol¨ªtica es contraria a consentir cualquier tipo de construcci¨®n. Los servicios se reducen, adem¨¢s de un camping que dispone de supermercado y restaurante, a un bar con baile y una taberna. Se pretende que lo dem¨¢s pueda ser conservado en su estado natural. Eso s¨ª, no es previsible que en un plazo razonable puedan ser suprimidos los carteles en los que se prohiben cosas.