Gerardo Au?¨®n: "La escuela debe reflejar el pluralismo ¨¦tico de la calle"
La disociaci¨®n entre moral p¨²blica y moral privada, particularidad hispana, "acentuada con el proceso de transici¨®n pol¨ªtica que hemos tenido", seg¨²n los convocantes, y lo que significa la moral del Estado en una sociedad democr¨¢tica, son los temas fundamentales de las jornadas sobre "la moral en una sociedad pluralista y democr¨¢tica", organizadas en Madrid por la Fundaci¨®n Hogar del Empleado.Javier S¨¢daba abri¨® el fuego de la primera jornada, que dio un repaso al comportamiento moral en ¨¢mbitos como la vida cotidiana, la familia y la escuela. El fil¨®sofo vasco se remiti¨® a Arist¨®teles, para quien la felicidad es el fruto de una s¨®lida virtud, que s¨®lo se adquiere con el ejercicio virtuoso, d¨ªa a d¨ªa. Frente a las morales heroicas, S¨¢daba reivindicaba la vida cotidiana, que no es la monoton¨ªa gris, que se dice, sino el lugar de la diferencia y el desacuerdo. "Cada manera de vivir", se?alaba, "es v¨¢lida, siempre y cuando se consideren las obras alternativas como posibilidades que uno no tiene, pero que podr¨ªa tener". Andr¨¦s Tornos record¨®, en su intervenci¨®n sobre el aprendizaje de la moral en la familia, que ¨¦sta es un transmisor de actitudes, m¨¢s que de contenidos. Un contexto autoritario genera actitudes tir¨¢nicas y un ambiente c¨¢lido produce un comportamiento altru¨ªsta. Gerardo Au?¨®n, del colectivo Acci¨®n Educativa, se?al¨® que al interior de cada centro deber¨ªan reflejarse "el pluralismo ¨¦tico que encontramos en la calle", a fin de que se educara el alumno en la tolerancia. La funci¨®n m¨¢s clara de la ¨¦tica ser¨ªa la cr¨ªtica de los valores dominantes en la sociedad que identifican direcci¨®n, con orden; profesor, con seguridad; padre, con pagano, que paga, y alumno, "con la materia prima que, activamente pasiva, se deja formar".
La segunda jornada estuvo dedicada a las "fuentes de la moral en una sociedad pluralista". Jos¨¦ Antonio Gimbernat afirm¨® que el cristianismo no es una moral, aunque s¨ª posee actitudes b¨¢sicas con implicaciones ¨¦ticas. Esa actitud b¨¢sica "es la solidaridad partidista con lo que la Biblia llama pobres. A partir de ah¨ª, los cristianos pueden trabajar en aquellos proyectos hist¨®ricos que consideran m¨¢s adecuados a esa esperanza de libertad, justicia e igualdad". Jos¨¦ Jim¨¦nez, profesor de filosof¨ªa, analiz¨® el parentesco de la ¨¦tica con el marxismo. Tras criticar las ¨¦ticas al uso, -cuya subordinaci¨®n a presupuestos religiosos, metaf¨ªsicos o antropol¨®gicos acaba anulando la autonom¨ªa de la acci¨®n humana-, afirm¨® que esa autonom¨ªa se logra fundando la acci¨®n humana en un "proyecto hist¨®rico, que puede, o no, llegar a t¨¦rmino. Se trata de un proyecto de sociedad "en el que la realizaci¨®n de unos hombres no suponga la negaci¨®n de dicha realizaci¨®n en los dem¨¢s".
"La laicidad ¨¦tica significa incorporar a la conducta el talante cr¨ªtico, autocr¨ªtico y p¨²blico que caracteriza al hombre ilustrado", dec¨ªa Reyes Mate en su intervenci¨®n sobre Laicidad y ¨¦tica. De ah¨ª deriva la posibilidad de un pluralismo ¨¦tico y la necesidad de un Estado tolerante. La moral del Estado tiene que ser el fruto del discurso comunicativo entre las morales existentes. La gran objeci¨®n a este planteamiento es que en ese proceso comunicativo s¨®lo hablan los que tienen voz y enmudecen los marginados.
El punto de vista del marginado y del amenazado por la colectividad obliga a un replanteamiento total de la moral p¨²blica, ya que las voces dominantes se han convertido en verdugos no s¨®lo de los marginados, sino de s¨ª mismos, como demuestra la amenaza del holocausto nuclear.
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