El Barcelona, con su triunfo de ayer en el Bernab¨¦u, otra vez serio aspirante al t¨ªtulo
El Madrid no es desde anoche equipo invicto. El Barga es, tambi¨¦n desde anoche, otra vez serio aspirante al t¨ªtulo liguero. El Bar?a, que jug¨® en Madrid con seriedad en su planteamiento y con una gran fortaleza fisica, pudo haber conseguido un triunfo apabullante, porque tuvo las mejores ocasiones para conseguir el gol. El Madrid, desarbolado en su habitual sistema, no supo hacer saltar el cerrojo azulgrana y adem¨¢s no anduvo presto en defensa. Al margen de otras consideraciones extra deportivas hay que afirmar que el Barcelona supo ganar con toda justicia y el p¨²blico sensato no tuvo m¨¢s remedio que admitirlo.El Bar?a inici¨® el encuentro con humildad y sacrificio general. No lleg¨® a Chamart¨ªn bravuc¨®n y endiosado. No pareci¨® el Bar?a que se supone. Y fue lo mejor que pod¨ªa hacer. El Madrid, ante un equipo que prescindi¨® del divismo y actu¨® coexionado, sereno y firme, no pudo, durante la primera parte, crear una jugada de gol claro. Tuvo varias ocasiones de tanto casi cantado, pero siempre lleg¨® a esa situaci¨®n embarulladamente.
Di St¨¦fano renunci¨® a poner un perro de presa detr¨¢s de Maradona. Gallego se encarg¨® del argentino pero desde muy lejos. Maradona, con espacio libre siempre que recog¨ªa la pelota, cre¨® una situaci¨®n apurada para el qeuipo local. Tras el gol de Esteban hubo cambio en los marcajes y fue Bonet el destinado a perseguir a Dieguito. Gallego se preocup¨® entonces m¨¢s de Quini. El Barga desconcert¨® al Madrid con sus medidas precuatorias. Esteban y Carrasco no salieron al campo con la misi¨®n prioritaria de intentar el contragolpe. Para Estaban y Carrasco dispuso Lattek el sacrificado trabajo de no perder de vista a Juan Jos¨¦ y Camacho. Los extremos azulgranas retrocedieron m¨¢s que avanzaron pero impidieron que el Madrid entrara por las alas.
Juan Jos¨¦ y Camacho no pudieron ser la alternativa de Juanito e Isidro. Estos, frenados y oscurecidos por Gerardo y Manolo, pasaron casi inadvertidos. El Madrid no tuvo esta vez la potencia atacante de otras ocasiones. Dicho de otro modo, el Barra no fue la Real.
El Barea, replegado pero pele¨®n en todas las parcelas, intent¨® el contrataque desde la lucidez de Maradona. Cada arrancada del argentino fue un ay para los espectadores. A cada carrera de Diego se sucedi¨® una ocasi¨®n de gol. Quin? pudo haber sentenciado el partido en el minuto 19, pero dispar¨® sin demasiada fe y Agust¨ªn resolvi¨® la papeleta. Algo similar sucedi¨® poco despu¨¦s con Carrasco como protagonista.
De un partido que a los diez minutos todav¨ªa no hab¨ªa producido ni un solo disparo a puerta, hubo que contabilizar en el primer tiempo, adem¨¢s de las citadas, tres ocasiones pintiparadas para el Madrid que Alexanco y Manolo desbarataron.
El Bar?a no vari¨® un ¨¢pice su sistema hasta el final del encuentro. Fruto de ese trabajo denodado en defensa fue el mantenimiento de la ventaja adquirida y el aumento de la misma. El Madrid, con escasos recursos para modificar el marcador, se emperr¨¢ en levantar balones sobre el ¨¢rea en donde Santillana estuvo en precario porque tanto Miguel como Alexanco le cubrieron perfectamente. El Bar?a no estuvo en el Bernab¨¦u para lucirse. Defendi¨® su ¨¢rea con u?as y dientes y aprovech¨® las genialidades de Maradona para vencer. Aunque Juanito oblig¨® a Artola a realizar una parada extraordinaria en las postrimer¨ªas del encuentro, fue el Barga quien pudo rematar el encuentro con una mayor ventaja.
El Barcelona, por lo realizado en Chamart¨ªn, demostr¨® que tiene un entrenador capaz de plantear el m¨¢s dif¨ªcil encuentro de manera adecuada y de preparar a sus hombres f¨ªsicamente para aguantar el ritmo hasta el final.
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