La pol¨ªtica de rentas del PSOE exige una limitaci¨®n de dividendos en las empresas con beneficios
Miguel Boyer, ministro de Econom¨ªa y Hacienda en el nuevo Gobierno socialista, ha anunciado el prop¨®sito de llevar a cabo una pol¨ªtica de rentas que se instrumentar¨ªa por la v¨ªa de un crecimiento controlado de los salarios en funci¨®n de la tasa de inflaci¨®n esperada para 1983 y una limitaci¨®n de dividendos a desarrollar en las sociedades que presenten una cuenta de resultados positiva en el ejercicio actual. Bancos, el¨¦ctricas y empresas de servicios en r¨¦gimen de monopolio ser¨ªan las que se vieran sujetas a esta disposici¨®n.
Aunque la nueva Administraci¨®n, que a¨²n no se ha estrenado, ha manifestado repetidas veces estar en contra de una intervenci¨®n directa en la fijaci¨®n de los incrementos de sueldos y salarios, dejando que sean las partes implicadas las que lleguen a acuerdos sustanciales al respecto, lo cierto es que las declaraciones hechas por Miguel Boyer en su primera intervenci¨®n como superministro de Econom¨ªa, Hacienda y Comercio abr¨ªan la puerta a una recomendaci¨®n fuerte en cuanto a incrementos salariales y un prop¨®sito de establecer disposiciones que limitaran el reparto de dividendos entre las empresas con posibilidades de hacerlo.Una pol¨ªtica de rentas en sentido estricto viene a significar la limitaci¨®n al crecimiento de ¨¦stas, sea cual sea el origen de las mismas. Las obtenidas por el trabajo personal quedan limitadas en tanto en cuanto se fija una banda sobre las que se deben mover y cuyo l¨ªmite superior no suele sobrepasar el list¨®n de la inflaci¨®n esperada para el a?o pr¨®ximo. De esta forma, la media de incremento de las remuneraciones se sit¨²a por debajo de lo que crece el coste de la vida, y ello significa, para el conjunto de los trabajadores, una p¨¦rdida del nivel del poder adquisitivo.
Las posibilidades de llevar a cabo una limitaci¨®n de dividendos en las empresas cuentan con mayor apoyo por parte de los responsables de las mismas. Dada la crisis por la que atraviesa la econom¨ªa espa?ola, son relativamente escasas aquellas que presentan una cuenta de resultados suficientemente grande como para que se plantee la posibilidad de repartir un dividendo sustancial. Compa?¨ªas el¨¦ctricas, instituciones financieras y empresas de servicios en r¨¦gimen de monopolio componen casi en exclusiva la n¨®mina de estas empresas.
Por la propia estructura de las mismas y los problemas por los que atraviesan es relativamente f¨¢cil que una medida de limitaci¨®n de dividendos temporal no sorprendiera entre los responsables de estas sociedades e incluso que fuera bien vista. Las fuertes inversiones que realizan las empresas del sector el¨¦ctrico, y cuya viabilidad est¨¢ en entredicho por los anuncios de revisi¨®n de los objetivos del Plan Energ¨¦tico Nacional, y el mantenimiento de su cotizaci¨®n en bolsa ha obligado a que se mantuvieran retribuciones del capital que muchos observadores de fuera del sector consideran excesivas.
Las empresas de servicios en r¨¦gimen de monopolio, en las que el sector p¨²blico mantiene una posici¨®n mayoritaria en el capital de las mismas, no plantear¨ªan graves problemas por esto mismo. SimpIemente, las arcas de la Administraci¨®n ver¨ªan crecer menos las entradas de capital procedentes de la retribuci¨®n de sus participaciones en estas empresas.
La pol¨¦mica bancaria
Donde mayores problemas pueden surgir es en las sociedades financieras. Buena parte de su credibilidad solvencia est¨¢ ligada a una retribuci¨®n importante y creciente de los capitales invertidos en la compra de acciones de las mismas. Si esta retribuci¨®n cae, la cotizaci¨®n burs¨¢til puede verse resentida, ya que se considera que no tiene sentido comprar t¨ªtulos en bolsa que no ofrezcan unas perspectivas de rentabilidad consideradas como suficientes.A favor de la limitaci¨®n de dividendos existe el hecho de que el segundo semestre del a?o est¨¢ siendo bastante peor que el primero y que ello obliga a que los responsables bancarios tomen precauciones por si la situaci¨®n tendiera a agravarse a¨²n m¨¢s. Tradicionalmente, el segundo semestre arrojaba mejores resultados que el primero, en funci¨®n de que se produc¨ªa un mayor crecimiento de la inversi¨®n; cuesti¨®n que no est¨¢ teniendo lugar este a?o. La faltade estas inversiones encarece el coste medio del pasivo en las entidades de cr¨¦dito y reduce el margen entre activo y pasivo, de donde sale todav¨ªa hoy la mayor parte de los resultados positivos de la banca.
Por ello, no extra?a que sea la propia banca la que, por caminos directos e indirectos, haya hecho saber a la nueva Administraci¨®n que aceptar¨ªan de buen grado alg¨²n tipo de limitaci¨®n en el reparto de dividendos. Las posiciones no son uniformes, y algunos mantienen que ser¨ªa deseable que este a?o se decidiera no destinar nada a dividendos y proceder a fuertes acumulaciones de reservas por lo que pueda suceder en el futuro, mientras que algunas otras instituciones afirman ser partidarias de proceder a una liberalizaci¨®n completa, como se contemplaba en el decreto de supresi¨®n de los l¨ªmites de dividendos publicado a principios del a?o pasado.
La guerra de los dividendos no ha hecho m¨¢s que empezar, y eso que no ha terminado a¨²n el a?o. Los resultados del primer semestre, para algunos bancos, son espectacularmente buenos, aunque se reconoce que la tendencia no podr¨¢ mantenerse durante la segunda mitad del ejercicio. Presentar unos dividendos que sean los que m¨¢s remuneren el capital de los accionistas es una constante en buena parte de los bancos.
Una limitaci¨®n de dividendos como la practicada el a?o pasado, cuando el Banco de Espa?a recomend¨® no sobrepasar el 8% de los recursos propios -capital m¨¢s reservas-, no servir¨ªa para mucho. Por un lado, la estructura de estos fondos es diferente en cada caso. Hay bancos que han desarrollado una pol¨ªtica de capital limitada haciendo crecer las reservas, mientras otros han optado por convertir anualmente las reservas en capital mediante ampliaciones gratuitas para los accionistas. As¨ª, con una cantidad global igual para repartir, reciben m¨¢s los accionistas de los bancos en los que las reservas sean una parte mayor del total de recursos propios que aquellos que han comprado acciones en bancos que han seguido una pol¨ªtica de ampliaciones con cargo a las reservas.
De esta forma, algunos responsables de instituciones financieras consideran que el Gobierno socialista, si quiere seguir realmente una pol¨ªtica de congelaci¨®n de rentas por la v¨ªa de los dividendos, deber¨ªa fijar un tope sobre el capital de las entidades financieras y no sobre el volumen global de recursos propios, ya que ello distorsiona, en su opini¨®n, los objetivos que se quieran conseguir con esa medida.
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