Amintore Fanfani, el pol¨ªtico m¨¢s discutido de la posguerra, forma en Italia un Gabinete cuatripartito, de centro-izquierda
?Qui¨¦n es Amintore Fanfani? El hombre m¨¢s discutido de la posguerra, acaba de escribir el semanario L'Expresso, y el polit¨®logo de Panorama, Giorgio Galli, reconoce que ya en 1958, cuando contaba cincuenta a?os, Fanfani "era el hombre pol¨ªtico con mayor poder en Italia despu¨¦s de Mussolini".En una ocasi¨®n lleg¨® a ser al mismo tiempo secretario de su partido, la Democracia Cristiana, presidente del Consejo de Ministros y ministro de Asuntos Exteriores.
Tiene 74 a?os. Naci¨® en un pueblo de la provincia de Arezo, en Toscana, y de los toscanos posee el car¨¢cter franco, c¨¢ustico, activo y autoritario.
Piero Ottone, ex director de Il Corriere della Sera, en su biograria sobre Fanfani, afirma que en su adolescencia ya era "un mand¨®n y un organizador, y no soportaba ser desobedecido por sus hermanos". Lleva 35 a?os consecutivos en la esfera del poder, donde obtuvo grandes triunfos y grandes derrotas. Fue siempre un hombre m¨¢s de Gobierno que de partido. Ha sido todo: cuatro veces presidente del Consejo -ahora inicia su quinta jefatura del Gabinete-, dos veces secretario del partido, dos veces presidente del mismo, ha pasado por casi todos los ministerios y ha presidido el Senado cuatro veces.
Pard¨®jico y sorprendente
De joven quiso ser cura, para llegar a obispo; despu¨¦s, abogado, como su padre, y, por fin, acab¨® doctor¨¢ndose en Econom¨ªa y Comercio en la Universidad Cat¨®lica de Mil¨¢n. Ha publicado m¨¢s de veinte obras, traducidas a varias lenguas, entre ellas el espa?ol. La primera tiene fecha de 1934: Catolicismo y protestantismo en la formaci¨®n del capitalismo. La ¨²ltima es de 1976, Capitalismo, sociabilidad y participaci¨®n. En 1935 dio un curso sobre corporativismo en la Universidad de Santander.
Es y ha sido siempre un hombre parad¨®jico, original, sorprendente, amado y odiado. Sus horas m¨¢s amargas se las han proporcionado siempre sus compa?eros de partido. El diputado democristiano Virgini Angelo Marabini le ha llamado "un veterano de las guerras p¨²nicas". Y Angelo Sanza, de su mismo partido, ha escrito: "Los caballos de raza son buenos cuando son j¨®venes; despu¨¦s sirven s¨®lo como piel para hacer tambores". Sus amigos, por el contrario, dicen que es "el ¨²nico l¨ªder democristiano que no se oxida nunca", mientras el actual secretario, Ciriaco de Mita, sol¨ªa decir de ¨¦l: "Es el ¨²nico con cojones dentro de la mayor¨ªa".
La izquierda ha tenido tambi¨¦n siempre momentos de amor y de odio hacia este ¨²ltimo caballo de raza de la Democracia Cristiana hist¨®rica. No olvidan que fue el hombre que hizo posible el centro-izquierda, que, defendiendo la colaboraci¨®n de los comunistas, hab¨ªa dicho: "Cuando la casa arde hay que llamar a todos los bomberos". En 1964, cuando fue por primera vez candidato a la presidencia de la Rep¨²blica, le apoyaron los comunistas, aunque perdi¨® igualmente las elecciones. Pero tambi¨¦n ha sido el Partido Comunista Italiano (PCI) quien, a veces, le ha atacado m¨¢s ferozmente. El columnista de L'Unit¨¢, Fortebraccio, lo ha definido: "El senador de Waterloo".
Grandes ¨¦xitos y derrotas
Con los socialistas ocurre lo mismo. El grupo joven, en plena campa?a electoral de 1975, fue feroz con Fanfani, con pancartas por las calles como ¨¦stas: "Fafanieves y los siete enanitos". Pero, m¨¢s tarde, terminaron acogiendo a Fanfani como al hombre capaz de favorecer un encuentro con el Partido Socialista.
Fue hombre de grandes ¨¦xitos: consigui¨® para la lira el Oscar de la Moneda, un buen ¨ªndice de desarrollo econ¨®mico, e hizo construir durante una de sus permanencias en la presidencia del Gobierno 400.000 pisos. Su gran derrota fue la campa?a contra el divorcio y las elecciones de 1975, que vieron el triunfo de los comunistas en las principales ciudades italianas. A ra¨ªz de esto fue moment¨¢neamente congelado en su partido.
Es pintor abstracto y constructor de l¨¢mparas de madera, y no conoce la depresi¨®n. Olvida con facilidad sus derrotas y est¨¢ orgulloso de que, como dice ¨¦l mismo, "el partido acaba llam¨¢ndome siempre cuando se ve en peligro". Y dice que la ¨²nica ca¨ªda que reconoce y recuerda es la de? sal¨®n de las Naciones Unidas, cuando, en 1965, se rompi¨® un pie bajando un pelda?o de tres cent¨ªmetros. "Fue mi ca¨ªda m¨¢s dolorosa", afirma.
Dicen que es fervientemente religioso y tambi¨¦n un cat¨®lico convertido al paganismo. Desde que se cas¨® con la joven fot¨®grafa Mar¨ªa P¨ªa, despu¨¦s de haberse quedado viudo, con siete hijos, parece haber rejuvenecido, y despu¨¦s de a?os de silencio, en que "parec¨ªa ya un hombre embalsamado", como dicen sus cr¨ªticos, salt¨® a la escena pol¨ªtica en el ¨²ltimo congreso de la Democracia Cristiana, en mayo pasado, con un golpe de teatro: abandon¨® a Arnaldo Forlani, su hijo espiritual, que era el contrincante del exponente de la izquierda, Ciriaco de Mita, y vot¨® por ¨¦ste, haci¨¦ndole ganar la secretar¨ªa. Cuando anunci¨® su voto, la mitad de los congresistas le silbaron y le gritaron "?Judas, Judas!".
Pero Fanfani no se inmut¨® y respondi¨® con estas palabras: "Particip¨¦ en las batallas electorales de 1946 y 1948. Si entonces hubiera tenido miedo de los silbidos, hoy vosotros no estar¨ªais aqu¨ª". Y todos se callaron como por encanto.
'Tirano jubilado'
Los socialistas hab¨ªan llegado a llamarle un pat¨¦tico tirano jubilado, pero hoy le han permitido reconquistar para su partido, despu¨¦s de haberla perdido durante quince meses en 35 a?os, la presidencia del Gobierno.
Y el mayor elogio se lo acaba de hacer el Partido Democr¨¢tico de Unidad Proletaria (PDUP), el peque?o partido de la nueva izquierda: "Del viejo Fanfani ha quedado s¨®lo el proverbial dinamismo y un poco menos de arrogancia".
El d¨ªa que Pertini le convoc¨® para encargarle de formar Gobierno, se fue a comer con los carmelitas de Roma. De all¨ª sali¨® hacia el Quirinal con un libro bajo el brazo: Las obras en espa?ol de Santa Teresa de Avila. La frase que m¨¢s le gusta de Juan XXIII es aquella que dice: "Cuando en tu camino encuentres a otro hombre a tu lado, ent¨¦rate a d¨®nde va, pero no le preguntes nunca de d¨®nde viene".
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