Espada y los euromisiles
LA ABSTENCION espa?ola en la firma del comunicado conjunto que emitir¨¢ la OTAN el pr¨®ximo d¨ªa 10, aceptando la instalaci¨®n en la regi¨®n militar del pacto de los euromisiles de cabeza at¨®mica, no puede considerarse solo como un resultado de la anunciada congelaci¨®n de las negociaciones para nuestra participaci¨®n en el aparato militar de la OTAN. La pol¨¦mica de los euromisiles es larga en Europa; la OTAN comenz¨® a considerar el tema en 1979, y en los pa¨ªses directamente implicados en su instalaci¨®n ha producido no s¨®lo pol¨¦micas, sino crisis ministeriales, rupturas de partidos, y abundancia de movimientos pacifistas. Ser¨ªa anormal una firma espa?ola en un documento tan debatido, hasta la pasi¨®n, por las opiniones p¨²blicas de los otros pa¨ªses firmantes y que no ha merecido la atenci¨®n del debate y la consulta previas que tampoco se hicieron con ocasi¨®n de la entrada de Espa?a en la Alianza.Queremos creer por eso que aunque los socialistas no hubieran ganado las elecciones la diplomacia de nuestro pa¨ªs se habr¨ªa abstenido de tomar una decisi¨®n tan grave, a¨²n en el caso de que fuera compatible con las promesas de no nuclearizaci¨®n hechas por el propio gobierno de la UCD. Por lo dem¨¢s resulta obvio que planteando el gobierno de Felipe Gonz¨¢lez la congelaci¨®n de las conversaciones sobre la integraci¨®n en el aparato militar de la Alianza, el gabinete decida no entrar siquiera a considerar este tema de los cohetes de medio alcance. La posici¨®n espa?ola tendr¨¢ que definirse dentro de su concepto propio de defensa (defensa no s¨®lo ante una guerra, sino para evitar una guerra) y en el conjunto de su pol¨ªtica internacional. Las decisiones de cooperaci¨®n militar con la Alianza se encuentran por dem¨¢s ¨ªntimamente ligadas a la eventual revisi¨®n de los acuerdos bilaterales con los Estados Unidos, revisi¨®n de la que podr¨ªa derivarse el abandono americano de la base de Torrej¨®n. Tampoco se puede desconocer la incidencia en ellas de la cuesti¨®n de Gibraltar, que alberga una base de la OTAN, y de la posici¨®n portuguesa respecto al mando de las fuerzas navales de la alianza estacionadas en la Pen¨ªnsula. La cuesti¨®n de los euromisiles comporta de hecho una decisi¨®n de rearme frente al Este que no solo merece consideraciones pol¨ªticas sino singularmente econ¨®micas. El presidente colombiano Betancur recordaba el viernes a Reagan, en Bogot¨¢, que "cada minuto, un mundo enloquecido gasta un mill¨®n de d¨®lares en armarse para la muerte". No es una cifra arbitraria. Y el ministro del Plan del Jap¨®n -en el Gobierno anterior- ha se?alado ya que el rearme tiene una parte de culpa en la crisis econ¨®mica mundial no inferior a la del precio de la energ¨ªa.
Por otra parte, el documento que se va a firmar en Bruselas, en el que el tema de los euromisiles se envuelve en otras declaraciones de principio, no define absolutamente, sino relativamente, la aceptaci¨®n de la instalaci¨®n de los cohetes. Remitiendo la decisi¨®n final al resultado de las conversaciones de desarme en Ginebra, viene a recordar que la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos han tratado de retrasar esa decisi¨®n, que han insistido ante Reagan para que agote todas las posibilidades de negociaci¨®n con la URSS y que, en ¨²ltimo caso, tendr¨ªan a¨²n que ratificar la disposici¨®n.
El tema de los euromisiles ha sido seguido en Espa?a con una cierta lejan¨ªa, puesto que nuestro pa¨ªs no estaba a¨²n implicado en la OTAN y porque parece que, en ¨²ltimo caso, no ser¨ªan instalados en Espa?a por su posici¨®n geogr¨¢fica, que la convertir¨ªa en una especie de posici¨®n de retaguardia para r¨¦plicas sucesivas. La firma del documento sin m¨¢s informaci¨®n previa a la opini¨®n p¨²blica y un debate parlamentario en regla supondr¨ªa, cuando menos, una grave precipitaci¨®n.
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