Exilio intelectual desde las dictaduras latinoamericanas
Hac¨ªa poco tiempo que los militares uruguayos hab¨ªan establecido la dictadura militar en su pa¨ªs, en 1973, cuando el joven novelista Nelson Marra tuvo la mala suerte, -osadia, le dijeron en Montevideo los polic¨ªas que le custodiaron- de que -los censores vieran en su cuento El guardaespaldas un alegato contra la tortura. El cuento le cost¨® cinco a?os de c¨¢rcel. Como declar¨® a su favor, entre otros, Mario Benedetti, Marra era un intelectual progresista que nunca hab¨ªa estado comprometido con los partidos de la oposici¨®n."Se podr¨ªa llegar a colegir que el argumento del cuento pudiera tener algo que ver con la situaci¨®n creada en las c¨¢rceles uruguayas, pero para eso habr¨ªa que tener una mente enfermiza, como la tienen los dictadores militares", afirma Benedetti. Marra, que no pudo ser localizado por hallarse fuera de Madrid, vive exiliado en la capital de Espa?a.
El Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana (antes Cultura Hisp¨¢nica) prest¨® ayuda a algunos de estos escritores, como Blas Matamoro. Algunos periodistas -Mariano Aguirre, en el Centro Espa?ol de Ayuda al Refugiado, en Madrid, o, Eduardo Galeano, en Barcelona, simultaneando su trabajo con la creatividad literaria (entre ¨¦sta, la novela memorable Las venas abiertas de Am¨¦rica Latina)- prestaron un importante apoyo en el entorno del exilio intelectual latinoamericano en Espa?a.
Onetti: los inevitables exilios de la vida humana
Juan Carlos Onetti, 73 a?os, uno de los exponentes de la nueva narrativa latinoamericana, premio Cervantes 1980, una importante novela escrita en Espa?a, aunque ideada en Montevideo (Dejemos hablar al viento), vive con su mujer, enfermo de nostalgia y de alcohol, en un apartamento de la avenida de Am¨¦rica, de Madrid. Lleva exiliado en Espa?a desde 1976.
Para Onetti, la palabra exilio, de tanto usada, es peligrosa. "Yo ya escrib¨ª sobre los exilios inevitables de toda vida humana. Exilios de un trabajo a otro, de un amor a otro, de una decadencia biol¨®gica tambi¨¦n a otra. Son golpes traicio,neros que asaltan sin aviso o que estuvieron insinu¨¢ndose, sin notarlo, sin creerlo".
Su caso, sin embargo, seg¨²n propia confesi¨®n, es distinto. No le exiliaron, afirma, sino que ¨¦l mismo eligi¨® el exilio. Busc¨® tierra de Espa?a, seg¨²n propia afirmaci¨®n. Tiempo antes de venir recibi¨® en Montevideo ejemplares de un n¨²mero monogr¨¢fico de Cuadernos Hispanoamericanos dedicado a ¨¦l. "Me produjo asombro y cierto orgullo el comprobar que fuera de m¨ª pa¨ªs natal me hab¨ªan le¨ªdo muchas personas inteligentes y daban testimonios favorables". A¨²n en Montevideo, recibi¨® una invitaci¨®n del entonces director de Cultura Hisp¨¢nica, Juan Antonio Tena -invit¨¢ndole a asistir a un congreso sobre el barroco que se celebraba en Espa?a- y otra de una agente literaria, Carmen Balcells.
En Madrid se reeditaron todas sus novelas, entre ellas Juntacad¨¢veres y El astillero. "Pero en realidad", afirma Onetti, "sufr¨ª un proceso sin causas concretas antes de poder ponerle la palabra fin (a la novela antes citada Dejemos hablar al viento). Creo que el desarraigo tambi¨¦n tiene influencias biol¨®gicas, adem¨¢s de las ps¨ªquicas que todos conocemos".
Finalmente, entre Uruguay y Espa?a, "eleg¨ª esta tierra de manera definitiva, y espero que me en tierren en alguno de los pintores cos pueblecitos que tanto abundan en esta tierra que me tiene encari?ado. Puedo decir, plagiando a Mar¨ªa Casares, que disfruto en Espa?a de una residencia privilegiada. De modo que me siento inca paz de representar al tipo cl¨¢sico de exiliado. S¨¦ que algunos de mis compatriotas que han venido a Espa?a subsisten de manera precaria y a veces dolorosa y que se han visto obligados a renunciar a sus vocaciones para poder subsistir en tareas que nada tienen que ver con lo que hac¨ªan antes del trasplante".
Benedetti: cuatro exillos en nueve a?os
Mario Benedetti, 62 a?os, otra de las glorias de la literatura uruguaya, ha escrito cuarenta libros entre poes¨ªa, novela, cuento, teatro, cr¨ªtica literaria, ensayo y pol¨ªtica, de los que podr¨ªan destacarse Gracias,por el fuego y La tregua (novela), Vientos del exilio (poes¨ªa), Montevideanos (cuento), Pedro y el capit¨¢n (teatro), etc¨¦tera. Su ¨²ltima novela es Primavera con una esquina rota. Es autor de numerosas letras de canciones incorporadas al repertorio de Nacha Guevara, Daniel Viglietti, Numa Moraes, Claudina y Alberto Gambino y otros. Taqu¨ªgrafo, cajero, vendedor de repuestos de autom¨®viles, tenedor de libros, periodista, traductor, empleado p¨²blico y de comercio, ha sido traducido a diecisiete idiomas.
Benedetti eligi¨® Palma de Mallorca cuando decidi¨® quedarse a vivir en Espa?a, "a pesar de este asma que a veces me tiene postrado d¨ªas enteros, a causa de la humedad. Son los achaques de viejo", dice. A su amplia carrera literaria un¨ªa su condici¨®n de profesor de la facultad de Humanidades y Ciencias en la Universidad de Montevideo. All¨ª le cogi¨® el golpe militar de 1973. Renunci¨® tres meses despu¨¦s, cuando los mismos militares fueron incapaces de soportar los resultados adversos en un refer¨¦ndum hecho en la universidad y decidieron cerrarla.
Hab¨ªa participado en el llamado Frente Amplio, as¨ª que decidi¨® irse a Argentina. Vivi¨® en Buenos Aires tres a?os, hasta que lo amenaz¨® de muerte la asociaci¨®n de extrema derecha Triple A, junto a otras quince personas. Hubo de salir hacia Per¨², donde vivi¨® cuatro meses haciendo periodismo en el diario Expresso, donde su columna Nuestra Am¨¦rica goz¨® de amplia difusi¨®n. En Lima fue internado en una c¨¢rcel, incomunicado y expulsado del pa¨ªs. Volvi¨® a Argentina, donde estuvo en la clandestinidad durante dos meses, desde donde pas¨® a Cuba, y cuatro meses m¨¢s tarde, nuevamente de forma clandestina, volvi¨® a Per¨², donde fue hecho preso nuevamente. Le alcanz¨® una amnist¨ªa y fue deportado a Cuba. All¨ª vivi¨® cuatro a?os, hasta 1980. En todos estos pa¨ªses desarroll¨® una amplia labor pol¨ªtica encaminada a solic¨ªtar la libertad del general Seregni, presidente del Frente Amplio, que lleva ocho a?os de c¨¢rcel en Montevideo.
La duda entre Francia y Espa?a
Estuvo dudando entre Francia, "la tentaci¨®n de Par¨ªs para muchos escritores latinoamericanos", y Espa?a, y finalmente, con los derechos de autor de su libro La tregua, ampliamente reeditado en estos dos pa¨ªses, se compr¨® un peque?o apartamento en el centro de Mallorca, donde vive desde hace dos a?os y medio, aunque constantemente viaja por todo el mundo solicitando solidaridad para el pueblo de Uruguay y participando en congresos de escritores.
"Unos m¨¢s temprano, otros m¨¢s tarde, aprenden, como yo he aprendido, que para vencer la frustraci¨®n del exilio", comenta al periodista en su casa al abrigo de la calefacci¨®n mientras, fuera, en este gris d¨ªa de diciembre, una tormenta sacude la solitaria ciudad de Palma, "hay que sentirse ¨²til a la comunidad, a la comunidad uruguaya, incluso estando en el exterior. Hay razones vitales y razones pol¨ªticas. En Uruguay, la dictadura quiso hacer un genocidio cultural. La cultura ya no era, como pretendieron, un fen¨®meno elitista, y se emprendi¨® una represi¨®n brutal. Es casi lo m¨¢s triste de mi ya larga vida".
"La creatividad literaria sufre con el exilio. Hay que tener una enorme fuerza de voluntad para escribir cada d¨ªa. Pero, en cambio, se aprende algo fundamental: el significado de la palabra solidaridad. Es la compensaci¨®n".
Cristina Peri Rossi: la soledad del exilio
Para Cristina Peri Rossi, 41 a?os, viuda, la soledad del exilio, incluso del exilio intelectual, se resume en una frase: "Yo necesit¨¦ muchas veces sentir que alguien me tratase con ternura". Tambi¨¦n uruguaya, es, con seguridad, la exiliada pol¨ªtica m¨¢s antigua, porque sali¨® clandestinamente seis meses antes del golpe militar de 1973.
Los diez a?os que esta narradora y poeta lleva afincada en Barcelona han sido prol¨ªficos, comenzando por su libro Los museos abandonados, publicado en Montevideo y reed¨ªtado en Barcelona en 1974 por la editorial Lumen, "porque necesitaba establecer mi propio puente entre Uruguay y Espa?a". Despu¨¦s vinieron La di¨¢spora, La rebeli¨®n de los ni?os, La tarde del dinosaurio y Ling¨¹¨ªstica general. Est¨¢n a punto de aparecer El corredor tropieza (relatos) y Europa despu¨¦s de la lluvia (poemas).
"Renunci¨¦ a una carrera universitaria brillante y a un futuro literario que ya ten¨ªa encarrilado, pero sab¨ªa con seguridad que el futuro del pa¨ªs estaba ya encarrilado hacia el golpe y tuve soplos que me permitieron averiguar que mi vida corr¨ªa peligro. Desde 1968 vivimos una situaci¨®n prerrevolucionaria, especialmente en torno a la Universidad de Montevideo".
Cristina Peri Rossi asegura haber sido testigo de la preparaci¨®n de todo el golpe militar. En Mpntevideo, viv¨ªa en un apartamento situado enfrente de la Embajada de Estados Unidos y afirma c¨®mo muchas noches ve¨ªa entrar y salir a militares conocidos que despu¨¦s protagonizaron el golpe. "Vi incluso una noche c¨®mo arrojaban envuelto en mantas un cad¨¢ver al mar, situado en un ¨¢ngulo de visi¨®n desde mi ventana. En Montevideo se lacraban los ata¨²des y se les entregaban los cad¨¢veres a los familiares despu¨¦s de que ¨¦stos firmaran un papel en el que se compromet¨ªan a no abrirlos".
Su peripecia personal arranca de una fuga precipitada de su apartamento de Montevideo, "cuando todo estaba perdido y mi detenci¨®n, cantada". Consigue como ¨²nica soluci¨®n un pasaje de barco a Barcelona y, con lo puesto, llega a la Ciudad Condal tras catorce angustiosos d¨ªas de navegaci¨®n. Consigui¨® trabajo en la editorial Lumen, pero tuvo todas las dificultades posibles para conseguir el permiso de residencia".
"Me prorrogaban siempre el visado de turista, aunque ya ten¨ªa el permiso de trabajo. Cuando caduc¨® mi pasaporte, al a?o siguiente, me encontr¨¦ con la cruda realidad. Las presiones de la Embajada de Uruguay en Espa?a hab¨ªan sido suficientes. Intent¨¦ renovar mi pasaporte. A¨²n hoy sigo esperando la contestaci¨®n a la solicitud que formul¨¦. Al menos tengo que agradecer a alguien, que por el momento debe permanecer en el anonimato, su indicaci¨®n de que me ausentase de Espa?a porque podr¨ªa ser deportada a Uruguay. Aunque era una ciudadana ap¨¢trida porque no ten¨ªa ninguna documentaci¨®n de ning¨²n pa¨ªs -s¨®lo un pasaporte caducado-, pas¨¦ a Francia. Fueron d¨ªas duros, porque despu¨¦s de los primeros meses de titubeos hab¨ªa conseguido organizar mi nueva casa en Barcelona, ten¨ªa un trabajo y pod¨ªa escribir. Pude acogerme al derecho de asilo en Par¨ªs, pero no quise perder mi nacionalidad uruguaya. Cuando estuve m¨¢s desesperada, decid¨ª apelar al recurso m¨¢s aventurero de todos los posibles: me case con un espa?ol, pero con un matrimonio formal, no real. Mi marido se suicid¨® al poco tiempo, pero guardo de ¨¦l un recuerdo imborrable. Me hizo un extraordinario favor. Y nadie tiene que asombrarse de esto, porque lo pactamos as¨ª antes de casarnos y ¨¦l lo acept¨® voluntariamente".
Cristina Peri Rossi confiesa que lo que m¨¢s le ayud¨® fue tener la humildad suficiente para empezar de nuevo desde cero. "Aunque en Uruguay era conocida en c¨ªrculos literarios y universitarios, comprob¨¦ que al llegar aqu¨ª no me conoc¨ªan ni los agentes literarios. Y tuve la voluntad de arrancar de nuevo. No me autodestru¨ª, como una actriz uruguaya, amiga m¨ªa, que no pudo aguantar ser una exiliada m¨¢s, an¨®nima. Encontr¨¦ mi refugio en Barcelona, en primer lugar, aunque quiz¨¢ traslade mi residencia a Madrid, y en la producci¨®n literaria, en segundo".
"Me he convertido en una figura literaria en el exilio, pero tendr¨ªa que plantearme si volver¨ªa a Uruguay si cayera la dictadura. Tendr¨ªa que haber como poco un Nuremberg, y desde luego tendr¨ªa que ser la sociedad uruguaya la que pidiera mi regreso, como el de todos los exiliados. Despu¨¦s de las muchas humillaciones que me hicieron pasar cuando decid¨ª solicitar mis documentos para renovar el pasaporte, decid¨ª que nunca m¨¢s volver¨ªa a solicitar lo que es un derecho insustituible para m¨ª, mi condici¨®n de uruguaya, a la que nunca renunciar¨¦, aunque por el momento me la hayan negado. Aqu¨ª me han obligado a sentirme como el invitado que nunca fue llamado".
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