Un largo bloqueo ineficaz
En 1704, el almirante ingl¨¦s Rocke, tras un sonoro ca?onazo, tom¨® posesi¨®n del Pe?¨®n de Gibraltar en nombre del archiduque Carlos. El asedio, que tuvo lugar un a?o despu¨¦s por parte de las tropas de Felipe V, result¨® infructuoso y el tratado de Utrech de 1713 reconoci¨® definitivamente la soberan¨ªa brit¨¢nica sobre la Roca. Durante 250 a?os el Imperio Brit¨¢nico mantuvo la base de Gibraltar, en los cien primeros contra Espa?a y, posteriormente, hasta el reciente conflicto anglo-argentino de Las Malvinas, en el que sirvi¨® de apoyo a la Nayy, como puesto de avanzada para sus ambiciones o al servicio de sus colonias.
Las negociaciones entre los dos pa¨ªses durante los ¨²ltimos a?os, cuando la cuesti¨®n estrat¨¦gica ya no era fundamental, han tenido un nuevo problema: la poblaci¨®n gibraltare?a, peque?a comunidad de unos 30.000 habitantes, que siempre ha preferido continuar siendo parte de una democracia brit¨¢nica, incluso en calidad de colonia, antes que integrarse en el Estado espa?ol surgido a partir de 1.939.
Al final de los a?os sesenta, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mar¨ªa Castiella, apoyado en el auge econ¨®mico de nuestro pa¨ªs, lanz¨® una ofensiva diplom¨¢tica ante las Naciones Unidas para recuperar la colonia, que constituy¨® la llamada doctrina Castiella. En 1969, al fracasar esta pol¨ªtica, las autoridades espa?oles decidieron cerrar la frontera terrestre entre La L¨ªnea de la Concepci¨®n y Gibraltar, la famosa verja, que fue construida en 1909 por los ingleses para evitar el contrabando y facilitar el control de los trabajadores espa?oles en Gibraltar. El cierre fue justificado en la letra del Tratado de Utrech, que prohib¨ªa expresamente la comunicaci¨®n directa entre Gibraltar y su Campo. El bloqueo supuso el hundimiento econ¨®mico de La L¨ªnea de Gibraltar, localidad que al menos duplica en habitantes a Gibraltar y que surgi¨® como campamento militar y poblado dormitorio de mano de obra para la colonia inglesa. Unos 5.000 obreros espa?oles se quedaron sin trabajo, ante lo que se produjo, a nivel nacional, una campa?a de apoyo a los parados y de potenciaci¨®n econ¨®mica de la L¨ªnea, que, al cabo de poco tiempo, quedo en agua de borrajas.
La poblaci¨®n de Gibraltar, sin embargo, recuper¨® su identidad desde el cierre de la verja, ya que los ingleses se vieron forzados, para contrarrestar la acci¨®n espa?ola, a reforzar su apoyo a la colonia; un apoyo que, por otra parte, no les es gravoso, porque lo que gastan en la colonia se lo descuentan de su aportaci¨®n a la OTAN. A pesar de la incomunicaci¨®n, las medidas restrictivas que acompa?aron al bloqueo fueron abland¨¢ndose poco a poco hasta casi desaparecer y se desarroll¨® en La L¨ªnea, detr¨¢s del mito de la verja cerrada, un continuo intercambio. En la pr¨¢ctica, Espa?a es hoy el tercer pa¨ªs proveedor del Pe?¨®n, tras Gran Breta?a y Marruecos, ya que existen una serie de canales comerciales que unen directamente Gibraltar con la Pen¨ªnsula.
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