Voluntad de cooperaci¨®n de los Gobiernos de Marruecos y Espa?a por encima de la existencia de puntos de tensi¨®n
La llegada de los socialistas al poder ha suscitado ya algunos encontronazos entre la Prensa marroqu¨ª y la espa?ola, a pesar de la voluntad manifestada por los Gobiernos de Espa?a y Marruecos de cooperar. El primer contacto oficial de las diplomacias de ambos pa¨ªses se producir¨¢ antes de que finalice el a?o, cuando el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores gire una visita al pa¨ªs vecino, en el curso de la cual se entrevistar¨¢ con su colega marroqu¨ª, Mohamed Bucetta.
Manuel Fraga ya dijo a los armadores durante la campa?a que, si votaban al PSOE, pod¨ªan despedirse de pescar en aguas marroqu¨ªes. El propio embajador marroqu¨ª en Madrid tuvo que tranquilizar a los canarios y asegurar que "para Marruecos lo que cuentan son las relaciones entre Estados. El color del Gobierno que haya en Madrid no es lo determinante".
Es una realidad internacionalmente admitida que el caso de Ceuta y Melilla y el de Gibraltar no son homologables, tal y como pretenden los marroqu¨ªes. Lo importante, sin embargo, es que el Gobierno socialista no parece dispuesto a cometer con el nacionalismo marroqu¨ª el mismo error grave que cometieron Francia y Espa?a con el l¨ªder nacionalista Allal el Fassi, porque reclamaba unos territorios entonces colonizados.
Es esencial que el actual Gobierno no descalifique a los segu¨ª dores de Allal el Fassi por ser los continuadores de aquel nacionalismo original, y porque reclamen Ceuta, Melilla y los pe?ones, ya que ¨¦stos son quienes mejor abogan en Marruecos por la amistad y cooperaci¨®n con Espa?a.
La reivindicaci¨®n de Ceuta y Melilla
De lo que no cabe duda es de que el actual Gobierno espa?ol deber¨¢ acomodar ese deseo de amistad y cooperaci¨®n con la reivindicaci¨®n marroqu¨ª de Ceuta y Melilla, que ser¨¢ planteada durante esta legislatura. Todos los partidos marroqu¨ªes con representaci¨®n parlamentaria (Istiqlal, socialista, Movimiento Popular, independientes, nacionaldem¨®cratas y comunistas) se han pronunciado ya en ese sentido.A diferencia del ¨²ltimo Gobierno de Franco, que se vio sorprendido por la marcha verde de 1975 sobre el Sahara, porque sus ¨®rganos de informaci¨®n en Marruecos estaban dedicados a otros menesteres, el actual Gabinete dispone ya de elementos y (le tiempo como para elaborar una estrategia respecto a Ceuta y Melilla. Ser¨ªa un gran acierto si, entre las respuestas, se pudieran identificar los medios para evitar que Espa?a se encuentre siempre -primero con Tarfaya e Ifni, luego con el Sahara y actualmente con Ceuta y Melilla y la pesca- en permanente posici¨®n de debilidad frente a Marruecos y sin nada que reclamar u ofrecer a cambio.
Para que esto sea as¨ª, es importante lograr de los vecinos un grado de aut¨¦ntico respecto a Espa?a superior al actual, que hoy no existe por razones que deber¨ªan ser obvias. Marruecos ha sido la ¨²nica y verdadera colonia de Espa?a y, como tal, se teji¨® una red de intereses que fueron parcialmente destruidos con la independencia de 1956 y la marroquinizaci¨®n de 1973. La proximidad de Espa?a hizo que la oposici¨®n espa?ola republicana residente en Marruecos constituyera uno (le los bastiones exteriores m¨¢s importantes de combate pol¨ªtico contra el anterior r¨¦gimen espa?ol.
Esos dos factores hicieron que Marruecos se convirtiese en el verdadero bunker de la pol¨ªtica exterior espa?ola, un coto privado del franquismo, y que, como resultado, se originase una concepci¨®n muy particular de la funci¨®n diplom¨¢tica, que en cierta medida todav¨ªa subsiste. Cuando la Espa?a democr¨¢tica ya hab¨ªa rehabilitado a Antonio Machado y Garc¨ªa Lorca, funcionarios espa?oles la emprendieron a airados silletazos durante un recital po¨¦tico sobre la obra del primero. Desde entonces, el director del centro cultural espa?ol de Fez, a cuyo cargo estuvo el recital, ha sido objeto de varias represalias administrativas.
En noviembre de este a?o, en Rabat, no pudimos ver la pel¨ªcula Retrato de familia, prevista en una semana de cine espa?ol -con pel¨ªculas, por otra parte, enviadas por la Direcci¨®n de Relaciones Culturales-, debido a una anacr¨®nica y extempor¨¢nea censura local espa?ola.
Espa?a mantiene en T¨¢nger uno de los mejores hospitales de Marruecos, pero en el cual se dan todas las corruptelas t¨ªpicas de la Seguridad Social espa?ola, as¨ª como las derivadas de la lejan¨ªa y el descontrol. Los responsables del centro se opusieron a la contrataci¨®n de personal t¨¦cnico que pudiera resultar inc¨®modo o ideol¨®gicamente contrario.
Inversiones ruinosas
El Gobierno de UCD aprob¨® en sus ¨²ltimos meses un cr¨¦dito de treinta millones para crear en T¨¢nger una casa de Espa?a ucedista, cuya finalidad principal era dar la batalla a la Asociaci¨®n de Espa?oles Residentes en Marruecos (Aderma), demasiado influida por los socialistas e inclinada a denunciar corruptelas y exigir derechos.Desde la firma de los acuerdos tripartitos de Madrid de 1975, en que Espa?a conserv¨® el 35% del paquete de acciones de Fos-Bucraa, en el Sahara, el Instituto Nacional de Industria (INI), gestor del paquete en nombre del Estado, gast¨® ya casi 10.000 millones de pesetas sin ning¨²n beneficio para Espa?a. Los gast¨® y adem¨¢s no se preocup¨® de participar en los consejos de administraci¨®n!, para conocer los planes de la empresa.
Espa?a sigue gastando algunos meses cerca de cuatrocientos millones de pesetas en reparaciones, adem¨¢s de mantener desde 1975 una nutrid¨ªsima plantilla a pie de obra, con salarios alt¨ªsimos. Sin embargo, cuando el PSOE llegaba al poder, el INI se sinti¨® repentinamente interesado y acaba de enviar a un representante a Marruecos. Justamente cuando el precio del fosfato en el mercado mundial hace que Marruecos no quiera -adem¨¢s de que no puede- poner en explotaci¨®n los citados yacimientos del Sahara.
Con esos 10.000 millones de pesetas y los 4.000 millones despilfarrados por el Instituto Nacional de Industria en la empresa hispanomauritana de pesca, Imapec, se hubiera podido acometer la modernizaci¨®n de la flota de pesca andaluza, que es la que constantemente se ve sometida a los apresamientos por las patrulleras marroqu¨ªes, y que constituye elemento permanente de tensi¨®n en las relaciones hispano-marroqu¨ªes.
La aportaci¨®n financiera m¨¢s importante de Espa?a se dirige al mantenimiento de cerca de una docena de colegios espa?oles y se pierde pr¨¢cticamente porque la ense?anza espa?ola se interrumpe en ciclos muy tempranos y los alumnos marroqu¨ªes se ven obligados a reciclarse en el aprendizaje del idioma franc¨¦s, justamente cuando la inversi¨®n podr¨ªa comenzar a dar sus frutos.
En cuanto al aprendizaje del idioma espa?ol, profesores mal pagados, con sueldos tercermundistas. Las universidades y el Gobierno han encomendado el control y la direcci¨®n de este tipo de ense?anza a profesores franceses. Se utilizan en Marruecos textos franceses, como uno titulado ?Qu¨¦ tal, Carmen? que describe peyorativamente una Espa?a de torero y pandereta.
Con esta desidia administrativa no resulta asombroso que no se respete a Espa?a cuanto se debe. Si el Gobierno actual logra eso en Marruecos, ya habr¨¢ hecho bastante.
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