El fin del 'milagro' en Portugal
FRANCISCO PINTO BALSEMAO fue un hombre-milagro para su partido y para el Gobierno de su pa¨ªs cuando se hizo cargo, hace casi dos a?os (5 de enero de 1981) de la sucesi¨®n de Francisco Sa Carneiro, muerto un mes antes en un accidente. de aviaci¨®n. El milagro ha terminado, y Pinto Balsem?o ha presentado, en la madrugada del s¨¢bado al domingo, su dimisi¨®n como primer ministro. Ha perdido la confianza de un sector de su partido que difiere de la interpretaci¨®n de las elecciones municipales hecha por ¨¦l, y estima que su partido ha sido el m¨¢s castiga do por los electores el 12 de diciembre pasado. Balsem?o ha se?alado insistentemente que la Alianza Democr¨¢tica, en la que su partido forma coalici¨®n con otros tres, reun¨ªa a¨²n el 43,5%. de los votos y deb¨ªa seguir gobernando, a pesar de sus p¨¦rdidas (47% en las anteriores municipales) y a pesar, tambi¨¦n, de que el principal partido de la oposici¨®n, el socialista, se confirmaba como el primero del pa¨ªs, con el 33% de los sufragios en las locales.Balsem?o hab¨ªa conseguido en los primeros momentos rectificar la pol¨ªtica de Sa Carneiro dentro de una continuidad ideol¨®gica y conseguir as¨ª la adhesi¨®n de la derecha moderada, lo mismo que la confianza de la izquierda tambi¨¦n moderada, al mismo tiempo que garantizaba la conexi¨®n de la Alianza. Una pol¨ªtica prudente y h¨¢bil que se ha reflejado en la estructuraci¨®n de un sistema de leyes y reformas constitucionales. Entre estas medidas son dignas de atenci¨®n especialmente las m¨¢s recientes: la supresi¨®n del Consejo de la Revoluci¨®n, con la devoluci¨®n as¨ª del poder militar a los cuarteles, la reducci¨®n de los excesivos poderes presidenciales y la creaci¨®n de unos organismos civiles de alto consejo para garantizar la democracia. Todo ello en el marco de una reforma constitucional que permite decir por vez primera desde la Revoluci¨®n de los Claveles que en Portugal existe una democracia civil.
Estas reformas, que constituyen sin duda el gran ¨¦xito del primer ministro dimisionario, han contribuido a crear un clima favorable a la disoluci¨®n de la C¨¢mara, en vista de que "el pa¨ªs ya no es el mismo". Mario Soares confortado con su ¨¦xito electoral, el presidente Eanes por su enemistad perpetua contra la Alianza Democr¨¢tica y su ambici¨®n indudable de poder personal, los disueltos militares del Consejo de la Revoluci¨®n, piden elecciones generales.
El peso de esta situaci¨®n es tan fuerte que se pensaba que en el Congreso Nacional del PSD, en febrero, Pinto Baisem?o se ver¨ªa en graves dificultades; pero la urgencia y el hast¨ªo han consumado la liquidaci¨®n en el consejo del partido. Las salidas son ahora inciertas. No parece que el partido que encabeza la coalici¨®n gubernamental pretenda, de todas formas, las elecciones generales. Querr¨ªa seguir gobernando con la Alianza, con un nuevo primer ministro salido de su seno (probablemente Mota Pinto o tal vez Jo?o Salgueiro, ministro de Hacienda en este Gobierno). Muchos tienen dudas de que unas elecciones generales contribuyan a clarificar la situaci¨®n, son m¨¢s que razonables. En cambio, apuntan la posibilidad de que el centro derecha sufra en Portugal la misma disgregaci¨®n que en Espa?a frente a un partido socialista enormemente m¨¢s d¨¦bil que el espa?ol y con un l¨ªder endeble y discutido. No es f¨¢cil, por lo dem¨¢s, que la Alianza encuentre un hombre de la talla de Pinto Balsem?o para sustituirle, y aunque ¨¦ste aceptase volver de nuevo a la presidencia, la herida interior del partido y las desconfianzas de la Alianza son demasiado graves ya. En resumen, el milagro Balsem?o ha sido poder gobernar sobre el caos y frente a la intriga y el personalismo de su propio partido durante dos a?os. Un milagro que parece haber llegado a su fin. Al menos por el momento.
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