Argentina, ya

( ... ) Otro detalle -entre otros muchos- de la descomposici¨®n de la dictadura est¨¢ en esa vieja y conocida p¨¦rdida del estilo de los verdugos del r¨¦gimen, como esos cobardes disparos de ultraderechistas o elementos parapoliciales que matan en las manifestaciones. Fueron, ayer en Espa?a, hoy en Argentina, los siniestros incontrolados, que suelen aparecer s¨®lo cuando los torturadores del sistema se ven desprotegidos por la connivencia de algunos de los resortes del poder. El muerto en la manifestaci¨®n de Buenos Aires tiene nombre y apellidos. Esto, en una dictadura como la argentina significa que sus asesinos los van i tener tambi¨¦n muy pronto, y lo mejor que podr¨ªan hacer es preparar las maletas.Argentina ha sido un caso preclaro de la dictadura elevada a la categor¨ªa de chapuza. Los militares gauchos no s¨®lo han demostrado su torpeza en ¨¢reas que no les son propias -pol¨ªtica, econom¨ªa, administraci¨®n-, sino que han hecho el m¨¢s espantoso de los rid¨ªculos en la mism¨ªsima justificaci¨®n del porqu¨¦ de su existencia.

Antes o despu¨¦s de julio de 1983 los militares dejar¨¢n el poder y con ¨¦l el exasperante recuerdo de los desaparecidos -piedra de toque en la lucha de resistencia- y la onerosa herencia de esos r¨¦cords de inflaci¨®n, paro, quiebras, devaluaciones y emigraci¨®n. Queda para despu¨¦s la esperanza de que quienes se aprestan al cambio hayan asimilado los errores de los ¨²ltimos per¨ªodos de poder civil populista, sobre todo, los cometidos entre 1973 y 1976.

19 de diciembre.