Dieciseis a?os defendiendo el aborto
Francisco Mas Montserrat se ha convertido desde hace diecis¨¦is a?os en el abogado defensor de Manuel G¨®ngora Cobos. El pasado mi¨¦rcoles se acerc¨® por pen¨²ltima vez al Palacio de Justicia para defender a su cliente. Desde arriba, en el estrado, el letrado Mas Montserrat no estuvo ni excesivamente brillante, ni excesivamente agresivo. Tampoco hac¨ªa falta. El Ministerio Fiscal hab¨ªa concluido una firme defensa del detenido y denunciado por en¨¦sima ocasi¨®n el antagonismo de aquella sociedad que necesitaba y prohib¨ªa a la vez el aborto.Francisco Mas Montserrat, despu¨¦s del juicio del pasado mi¨¦rcoles, ha defendido ya en seis ocasiones a este practicante casi octagenario. Al final de cada uno de sus servicios el letrado ha recibido como pago una ir¨®nica sonrisa del procesado asegurando: "bueno, la pr¨®xima vez me salvar¨¦ del juicio, ya habr¨¦ fallecido ".
Pero el letrado Mas Montserrat, que hoy frisa a los cuarenta, ha recibido tambi¨¦n como pago de esta defensa algunos argumentos con los que defiende firmemente el derecho al aborto. "S¨ª defiendo el aborto, siempre y cuando se realice dentro de los tres primeros meses de la concepci¨®n. Creo que en este pa¨ªs ser¨ªa necesario regular el derecho al aborto de la misma manera que est¨¢ reglamentado en Alemania o en Francia", a?ade el letrado. Contin¨²a asegurando que "esta defensa a ultranza del aborto me ha provocado serios problemas, sobre todo en 1977, cuando me present¨¦ en las listas a diputado por la Democracia Social de Catalu?a, y mi defensa del aborto fue criticada y rechazada por un sector de la Democracia Cristiana".
El letrado Mas Montserrat, desde esta posici¨®n privilegiada, que es la defensa del practicante G¨®ngora, ha ido tambi¨¦n midiendo peri¨®dicamente la actitud de la magistratura ante el tema del aborto. Asegura que en la d¨¦cada de los a?os sesenta la posici¨®n de los jueces era mucho m¨¢s cerrada e intransigente. En 1978, afirma el abogado, empez¨® a notar los primeros s¨ªntomas de apertura y cita como prueba de ello que en aquella fecha y con ocasi¨®n de un juicio contra su cliente, los magistrados plantearon ante el Gobierno la petici¨®n de un indulto particular. Ahora la petici¨®n se ha repetido.
Como contraposici¨®n, el letrado recuerda, sin embargo, la sentencia de las abortistas de Bilbao, y una reciente sentencia del Supremo condenando a una muchacha que hab¨ªa sido intervenida en Inglaterra.
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