"UCD sufrir¨¢ otro desastre electoral si no vamos a las municipales con AP"
Pregunta: ?Qu¨¦ proyecto pol¨ªtico llevaba usted al congreso extraordinario de UCD?Respuesta: Ya se sabe que yo propugn¨¦ la conversi¨®n de UCD en una federaci¨®n de partidos porque esa f¨®rmula hubiera permitido, por un lado, la afiliaci¨®n directa de lo que podr¨ªamos llamar la UCD qu¨ªmicamente pura, y, por otro, la afiliaci¨®n de las distintas tendencias, con el fin de que, entre todos, hubi¨¦ramos intentado reconstruir otra vez la UCD de 1977, porque est¨¢ claro que partimos de una situaci¨®n verdaderamente dif¨ªcil. De todas formas, yo no quise liderar esa federaci¨®n de partidos. Ya recordar¨¢ que se contaba con Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza.
P. El triunfo de los democristianos ha dado como resultado un proyecto de partido que no se parece en nada al que usted deseaba para UCD.
R. Evidentemente, no se parece en nada.
P. ?Y qu¨¦ posibilidades de ¨¦xito le ve a esta UCD democristiana?
R. No lo s¨¦, pero las personas que se han hecho cargo del partido, en una situaci¨®n tan tremenda como la que atravesamos, en principio me merecen un gran respeto, aunque mis ideas no tengan que ver con las suyas.
P. ?Qu¨¦ opina usted de Landelino Lavilla?
R. Yo creo que es una persona con una gran honestidad y con una situaci¨®n personal muy dif¨ªcil, porque se va a encontrar con much¨ªsimos obst¨¢culos dentro del partido, algunos de soluci¨®n imposible, pero insisto en que su actitud de hacer lo que cree que debe hacer y cumplir con lo que considera honestamente que es su deber me parece muy respetable.
P. ?Cu¨¢les son, a su juicio, las principales dificultades por las que est¨¢ atravesando UCD?
R. Aqu¨ª habr¨ªa que empezar por citar una de las m¨¢s importantes, que es la cuesti¨®n econ¨®mica. Se ha dicho siempre que las finanzas son el secreto mejor guardado en un partido, pero, hombre, nosotros hemos perdido las elecciones, pero lo que no podemos perder es la verg¨¹enza. Es decir, que si hay unas deudas, aparte de las bancarias, como puede ser lo que debes al se?or al que has alquilado el autob¨²s, a un restaurante, a un hotel o por unos carteles de imprenta, nosotros, que hemos tenido la responsabilidad de la caja del Estado, me parece que es imposible no sentirse abrumado por responder a esas deudas. Tampoco creo que lo tenga f¨¢cil el se?or Lavilla con un grupo parlamentario m¨ªnimo y que, adem¨¢s, una buena parte del resto del poder pol¨ªtico que le queda al partido todav¨ªa, como puede ser una presencia en las corporaciones locales, en las comunidades aut¨®nomas y en los entes preauton¨®micos, dif¨ªcilmente van a responder a la nueva orientaci¨®n democristiana que ha adoptado ahora UCD.
P. ?Usted ha perdido dinero suyo, de su bolsillo personal, en las pasadas elecciones legislativas?
R. Casi un mill¨®n de pesetas; cifra bastante para mi econom¨ªa.
P. ?Por qu¨¦ cree que se ha producido esta cat¨¢strofe electoral en UCD?
R. Yo creo que en el desastre han jugado tres factores: por un lado, el hecho de que el objeto social m¨¢s importante de UCD, que fue la transici¨®n pol¨ªtica, ya est¨¢ hecho. En segundo lugar, porque los centristas aportamos una gran dosis de moderaci¨®n a la vida pol¨ªtica espa?ola cuando nos hicimos cargo de la gobernaci¨®n del pa¨ªs, en los a?os 1976 y 1977. Esa moderaci¨®n, que entonces fue nuestro patrimonio, ahora est¨¢ asumida por todos los partidos pol¨ªticos, y ello nos resta votos. Estos dos componentes de la tragedia se deben, parad¨®jicamente, al ¨¦xito de la propia operaci¨®n pol¨ªtica que UCD protagoniza. Pero hay un tercer componente, que han sido las luchas internas, que nos han hecho aparecer como un conjunto de personas impresentable.
P. ?Cre¨ªa usted de verdad que el centro podr¨ªa haber gobernado Espa?a durante los famosos 103 a?os que predijo Adolfo Su¨¢rez?
R. Pues, mire, la verdad es que yo estoy convencido de que el centro es algo absolutamente necesario pero, humildemente, reconozco que UCD estaba sobredimensionada en la vida pol¨ªtica espa?ola. Eso s¨®lo pudo ocurrir en una situaci¨®n especial como fue la ¨¦poca de la transici¨®n, pero ?alguien se cre¨ªa de verdad que la derecha en Espa?a s¨®lo pod¨ªa tener nueve de 350 diputados, que es lo que ten¨ªa Alianza Popular en la pasada legislatura? Yo eso lo he dicho cantidad de veces, en reuniones de UCD y fuera, ?es que de verdad esto nos lo creemos?, ?es que yo me puedo creer que en mi circunscripci¨®n electoral, en Le¨®n, la derecha no ten¨ªa ni un solo diputado? No, es en estos momentos cuando la derecha est¨¢ bien dimensionada, aunque el centro est¨¢ muy por debajo de lo que deber¨ªa estar.
P. Cuando se han producido esos espect¨¢culos interminables de luchas intestinas, usted, en su fuero interno, ?no ha sentido verg¨¹enza alguna vez?
R. He sentido verg¨¹enza ajena, lo malo es que luego las informaciones que llegaban aparentaban que yo tambi¨¦n estaba metido en esa verg¨¹enza. Aunque parezca lo contrario, yo he intervenido muy poco en estas luchas porque yo he sido siempre una persona disciplinada. Pero yo no he sido muy urdidor, no, no lo he sido. Entre otras cosas, porque mi vocaci¨®n no era de hombre de partido, sino de servidor del Estado. Me he encontrado relativamente a gusto, aunque con muchas dificultades, cuando era ministro del Interior y otro tanto me pas¨® cuando lo fui de Administraci¨®n Territorial. Sin embargo, yo sa a que debido al desgaste de las dificultades de estos dos ministerios pod¨ªa haberme ganado una cierta mala imagen. Incluso, le llegu¨¦ a plantear a Adolfo Su¨¢rez si no ser¨ªa m¨¢s conveniente que me apartase del Gobierno. Y Su¨¢rez, que manejaba muchas encuestas y todas esas cosas, me contest¨® : "No te preocupes, sigue compliendo con tu deber, que no tienes tan mala imagen como crees".
P. En estos momentos, ?qu¨¦ capital pol¨ªtico aporta usted a UCD, si ya no cuenta con el puchero que Peridis le colocaba sobre la cabeza ni con el control de los gobiernos civiles?
R. Nunca tuve el puchero que Peridis me dibujaba, pero bueno, esas cosas siempre me las he tomado con gran sentido del humor. Ahora bien, lo otro, lo de los gobernadores civiles, aquello se produc¨ªa m¨¢s como lazos de amistad que por otra cosa. Mire, caracterizarnos a todos nosotros, a los que se nos ha llamado azules, como grupo, la verdad es que era excesivo. Los que llegamos a UCD procedentes del franquismo reformista, hecha la transici¨®n, ya no tenemos ning¨²n objeto social. Hace tiempo que me di cuenta de eso, pero el d¨ªa en que Felipe Gonz¨¢lez se instal¨® en la Moncloa, ese d¨ªa, definitivamente, los que proced¨ªamos del franquismo, como tal grupo, ya no tenemos nada que hacer, porque ese d¨ªa la transici¨®n ha terminado.
Eso no quiere decir que no podamos estar en una estela de partidos, desde la derecha a la izquierda. De los llamados azules, hay aportaciones importantes en todo el arco parlamentario. Cuando Juan Jos¨¦ Ros¨®n era gobernador civil de Madrid, organiz¨® una cena de amigos y antiguos colegiales, y le voy a contar qui¨¦nes ¨¦ramos los comensales: Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, secretario general de la CEOE; Eugenio Triana, en aquel entonces del comit¨¦ central del Partido Comunista; el se?or Barrionuevo, hoy ministro socialista, y Rafael Conte. Y yo estoy seguro que a Triana le parece perfectamente mi trayectoria y a m¨ª me parece perfecta la suya. El se?or Triana y yo hicimos juntos el primer panfleto, por lo tanto, me parece que utilizar lo azul como arma arrojadiza no es bueno, y utilizar lo azul como grupo pol¨ªtico, si estamos pensando en el futuro, no tiene ning¨²n sentido, ya que ese grupo pol¨ªtico, de existir, estar¨ªa en funci¨®n de un pasado que ha muerto con el 28 de octubre.
Fue quiz¨¢ esa la raz¨®n principal que me hizo rechazar mi candidatura a la presidencia del congreso extraordinario de UCD: yo sab¨ªa que ese grupo azul podr¨ªa haber nucleado la mayor¨ªa de UCD; yo hubiera sido capaz de nuclearle, pero creo que era malo... A lo mejor me invento todas estas razones porque no ten¨ªa demasiadas ganas de presentarme para liderar nada, pero no, creo que era malo. Los reformistas fuimos ¨²tiles para la transici¨®n, pero eso ya pas¨®.
P. Usted es partidario de concurrir a las elecciones municipales con el partido de Manuel Fraga.
R. S¨ª, lo que pasa es que no s¨¦ si eso va a ser posible.
P. Si no es posible, debido a la reforma de la ley electoral municipal, pueden darse ustedes otro batacazo.
R. Eso, por supuesto.
P. ?Y usted participar¨¢ en ese posible batacazo?
R. Yo no lo s¨¦. Lo que s¨¦ es que no me ir¨¦ de UCD llev¨¢ndome el acta de diputado, que se la debo a UCD pero no tengo nada claro lo que voy a hacer. Lo que s¨ª creo es que si nosotros pretendemos ser un partido popular progresista, en el que yo me encontrar¨ªa muy a gusto, est¨¢ claro que tenemos que presentarnos a las municipales, y, adem¨¢s, en coalici¨®n, porque ya me contar¨¢ qu¨¦ hace un partido popular sin alcaldes y sin concejales.
P. En lo de popular no tendr¨ªan ustedes problemas en la coalici¨®n con Fraga, pero en lo de progresista, quiz¨¢ s¨ª.
R. Mire, yo tengo mis dudas sobre si el se?or Fraga es m¨¢s de derechas que algunos de los compa?eros que yo he tenido en UCD. En cualquier caso, lo que yo propondr¨ªa ser¨ªa una coalici¨®n de fuerzas, no una integraci¨®n de partidos, y que se respete la identidad de cada uno. Lo que puede suceder es que si UCD no va en coalici¨®n, apenas saque un concejal, un alcalde, un diputado auton¨®mico o un presidente de diputaci¨®n, y eso, para un partido que quiera ser pura ideolog¨ªa, que entienda que el centro es un espacio geom¨¦trico que acaba en un punto, es decir, que no es nada, pol¨ªticamente hablando, pues muy bien, pero si quieren fortalecerse, habr¨¢ que pensar en la coalici¨®n.
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