Italia: la ruptura del monopolio y la confrontaci¨®n entre las televisiones privadas y la p¨²blica
La televisi¨®n privada italiana nace en 1971, cuando la emisora Telebiella comienza a emitir por cable. Casi todas las primeras televisiones por cable, de ¨¢mbito local, cierran en marzo de 1973. El Tribunal Constitucional reconoce su legalidad en julio de 1974, pero al mes siguiente la emisora Firenze Libera comienza a emitir por ¨¦ter. A mediados de 1976 existen en Italia 400 emisoras privadas de radio y 75 emisoras privadas de televisi¨®n. Un a?o despu¨¦s, la radio italiana tiene 1.637 nuevas emisoras, y la televisi¨®n privada, 246 estaciones. Resulta casi imposible conocer con exactitud cu¨¢ntas emisoras privadas existen actualmente porque nadie dispone de un censo y porque las emisoras nacen y mueren constantemente. Fabrizio Carnevalini, redactor de la publicaci¨®n especializada Altrimedia, estima que existen hoy, aproximadamente, 500 emisoras de televisi¨®n y alrededor de 3.000 emisoras de radio.
Los primeros intentos de las emisoras privadas para emitir en cadena surgen a finales de 1981. Se trata de la tercera fase de expansi¨®n de las televisiones privadas. Un grupo de empresas, casi todos los m¨¢s poderosos editores italianos, han absorbido o controlan globalmente a m¨¢s de cien peque?as emisoras y se disputan alrededor de 27.000 millones de pesetas en publicidad. La RAI tiene previsto ingresar este a?o, en concepto de publicidad, 33.750 millones de pesetas, y las privadas esperan superar con creces los ingresos de la p¨²blica durante el pr¨®ximo a?o.
El constructor y editor Silvio Berlusconi es el m¨¢s conocido de los empresarios privados y uno de los que m¨¢s dinero ha invertido en la televisi¨®n. Construy¨®, entre otros, el lujoso barrio residencial Mil¨¢n 2; tiene el 37,5 de las acciones del peri¨®dico Giornale nuevo; controla algunas imprentas, entre ellas, la del diario Repubblica, y es presidente y pro pietario de la red privada Canale 5, probablemente la de mayor cobertura.
Venta de frecuencias
La cadena privada Rete 4 pertenece al grupo del editor Arnoldo Mondadori y a los tambi¨¦n editores Carlo Caracciolo y Alessandro Perrone. Su hijo, Carlos Perrone, es el principal propietario de las televisiones RTI, de Roma, y TVS, de G¨¦nova. El editor Edilio Rusconi es el propietario de la tercera gran cadena, Italia 1. El grupo del editor Rizzoli cerr¨®, como consecuencia del esc¨¢ndalo P-2, la cadena PIN (Prima Rete Independente), pero mantiene abiertas dos emisoras.La formaci¨®n de las cadenas pas¨® en muchos casos por la compra-venta de instalaciones y frecuencias que hab¨ªan ocupado peque?as emisoras locales. Algunas de estas frecuencias se vendieron a las grandes por precios que oscilan entre uno y dos millones de pesetas, seg¨²n afirma Carnevalini. La RAI, por su parte, adquiri¨® Telemontecarlo, emisora en la que estaba interesado Berlusconi. Las cadenas tienen dos graves obst¨¢culos legislativos para su expansi¨®n: la prohibici¨®n de difundir informativos con cobertura nacional y la prohibici¨®n de salir al aire en cadena simult¨¢neamente para todo el territorio. Sortean este ¨²ltimo escollo emitiendo, mediante videocasetes, los mismos programas en distintas ciudades, con intervalos de pocos segundos.
El editor Alberto Peruzzo, propietario de Canale 51, parece haberse adelantado a sus competidores y ha suscrito un acuerdo con Tele Radio Luxemburgo con la esperanza de tener derecho a emitir en su d¨ªa por sat¨¦lite. Berlusconi, por su parte, intentar¨ªa convertir a Italia 1 en el segundo programa de Canale 5, y ser¨ªa as¨ª el rey de las privadas, con una cadena de dos canales.
El tiempo dir¨¢ si las peque?as emisoras podr¨¢n sobrevivir gracias a la publicidad local o ser¨¢n fagoticidas por las grandes. Algunas de ellas, contrarias a la formaci¨®n de cadenas, han constituido las asociaciones ANTI (Asociaci¨®n Nacional de Televisiones Independientes) y FIERTI (Federaci¨®n Italiana de Emisoras Radiotelevisivas), para defender su independencia. No se excluye que la RAI pueda llegar, mediante su Rete 3, a acuerdos de colaboraci¨®n con las televisiones independientes, a tenor de un encuentro celebrado el pasado verano en Florencia.
La fiebre de los programas er¨®ticos para captar la audiencia nocturna ha desparecido casi por completo y ninguna de las cadenas utiliza este reclamo. Se ha impuesto una nueva modalidad de programas: alrededor de cincuenta emisoras incluyen en su programaci¨®n subastas de objetos con pujas por tel¨¦fono.
Conquistas irreversibles
La falta de una legislaci¨®n, que el anterior Gobierno italiano hab¨ªa prometido, pero que nunca llev¨® al Parlamento, favorece, de momento, el desarrollo de las televisiones privadas, cuyas conquistas parecen ya irreversibles. El proyecto en el que intervino Giorgio Bogi, ex subsecretario de Correos y Telecomunicaciones, contemplaba, al parecer, limitaciones en el volumen de publicidad, en los porcentajes de programaci¨®n ajena, as¨ª como el mantenimiento del monopolio para la RAI en los idormativos. La RAI no interrumpe actualmente con publicidad ning¨²n programa y no puede emitir m¨¢s del 5% de anuncios (que representan tres minutos cada hora) sobre el total de la programaci¨®n, mientras que las privadas emiten los bloques en intervalos de hasta ocho minutos; las emisoras privadas dif¨ªcilmente alcanzan a programar un 15% de producciones propias, frente al 75% de la RAI en sus dos principales cadenas.La ley de reforma de la RAI confiri¨® a la televisi¨®n p¨²blica, mientras se consolidaba la legalidad de las televisiones privadas, autonom¨ªa respecto al Gobierno e impuls¨® la creaci¨®n de la tercera cadena. Se encomendaron a la comisi¨®n parlamentaria funciones no s¨®lo de vigilancia, sino directivas en cuanto a la programaci¨®n, a las tribunas pol¨ªticas, electorales y sindicales y a la fijaci¨®n de los espacios de derecho de acceso. La comisi¨®n elige a diez de los diecis¨¦is miembros del consejo de administraci¨®n; los otros seis son elegidos por la asamblea de socios de la RAI, cuyo capital, ¨ªntegramente estatal, detenta el Instituto de Reconstrucci¨®n Industrial (IRI). La actual composici¨®n pol¨ªtica del consejo es la siguiente: seis consejeros de la Democracia Cristiana, cuatro del Partido comunista, tres del Partido Socialista italiano (PSI) y un consejero por cada uno de estos tres partidos: republicano, socialdemocr¨¢ta y liberal.
Los comunistas entraron en el Consejo de Administraci¨®n de la RAI, pero fueron excluidos de los ¨®rganos directivos de la radio y televisi¨®n. Los cargos se repartieron -lotizzazione, seg¨²n el t¨¦rmino acu?ado por los comunistas-, entre los partidos que formaron parte de los sucesivos Gobiernos. Este reparto ha llevado a que la primera y tercera red de la RAI est¨¦n dirigidas por democristianos, y la segunda red, por socialistas.
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