El ocaso del eurocomunismo
A nivel personal, no entend¨ª las razones de fondo de la desaparici¨®n del PTE hasta meses despu¨¦s. Asimismo, s¨®lo entonces me di cuenta de que por la v¨ªa de la pol¨¦mica entablada en el partido jam¨¢s hubi¨¦semos llegado a conclusiones objetivas. La historia se repite ahora en el PCE, y mientras ¨¦ste camina hacia su propio ocaso, sus gentes siguen polemizando sobre si son galgos o podencos.?Era el PTE necesario para la sociedad o para alg¨²n sector de ella? He aqu¨ª el planteamiento que me hice para entender la raz¨®n o no de su existencia y que sin ¨¢nimo de dar lecciones me parece oportuno traer a colaci¨®n:
En primer lugar, es evidente que ni a la derecha social le hac¨ªa falta el PTE para defender sus intereses ni ¨¦ste lo habr¨ªa aceptado jam¨¢s. Por otra parte, tampoco necesitaba al partido ese amplio sector de la sociedad que hoy mantiene posiciones reformistas, ya que cuenta con partidos -concretamente, el PSOE- que lo representa entero y genuinamente. Adem¨¢s, muchos de nosotros, entre los cuales me incluyo, no aceptar¨ªamos la militancia en partidos que representan tales ideas.
Por ¨²ltimo, quedaba por comprobar si el PTE supon¨ªa una necesidad social para lo que se mueve a la izquierda del reformismo o m¨¢s all¨¢ de ¨¦l; esto es, una serie de tendencias y movimientos embrionarios (en Europa est¨¢n m¨¢s desarrollados, y en Espa?a, por el momento, s¨®lo tienen una cierta entidad el ecologista y el feminista) y otros muchos miles de personas ex militantes de partidos que por ahora no tienen ubicaci¨®n concreta. Todos estos segmentos tienen el rasgo com¨²n de rechazar y cuestionar de ra¨ªz el sistema, y de ser portadores de nuevas concepciones sociales, pol¨ªticas y culturales que implican transformaciones radicales de la sociedad. Pero estos n¨²cleos no necesitaban del PTE, como lo prueba el que surg¨ªan y se desarrollaban al margen suyo; el partido no pod¨ªa tan siquiera conectar con la onda de tales movimientos sin negarse a s¨ª mismo en sus contenidos y como tal partido, dado que la forma de entender la participaci¨®n, el debate y la organizaci¨®n de estos sectores es absolutamente m¨¢s democr¨¢tico.
La causa de fondo
En resumen: el PTE perdi¨® su raz¨®n de existencia al dejar de ser socialmente necesario, y aqu¨ª se halla la causa de fondo de su irresoluble crisis, que, entendida con objetividad, no deja lugar para la angustia o el lamento. Distinta es la forma como sucedieron las cosas a nivel interno, que no constituye motivo de este art¨ªculo.
Si alg¨²n eurocomunista fuera capaz de sustraerse a la viciada pol¨¦mica en que est¨¢ inmerso y tratara de responderse si el PCE es o no socialmente necesario, seguro que obtendr¨ªa conclusiones como las siguientes:
La derecha social no precisa del PCE en la defensa de sus intereses (tampoco el PCE lo aceptar¨ªa). Asimismo, no le necesitan las personas, movimientos y corrientes m¨¢s radicales antes descritos, pues el antagonismo en todos. los aspectos entre ellos y el PCE es mucho m¨¢s abismal que lo era con respecto al PTE.
Nos falta verificar si el PCE es imprescindible, o al menos ¨²til, a la izquierda socialmente reformista. La estrategia eurocomunista, su pr¨¢ctica pol¨ªtica y el programa electoral, tras los giros dados a la derecha, desde el inicio de la transici¨®n, se han convertido en una mala copia de la pol¨ªtica del PSOE, que es el que ocupa de una forma total, natural y moderna el espacio de la izquierda reformista. As¨ª pues, en estas elecciones, el PCE ni supon¨ªa opci¨®n de gobierno, ni tampoco representaba la posibilidad de condicionar a los socialistas una vez en ¨¦l; en consecuencia, no hab¨ªa raz¨®n para votarle. De otro, lado su actividad en los ¨²ltimos a?os ha rozado la tragicomedia, siendo lastimoso contemplar los esfuerzos denodados que ha hecho para limar las aristas de radicalidad en su sector de influencia y c¨®mo en la medida que lo consegu¨ªan han sido otros tantos votos para el PSOE, fiel exponente de la izquierda moderada. De este modo, y aun sin propon¨¦rselo, se ha convertido el PCE en una inestimable plataforma electoral del PSOE.
En el limbo pol¨ªtico
Concluyendo: el PCE no tiene raz¨®n social de existencia, ning¨²n sector lo necesita ni a ninguno representa; queda, pues, sumido en el limbo de la pol¨ªtica, y carece de inter¨¦s su desaparici¨®n o continuidad. Sentada la conclusi¨®n esencial, cabe hacer un par de apostillas m¨¢s sobre su futuro. Por una parte, que podr¨ªa continuar como partido residual, amparado en el exiguo pu?ado de votantes compuesto de gente veterana, que ha vivido y sufrido intensamente el pasado y que s¨®lo por sentimentalismo, y rememorando tiempos anteriores, puede seguir otorg¨¢ndole el voto. Sin perder de vista, en cualquier caso, que este peque?o n¨²cleo de electores se lo disputar¨¢ tambi¨¦n el sector prosovi¨¦tico del cura Paco y Enrique L¨ªster.
Por otro lado, parece l¨®gico, que todo el eurorrenovismo -o eurocomunismo de mejor ver- acabar¨¢ farmando su grupo propio (puede valer el ARI) y desde ¨¦l articular formas de colaboraci¨®n con el PSOE como hiciera Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, incluyendo en las listas electorales socialistas a los m¨¢s significados eurorrenovadores a fin de encontrar colocaci¨®n en los ayuntamientos, parlamentos auton¨®mos y Cortes Generales en las sucesivas elecciones a celebrar. Al fin y al cabo, integrarse en el PSOE o colaborar con ¨¦l es la ¨²nica salida que hoy tiene un erocomunista si quiere ser coherente con su pensamiento.
Dos consideraciones finales. El PCE y el PTE (uno con m¨¢s influencia y el otro con mucha m¨¢s consecuencia) han jugado un extraordinario papel en la liquidaci¨®n de la dictadura, y, no s¨®lo en los ¨²ltimos instantes, como otros que se sumaron al final, ya irreversible, sino tambi¨¦n, y sobre todo, en los momentos m¨¢s dif¨ªciles. Es esta una honesta satisfacci¨®n que nadie nos podr¨¢ quitar. Lo que ya no es tan honesto es pasar factura a la sociedad por los servicios prestados, como hacen algunos dirigentes eurocomunistas, que culpan de su d¨¦b?cle a quienes no les han votado esta vez y que reivindican el futuro para el eurocomunismo en funci¨®n de m¨¦ritos pasados.
La misma ca¨ªda de la dictadura gener¨® una nueva situaci¨®n con otras contradicciones y otra configuraci¨®n de las corrientes sociales (derecha, izquierda reformista y movimientos que cuestionan el sistema), ante las cuales una buena parte de la militancia del PCE y PTE orienta su colaboraci¨®n y actuaci¨®n hacia las dos ¨²ltimas: los reformistas y algunos arribistas se van al PSOE, y los que estamos por transformaciones profundas en la sociedad nos decantamos por los movimientos que est¨¢n en esta l¨ªnea. En cualquier caso, es obvio que la nueva situaci¨®n no deja, sitio para el PCE ni el PTE como tales partidos, lo que no es bueno ni malo, sino una realidad objetiva de la historia.
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