La crisis de M¨¦xico, Argentina y Brasil conmocion¨® el sistema bancario internacional
La crisis latinoamericana, de una profundidad sin precedentes desde la gran depresi¨®n de los a?os treinta, parece una crisis total, que lo mismo alcanza a econom¨ªas de mercado que a sistemas socialistas, pa¨ªses industriales o agr¨ªcolas, petroleros o importadores de crudos, democracias o dictaduras militares. En el mismo pozo est¨¢n Chile, Cuba, M¨¦xico, Argentina, Brasil, Venezuela, Per¨², por citar s¨®lo a los m¨¢s importantes.Un total de catorce Gobiernos de la regi¨®n han tenido que plegarse a las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para tener acceso a sus cr¨¦ditos de emergencia y, sobre todo, obtener el aval que les permita seguir llamando a las puertas de la banca comercial. Se dir¨ªa que en los pr¨®ximos tres a?os el FMI va a ser el rector a distancia de la econom¨ªa latinoamericana.
M¨¦xico, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Per¨², El Salvador, Honduras, Panam¨¢, Jamaica, Hait¨ª, Barbados y Dominica ya firmaron convenios con el Fondo en el transcurso de los ¨²ltimos doce meses. Brasil y Chile conf¨ªan hacerlo en los pr¨®ximos d¨ªas.. Bolivia, Ecuador y Venezuela est¨¢n en la lista de espera. Cuba ha decidido simplemente no pagar a sus acreedores hasta renegociar el monto total de su deuda.
?Qu¨¦ posibilidades hay de que en una etapa de recesi¨®n mundial estas naciones puedan pagar una deuda externa que en algunos casos importa las exportaciones totales de cinco a?os? Todos culpan de sus males a las altas tasas de inter¨¦s en los mercados financieros mundiales y al manejo a la baja de los precios de sus materias primas. A la larga la soluci¨®n estar¨ªa s¨®lo en el desbloqueo de las negociaciones Norte-Sur, que est¨¢n estancadas en las Naciones Unidas desde hace varios a?os.
Austeridad contra la crisis
Algunos especialistas opinan que a corto plazo s¨®lo una reactivaci¨®n de la econom¨ªa en los pa¨ªses industriales podr¨ªa aliviar el panorama latinoamericano. No parece que esto vaya a ocurrir en el curso de 1983. Nuevas suspensiones de pagos podr¨ªan estar a la vista.
M¨¦xico fue el primero en recurrir, en la segunda quincena de agosto pasado, a esta dr¨¢stica decisi¨®n. Sus reservas de divisas, expoliadas por la evasi¨®n, llegaron a estar en los setecientos millones de d¨®lares, apenas el dinero necesario para pagar las importaciones de dos semanas. La banca mundial acord¨® una moratoria de noventa d¨ªas, ampliada luego en cuatro meses m¨¢s, hasta el pr¨®ximo 24 de marzo.
Un programa de austeridad sin precedentes convenci¨® al FMI para otorgar a M¨¦xico un cr¨¦dito de emergencia de 3.900 millones de d¨®lares, en tanto que la banca internacional se dispone a inyectarle otros 5.500 millones, adem¨¢s de renegociar una deuda a corto plaza que asciende a 22.500 millones.
A base de aumentar impuestos, reducir gastos y tirar del petr¨®leo, es posible que M¨¦xico pueda este a?o solventar sus obligaciones exteriores. El precio no va a ser otro que el hambre para un m¨ªnimo de cuarenta millones de mexicanos. El miedo a posibles estallidos sociales es algo que se maneja en todos los c¨ªrculos pol¨ªticos y que ya ha empezado a saltar a la Prensa. El ¨²nico freno lo constituye el f¨¦rreo control que el partido del Gobierno (PRI) tiene sobre el pa¨ªs y la reserva casi inagotable de resignaci¨®n.
Pero nadie se atreve a vaticinar lo que puede ocurrir con una clase obrera que ha visto limitados sus aumentos salariales al 25%. con una inflaci¨®n que oficialmente lleg¨® al 98,8%, y que este a?o no bajar¨¢ del 50% en e? mejor de los casos. Gentes que hab¨ªan entrado en la sociedad de consumo regresan a niveles de pura subsistencia. El desempleo, que puede engrosar sus filas con un mill¨®n de personas m¨¢s, a?adir¨¢ nuevos ingredientes conflictivos.
Brasil, un gigante con problemas
La suspensi¨®n de pagos mexicana alert¨® a la banca mundial sobre el peligro de continuar prestando dinero a otras naciones que estaban en situaci¨®n semejante. El primer afectado fue Brasil, que ya ostentaba el r¨¦cord del pa¨ªs m¨¢s endeudado del mundo, con 81.000 millones de d¨®lares, convertidos ya en cerca de 90.000 millones.
El recelo de los banqueros oblig¨® a Brasilia a cubrir sus necesidades inmediatas con cr¨¦ditos puente, ya que nadie parec¨ªa dispuesto a firmar un compromiso a largo plazo. De esta forma su deuda externa, que estaba bien estructurada, pas¨® a tener en s¨®lo tres meses un peligroso componente de 11.000 millones de d¨®lares pagaderos a corto plazo.
El acuerdo de principio con el FM1 para un cr¨¦dito fresco de hasta 6.000 millones de d¨®lares ha desbloqueado las negociaciones con los banqueros, a los que pide Brasil otros 4.400 millones m¨¢s, y la renegociaci¨®n de 8.000 millones. Pero algunos acreedores, sobre todo medianos y peque?os, temen que esto no sea suficiente para las necesidades financieras del pa¨ªs a lo largo de 1983 y que en el plazo de seis a diez meses sea necesario volver a renegociar. De ah¨ª que se muestren reticentes ante las peticiones brasile?as.
Como medida de presi¨®n frente a los banqueros m¨¢s t¨ªmidos, el Gobierno de Brasilia acaba de decretar unilateralmente una suspensi¨®n de pagos provisional. Los deudores brasile?os ingresar¨¢n el monto de sus pagos en el Banco Central (equivalente al Banco de Espa?a), donde ser¨¢n retenidos hasta que se llegue a un acuerdo global con la banca.
Medios financieros de Nueva York han calificado esta decisi¨®n como chantaje inadmisible. Las cuentas que presenta Brasilia, que prev¨¦ para este a?o un super¨¢vit de 6.000 millones de d¨®lares en su balanza comercial, merecen, por otra parte, escasa credibilidad, m¨¢xime teniendo en cuenta que el ligero crecimiento (0'15%) de su producto interior bruto (PIB) en 1982 es s¨®lo un espejismo y que las previsiones para este a?o apuntan una disminuci¨®n de por lo menos dos puntos.
La econom¨ªa brasile?a supone por s¨ª sola dos terceras partes del conjunto de Am¨¦rica Latina. Su derrumbe traer¨ªa graves consecuencias para todo occidente. De ah¨ª que la Administraci¨®n norteamericana est¨¦ realizando enormes esfuerzos para sostener a Brasilia y convencer a los banqueros de que no es un negocio ruinoso seguir prestando dinero al gigante latinoamericano. El propio Gobierno brasile?o aporta su profesi¨®n de austeridad: la inversi¨®n del sector p¨²blico ser¨¢ reducida en un 20% para que la empresa privada pueda disponer de recursos financieros y los subsidios se cortar¨¢n de ra¨ªz para limitar el d¨¦ficit fiscal.
Los banqueros medios y peque?os creen que no hay seguridades suficientes. La estructura exportadora brasile?a ha pasado en los ¨²ltimos a?os a ser eminentemente industrial (60%), con una gran penetraci¨®n en Estados Unidos, Europa, Africa y Am¨¦rica Latina. El proteccionismo en los dos primeros casos, y su propia crisis en los dos ¨²ltimos ponen en serio peligro las exportaciones industriales. En todo caso ese super¨¢vit de 6.000 millones de d¨®lares, con el que piensan completar su estrategia financiera en 1983, parece una utop¨ªa. El ¨²nico argumento, este s¨ª de mucho peso, que tiene Brasil para convencer a los banqueros de que sigan prest¨¢ndole dinero es que s¨®lo as¨ª podr¨¢n recuperar los 90.000 millones de d¨®lares que . ya tienen comprometidos en pr¨¦stamos a este pa¨ªs.
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