Miguel Boyer quiere desligar las cuentas del pasado de su gesti¨®n actual

El Gobierno tiene previsto presentar a las Cortes, en el intervalo de unos 45 d¨ªas, dos tipos de presupuestos para que sean debatidos. El primero de ellos en el tiempo (en el transcurso del mes de febrero) ser¨¢ un presupuesto extraordinario que regularizar¨¢ las cuentas pendientes no contabilizadas y posiblemente tendr¨¢ un monto de unos 400.000 millones de pesetas. A finales de marzo, Miguel Boyer, ministro de Econom¨ªa y Hacienda, presentar¨¢ los primeros Presupuestos Generales del Estado (correspondientes a 1983) de la etapa socialista.

El presupuesto extraordinario es la consecuencia de una serie de situaciones econ¨®micas heredadas, algunas de ellas desde la mitad de los a?os sesenta. El Gobierno quiere hacer tabla rasa y comenzar de cero desde el momento de su llegada al poder. Boyer declaraba recientemente que la situaci¨®n econ¨®mica heredada "es preocupante y en algunos aspectos presupuestarios muy seria, ya que el d¨¦ficit es mucho m¨¢s elevado de lo que se hab¨ªa venido mencionando". Este d¨¦ficit oscilar¨¢ entre el bill¨®n y el bill¨®n cien mil millones pesetas, una cifra mucho m¨¢s elevada que la que el anterior ministro de Hacienda, Jaime Garc¨ªa A?overos, dej¨® prevista (831.286 millones).Pero las diferencias entre las previsiones de A?overos y la realidad que ahora contabiliza el equipo de Boyer no se reducen ¨²nicamente al d¨¦ficit presupuestario. En el debate posterior al discurso de investidura de Felipe Gonz¨¢lez, al hacer balance del pasado, hizo alusi¨®n a otras cuentas pendientes "desde 1967; repito, desde mil novecientos seis siete", dijo textualmente. Estas cuentas fueron evaluadas por Garc¨ªa A?overos en 125.098,5 millones de pesetas, y en ese monto fueron entregadas a Miguel Boyer.

En general, se trataba de anticipos de tesorer¨ªa que fueron pagados en su d¨ªa, pero que no tuvieron ni r¨²brica contable ni jur¨ªdica. Algunos de estos gastos provienen de cuando ocupaba la titularidad del Ministerio de Hacienda Espinosa San Mart¨ªn y se extienden en el tiempo, sin regularizarse, durante los mandatos de Monreal Luque (1969-1973), Antonio Barrera de Irimo (1973-1974), Rafael Cabello de Alba (1974-1975), Juan Miguel Villar Mir (1975-1976), Eduardo Carriles Galarraga (1976-1977), Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez (1977-1979) y Jaime Garc¨ªa A?overos (1979-1982).

Las cuentas se hinchan

Los principales cap¨ªtulos de estas partidas correspond¨ªan a saldos pendientes de cancelar en operaciones del Tesoro deudores, anteriores a 1970 (28.557,5 millones, correspondientes a corporaciones locales, Comisar¨ªa General de Abastecimientos, Patronato de Igualdad de Oportunidades, reestructuraci¨®n de industrias papeleras, etc.); anticipos conseguidos al Ministerio de Defensa para la realizaci¨®n del Plan de Modernizaci¨®n de las Fuerzas Armadas, anteriores a 1978 (por valor de casi 50.000 millones), y anticipos del Banco de Espa?a al Tesoro por asunci¨®n de deudas anteriores a junio de 1977 (por 47.000 millones, correspondientes a operaciones de la Comisar¨ªa de Abastecimientos y Transportes ... ).

Sin embargo, al echar las mismas cuentas el equipo Boyer, la cantidad a regularizar superaba los 200.000 millones de pesetas. La complejidad para encontrar las cuentas heredadas hizo que la regularizaci¨®n pendiente, que se pensaba aprobar en el Consejo de Ministros del pasado 29 de diciembre, quedase pendiente de un presupuesto extraordinario.

En este presupuesto se incorporar¨¢n, previsiblemente, algunos cr¨¦ditos extraordinarios tramitados tambi¨¦n durante la legislatura anterior, y que el ministro de Econom¨ªa y Hacienda quiere desligar claramente de su gesti¨®n. Entre ellos hay algunos otorgados como anticipos de tesorer¨ªa por valor de 240.000 millones de pesetas; tambi¨¦n existen otros agujeros en el cap¨ªtulo de corporaciones locales, por unos 40.000 millones, y de la Seguridad Social, por unos 20.000 millones.